Matria bailadorense (19)

Jesús Soto en Bailadores, Tovar y Zea

Miércoles, 07/06/2023 12:24 PM

A propósito de su centenario (1923 -junio 5- 2023)

Dedicado a la Ing. Margarita Vivas Maldonado y a la Fundación Jesús Soto.

"No existen lo universal, lo nacional y lo regional. Existe todo. Y todo es universal. Nuestra aspiración es la de tener un país desarrollado. (…) La infantil idea de creernos poderosos al tratar de estrangular a los países industrializados con la fuerza del petróleo nos hizo aparecer como el aprendiz de brujo "

Jesús Soto. No tengo prisa.

A pesar de ser el pionero del arte cinético en la plástica universal hoy nada ni nadie lo recuerda en la zona y muy poco en el país. La desmemoria ha sido la causa de todos nuestros males del pasado, del presente y peor será en el futuro. Tampoco en su momento, cuando su presencia pasó inadvertida en Bailadores a no ser por algunos pobladores que se le acercaron y tuvieron la dicha de compartir con uno de los venezolanos más trascendentes del siglo XX. Así son las cosas diría Óscar Yáñez. Lo que en cualquier parte del mundo constituiría un motivo de orgullo, aquí ayer como hoy nos da igual, aunque duela reconocerlo, pero es así.

Fueron innumerables las visitas de Jesús Rafael Soto a Bailadores de la mano de don Iván Vivas unas veces de chófer, otras de fotógrafo y en la mayoría de compañero de tertulia y acompañándolo con grandes figuras de la plástica y de la música que venían a compartir con el Maestro o simplemente a hospedarse en su casa. La lista es larga.

A mediados de la década de los 60 Iván Vivas viajó a París en compañía de su mamá y estando allá busco en la guía el número telefónico del Maestro Jesús Soto y lo llamó para manifestarle que: "…lo admiraba mucho y quería hacerle fotos en su taller" Soto le respondió: "-vente esta tarde que tenemos una parrillada aquí en la casa", la reunión se prolongó hasta la madrugada y así nació una amistad por cuatro décadas. Contaba Iván que ese día coincidieron en casa de Soto: "el chileno Alejandro Morel, Jean Tinguely, el israelita Agam… Estaba Denise René (su primera y última galerista francesa), el gran guitarrista Paco Ibáñez. …al ser entrevistado en una oportunidad por la Televisora Española, reveló que había aprendido a tocar guitarra con Jesús Soto"(1) Tres meses después, Soto regresaría a Venezuela y llamó a Iván para venir a Tovar, fue su primera visita. En 1969 regresaría de nuevo Iván a París en compañía de Rodrigo Guerrero y nuevamente visitaría al Maestro Soto.

En marzo de 1975, Jesús Soto estuvo de "vacaciones en Mérida"(2) había venido a finales de 1974 por razones de trabajo con motivo de la instalación del Museo con su nombre en Ciudad Bolívar -Iván Vivas formó parte del Consejo Superior del Museo Jesús Soto en la década de los 90-. De nuevo visitó a Iván en Tovar, quién ya tenía una colección importante de arte sobretodo de hacedores populares. Iván Vivas con sus dotes de anfitrión lo llevó a conocer a Bailadores y sus campos. Soto quedó enamorado del paisaje y su gente. Aunque intentó comprar un par de casas en Tovar cercanas a la de Iván, no le gustaron y la Hacienda La Victoria, pero el negocio no se concretó. Hasta que le ofrecieron la finca en Los Espinos – Bailadores y de una vez le dijo a Iván "este es el sitio", la compró y la remodeló a su gusto. Era un gran arquitecto sin título, la ULA lo doctoro Honoris Causa en 1990.

En 1982, ante la negativa de un pintor de la zona para exponer en Zea y a solicitud de dos jóvenes estudiantes zedeños, Iván Vivas logró que la obra del Maestro Soto fuese expuesta en el Club 19 de abril de Zea -pocos lo recuerdan-, lo que en principio iba a ser una exposición de gráficas terminó con originales. Algunos pudieron comprar sus cuadros y gráficas, incluso el Maestro Soto bautizó dos de sus obras: "Zea I y Zea II" (sería interesante saber si existen y a quien pertenecen actualmente). Quedaría pendiente el montaje de una exposición con su obra retrospectiva en Tovar, que nunca se realizó por razones de la falta del dinero para cubrir el seguro. En 1985, al inaugurarse el Ateneo llevaría su nombre y el boulevard que manos inescrupulosas al llegar el régimen chavista a la Alcaldía lo destruyeron. A inicio de los 80 Jesús Soto trato de intermediar con el Ministro de Estado para la Cultura Luis Pastori para establecer a propuesta de Carlos Contramaestre -director de Cultura de la ULA- e Iván Vivas el Museo de Arte de Tovar.(3)

