- Mira Pipo, cada vez que se muere una perrita, como tu prima Negrita, que se murió hoy, yo siento que el mundo pierde un pedazo de nobleza, de sinceridad, de fidelidad y lealtad, pues esas y otras cualidades tienen ustedes.
- Es así Juancho, afortunadamente mi prima tuvo el cuidado de mi tía Liliana y de mi mamá hasta el último momento, pero cuántos hermanos no maltratan y asesinan a diario y lo más grave aún, que muchas personas al ver a los perritos enfermos o viejitos, no los cuidan, sino que los botan y los abandonan, cometiendo uno de los delitos más atroces que se puedan cometer contra un ser vivo.
El periodista Juancho Marcano y su perro Pipo, en vista del calor y la candente sequía, conversaban entretenidamente bajo la sombra fresca y oxigenante de su amiga la mata de mango, que sólo había escuchado, pero al oír hablar de los crímenes contra los perros, tomó la palabra:
"Lo he estado oyendo y en verdad tienen mucha razón en lo que dicen, pero yo también quiero opinar sobre el punto de vista que tengo sobre los hermanos árboles, de los cuales siempre he dicho que somos los más desprotegidos de los seres vivos, porque no podemos ni hablar, ni ladrar, ni gritar, cuando sentimos algo, bien sea sed o por estar enfermo. Pues bien, sucede y acontece que en estos próximos días, los humanos celebrarán el día del árbol y bueno no está malo, pero ocurre que aún no se ha creado la conciencia necesaria para que la gente quiera y respete a los árboles como debe ser; al contrario, muchos son tan hipócritas que dicen creer y querer a Dios, pero no le tienen el más mínimo cariño a las plantas, si no que no tienen piedad con ellas, y a machete y a hacha las asesinan en cuestiones de minutos y así muere una vida que tardó años y pasó trabajo para crecer.
Pero no era esto a lo que iba, sino que ese día que celebran como nuestro, a muchas personas se le ocurre hacerlo, sembrando árboles en cualquier terreno, y ahí van funcionarios, maestros y niños, y al final creen que eso es todo y más nunca riegan esas plantas, y estas se mueren y se cometen esos horrendos arboricidios".
Perro y hombre escucharon con atención a la mata de mango y le dieron la razón, pero decidieron volver a casa, por ser ya la hora del mediodía.