El escenario político y social regional está marcado por la conflictividad laboral en el marco de una profunda crisis económica. El reclamo de los trabajadores es justo e impostergable. No se resuelve la conflictividad laboral encarcelando, persiguiendo y atemorizando a los trabajadores y su familia. La represión contra los dirigentes laborales solo pretende esconder la crisis de las Empresas Básicas y contener cualquier lucha. Pueden "correr la arruga", pero la conflictividad reaparecerá porque no están presentando soluciones y, en su reclamo, los trabajadores tienen la razón.
Los trabajadores no son los responsables de la de la crisis que padecen las Empresas Básicas. La poca producción que se ha mantenido es por el esfuerzo y tenacidad de los trabajadores quienes han sostenido su actividad sin los insumos, repuestos e implementos de seguridad industrial necesarios. El epicentro del deterioro progresivo de las empresas y el proceso productivo está en la incompetencia y la corrupción de quienes han tenido la responsabilidad de dirigirlas en contubernio con esa pervertida casta burocrática que se congrega en la CBST. Tampoco resulta muy válido el argumento de las sanciones contra el país como causa esencial de esta situación. Se ha banalizado la "guerra económica" para utilizarla como excusa y justificación de la parálisis del aparato productivo.
Los trabajadores han retomado la lucha por un salario digno, recuperación de los puestos de trabajo, respeto de los derechos laborales y beneficios contractuales escamoteados con artificios legales como el memorando 2792. El reclamo se agudiza por el engaño reiterado, el incumplimiento de compromisos adquiridos y el creciente deterioro de la calidad de vida del trabajador y su grupo familiar. Han utilizado los mecanismos adecuados sin causar daño a la empresa, sin incurrir en violencia y planteando la urgencia de su reclamo. Esta lucha, con sus particularidades, tiene aspectos similares en todas las empresas, no es exclusiva de SIDOR.
Los responsables de la ruina de las Empresas Básicas siguen actuando a diestra y siniestra. Solo fueron detenidos Maldonado y sus colaboradores inmediatos. "Caiga quien caiga" se quedó en puro anuncio. Contradictoriamente, los trabajadores que con su esfuerzo han garantizado la producción posible, están presos, perseguidos o atemorizados junto a su familia. La esperanza en la recuperación de su salario, los puestos de trabajo, los derechos laborales y contractuales pretende ser ignorada o mediatizada.
La represión como mecanismo para resolver los conflictos laborales no tiene ningún resultado positivo, ni ayuda a la reactivación del aparato productivo. La detención de 3 dirigentes sindicales y la orden de captura contra otros se pueden convertir en un detonante que profundice la conflictividad o en una acción que atemorice a los trabajadores, pero no estimula el compromiso productivo. Los trabajadores de Guayana tienen una histórica tradición de lucha y saben cómo afrontar esta situación. Esta lucha no puede ser quebrantada con marchas de funcionarios públicos que asisten obligados, ni por divagaciones etílicas de esquiroles que invocan a Alfredo Maneiro para hablar de "razón, ventaja y exceso" porque los trabajadores tienen la razón.
A la Junta Interventora de la CVG, la invitamos a hacer una minuciosa reflexión que les permita evaluar su responsabilidad y la actuación de sus integrantes en el contexto de la realidad de Guayana, propiciar la inmediata libertad de los trabajadores presos y cese al hostigamiento para abrir un espacio de dialogo diáfano y democrático. De lo contrario nos corresponde divulgar una profecía conminatoria que advierte la perdida rápida y efectiva de la confianza que, inicialmente, le manifestaron los trabajadores. Aquí nadie puede cantar victoria, ni sentirse derrotado. La lucha está comenzando porque los trabajadores tienen la razón, están articulando la ventaja y no cometen excesos…