Una vez comprada la finca de Los Espinos, Soto comisionó a Iván Vivas para llevar a cabo la remodelación, recuerdo una vez haber visto en casa de Iván los planos a mano alzada hechos por el mismo Soto, quien la convirtió en un oasis de tranquilidad y su lugar preferido de descanso en Venezuela. A partir de ese momento, las visitas de Soto fueron más continuas y en su itinerario de regreso al país eran obligadas sus estadías en Ciudad Bolívar y en Bailadores, donde a veces llegaba directo de Europa y se instalaba por una semana, eso lo hacía con frecuencia tres o cuatro veces al año. Dejo de venir en el 2003 por prescripción médica, ya padecía del cáncer de próstata. Siempre he pensado que la casa de Soto en Los Espinos debería convertirse en un centro internacional para la enseñanza y fabricación de guitarras y de intercambio de saberes en las artes plásticas, así se lo he manifestado a las autoridades de la ULA y del Cevam, fue un sueño durante mi pasantía como director del IMUCU en Bailadores. Hasta llegué a delinear la propuesta Que sea una colmena dedicada a los saberes populares y académicos, a rendir homenaje perenne al Maestro y mantener vivo su legado. Sería una lástima que sea vendida y convertida en la antítesis de lo vivido y soñado por su idealizador Jesús Soto.

Soto con Iván Vivas frecuentaba los artistas populares a don Luis Zambrano, don Baudilio Belandria y don Luis Barón, el mercado de Tovar le gustaba la comida que allí hacían. Contaba Iván que una vez se detuvo en uno de los puestos del mercado de Tovar a observar las capelladas de las alpargatas, cuando Iván reparo en su interés le manifestó que: "de muchacho él las hacía con una máquina que diseño con dos clavos"

La vida del Maestro Soto es aleccionadora, sobrevino de una escasez extrema, aunque nunca le interesó el dinero. Contaba Iván acerca de la "Torta de la pobreza", cuando niño sufrió de una fiebre interminable y sin médico que lo atendiera ni remedios a mano su mano, se le ocurrió a la mamá y a la abuela hacer una "torta de Casabe", era lo único que le podían poner caliente en la espalda y después calentarla para colocarla en el pecho, una vez que el niño se mejoró se comieron la torta con todo y sudor, no había que más comer.

Para Soto era coincidente venir en febrero y en septiembre por la feria del Sol y de Tovar que le recordaban cuando fue aprendiz de torero, por eso su gran afición. Siempre estaba en primera fila disfrutando del "arte mayor" como consideraba el toreo.

A partir de 1988 asistió a casi todos los festivales del violín de Los Andes hasta el 2000, cuando se tovareñisó y se perdió en las tinieblas de la mala gerencia.

Hay un hecho muy singular ocurrido en septiembre de 1988 y que bien vale la pena recordar para concluir esta remembranza, el filósofo Alberto Garrido le había pedido al Maestro Soto la "posibilidad de sostener una larga conversación" para hablar de manera entendible para cualquier mortal de la obra de un abstracto. La intención era "demostrar que hasta el arte cinético puede tener una explicación lógica..."(4) y por lo demás sencilla. Así durante un par de días en septiembre de 1988 se reunieron en la casa de Soto en Bailadores, con un testigo y fotógrafo de excepción: Iván Vivas.

La conversa nunca fue interrumpida, hasta el punto que el primer día por la noche fue que recordaron que no habían almorzado. De esa jornada salió el libro "No hablemos de Dios, conversaciones con Jesús Soto" (1988, 2005), que después le fue cambiado el título y modificado en algunas cosas muy puntuales "No tengo prisa, conversaciones con Jesús Soto" (1989). Al Maestro Soto no le gustó el primer título, aunque más comercial. En algún momento contaré sus razones...

