Latinoamérica y el Caribe : debe tener un papel protagónico en la construcción de ese nuevo mundo y no dejarlo exclusivamente en manos de sus principales causantes.
No se puede caer en el mismo error cometido cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial y se crearon las Naciones Unidas, proceso en el cual nuestra región enajenó sus posiciones e intereses en manos de los de las potencias victoriosas, a pesar de que países como Brasil, Argentina y México tenían un destacado grado de desarrollo, que justificaban su papel protagónico
Esa conducta errónea, que privó a Latinoamérica y el Caribe de una voz potente en el concierto internacional, acarreó que posteriormente la mayoría de nuestros gobiernos fuesen utilizados como simples peones en los conflictos entre las grandes potencias, ocasionando que hayamos padecido una sucesión de hechos nefastos, como Golpes de Estado, Magnicidios, crueles dictaduras, guerras civiles, etc. que castraron nuestro desarrollo, al punto de padecer una pobreza creciente en gruesos sectores sociales de nuestros países.
En ese nuevo orden internacional que se asoma, se menciona que Brasil tendría un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, hecho que nos parece excelente en la defensa de nuestros pueblos.
Pero hay un peligro que puede atentar contra esa defensa, y es el hecho de que en el futuro puede acceder al poder de ese país mandatarios que por ideologización extrema, o por representar los intereses de los depredadores de la Amazonía, actúen contra del las causas del resto de la región.
Es por ello que los demás países del área latinoamericana y caribeña debemos tener también un puesto permanente en ese Consejo de Seguridad.
Razones sobran. Por ejemplo, nuestras poblaciones tomadas en conjunto (más de 450 millones de habitantes), duplican la de Brasil (209 millones de habitantes). Igual sucede con el PIB. Según el FMI, el PIB PPA en millones de dólares de nuestros países en conjunto sumarían, 8.410.944 para el año 2023, en tanto que Brasil, de acuerdo a ese mismo estimado llegará a 4.020.381.
En palabras sencillas, los países hispanoamericanos y caribeños tenemos un poder significativo en la escena mundial que debemos saber utilizarlo a nuestro favor. Para ello debemos lograr una unión cuya conducta se eleve por encima de esa dañina ideologización, actuando en función del bien común, en el cual la lucha en contra del Cambio Climático juega un papel de primer orden.
CONTRA LA FORMACION DE AISLADOS BLOQUES REGIONALES
Por otra parte, se corre el peligro de que, con la unión suramericana, de naciones, se materialice, el viejo propósito de las grandes potencias de dividir la región en bloques desconectados entre sí. En el pasado lo vimos con figuras como Mercosur, la Comunidad Andina, la Unión Centroamericana, etc.
La unidad latinoamericana y caribeña debe abarcar a todos, o a la mayoría de sus países en un solo bloque. No hay otra.