El libro es de una exquisitez sin comparación y nos permite conocer a profundizar el pensamiento de Soto. Recuerda don Alberto Garrido en la introducción: "La impresión que me queda de Soto, al final del trabajo, es la de un hombre obsesionado por la idea de superación, que pudo construir una vida de creación y un arte mayor desde la nada de aquella lejana Ciudad Bolívar"(5) Recordemos que Soto nació el 5 de junio de 1923, en una Venezuela azotada por la dictadura y en medio de todos los males y la ignorancia posible. Que según la expresión de don Mariano Picón Salas "entro al siglo XX en 1935" con casi cuatro décadas de atraso y cien guerras civiles a la espalda. Todavía somos un país de montoneras, ahora de ignorancia.

El libro es una amena conversa entre dos baquianos que nos hablan de la relación entre el arte y la política o mejor aún entre los artistas y los políticos, dignificando a los primeros. Señala Soto que: "¿Por qué el arte tiene que estar al servicio de la política y no la política al servicio del arte?" y más adelante señala de manera lapidaria "La historia la hacen los artistas, los hombres de ciencia. Los grandes políticos son extrañísimos en la historia. Rarísimos. En cambio, la historia está llena de hombres, pensadores, que hacen filosofía, ciencia y arte"(6), todo muy cierto, pero lamentablemente gobernados por una caterva de incultos, bolivareros y enemigos de las artes. La ignorancia puede más que la razón.

Para la historia y desde Bailadores quedó plasmado el pensamiento de Soto acerca de: "Dios y los nativos del Amazonas, la teoría de la relatividad y el panteísmo, Heráclito y Planck, Narváez y Gabo, los maestros de la pintura, sobre todo Mondrian y Malevich; Neruda y Bretón, Trotsky y Stalin, el zen y Bachelard, la madre y la guitarra, la identidad nacional y una niña de Oxford, los críticos de arte y los penetrables..."(7) de todo eso y mucho más hablaron en esos dos días estos dos maestros. Un trabajo que debería ser leído por todos los estudiantes de arte y los políticos que nos gobiernan para que entiendan que la cultura es algo más que parches de gocha gorda y que figuras como el Maestro Jesús Soto deben ser recordadas y más en Bailadores tierra de sus querencias, donde nunca pudo ser Profeta. Al menos debería colocarse una placa en su honor o la municipalidad propiciar el encuentro de la sociedad civil y la Fundación Jesús Soto para constituir y asumir su casa como un proyecto de vida y luz del pueblo.

Aunque decía el Maestro Soto: "Nunca me ha gustado hablar de mi obra. Si mi obra no puede hablar por ella misma, tiene que continuar haciendo un esfuerzo"(8) La obra de Soto habla por sí sola en el mundo, su autor no necesita presentación, es el venezolano más universal del siglo XX, aunque en Venezuela sea necesario recordarlo y en especial en pueblos como Tovar, Bailadores y Zea donde la desmemoria está en el orden del día.

Tal como lo señala el epígrafe "…todo es universal", Jesús Soto fue y es un venezolano del Mundo, que bien pudo ser francés de haber querido su nacionalidad. Los franceses lo admiraron y protegieron como aquí nadie lo hizo ni lo hará. Fue Chevalier de l´Orde des Arts et des Lettres, Francia y en su pecho colgó desde 1989 la Medaille des Arts Plastiques. Académia de Arquitectura, Paris, Francia. El maestro Soto nació y murió siendo venezolano con el más alto reconocimiento Universal. Apostó por un país desarrollado y legó su colección de Arte a su Ciudad Bolívar natal, para que el común de la gente no tuviese que ir a Paris a aprender del Cubismo u otras expresiones de las Artes. Ese fue y es el gran legado de Soto, tan venezolano como el río padre Orinoco. Raigal, único e irrepetible. Soto es Venezuela y Venezuela es Soto. Es nuestra mayor identidad nacional y no la que el gobierno nos quiere imponer.

Notas:

  1. Entrevista de Alberto Garrido a Iván Vivas (inédita) p. 1

  2. (30 de marzo de 1975) Jesús Soto de vacaciones en Mérida. El Vigilante, p. ¿?

  3. OIRPP (12 de enero de 1980) Museo de Arte fundaron en Tovar. El Diario de Mérida, p. 5.

  4. Garrido, Alberto: No tengo prisa. Conversaciones con Jesús Soto. Consejo de Desarrollo Científico, Humanístico y Tecnológico de la ULA y Litexa venezolana. Talleres de Editorial Venezolana C.A., Mérida, 1989. p. 5.

  5. Ídem. p. 5.

  6. Ibídem. pp. 42-43

  7. Ibídem. p 6.

  8. Ibídem. p. 67.

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