Cáscara Amarga 767

El príncipe del nublado

Domingo, 25/06/2023 10:51 AM

El príncipe del nublado. El príncipe del nublado, el albatros. Y, El albatros, en Las flores del mal, asina se llama el poema de Charles Baudelaire: "El poeta es como ese príncipe del nublado/ que puede huir las flechas y el rayo frecuentar; / en el suelo, entre ataques y mofa desterrado, /sus alas de gigante le impiden caminar." Y, asina, en la contradictoria percepción maleoiana profunda del poeta, de entre el pensamiento y el sentimiento, de entre la consciencia y la inconsciencia, de entre el exceso y el defecto, de entre el suelo y el cielo, el poeta, tal cual al albatros, aleja a las flechas y al rayo enfrenta, de entre el suelo y el cielo, a mas y a más, de entre el fontanero y el fuego, de entre el mar y el desierto, y, de entre, en donde ha de estar Dios, pues, Dios no está en los extremismos exclusos exclusivos aristotélicos. O sea, asina tal y como Dios, es el poeta, en el contradictorio camino medio equilibrado tomado sino destino comino comido suelo cielo suele, solo y sólo, de entre la solaridad y egocentricidad, la humana humanidad concordada maleoiana profunda atocar. O sea, asina tal y como Dios, es el poeta, en la tensiva armonía simultánea contradictoria grisácea nubosidad equilibrada maleoiana profunda del príncipe del nublado.

Con digresión y sin digresión, el príncipe del nublado de entre el suelo y el cielo. Y, el príncipe del nublado, es la representación en la literatura griega ateniense, encarnado en el dios Apolo. En tanto que en la literatura griega ateniense, la lechuza, la princesa del suelo, ha de estar encarnada y representada en la soltera diosa guerrera Atenea. Agora ahora hogaño: Qué ha de poder surgir del enlace cruce manipuleo, de con la ingeniería genética, de entre la princesa del suelo de Atenea y el príncipe del nublado de Apolo. A buen seguro, que ha de ser ave mítica mitad lechuza y mitad albatros, aun y aún, ave armónica juguetona concordada abismal y que no satírica lasciva cínica ave abisal, a mas y a más, y, a buen seguro, que no ha de cejar su trono la princesa del suelo ni tampoco el príncipe del nublado.

Con divagancia y sin divagancia, el príncipe del nublado, de entre el suelo y el cielo. El albatros, aleja a las flechas y al rayo enfrenta. Del suelo tienden las flechas al punto crucial decisivo inflexivo topológico borroso en camino medio tensivo armónico simultáneo ave albatrosiana de albatros equilibrado maleoiano profundo y desde el punto crucial decisivo inflexivo topológico borroso en camino medio en que el rayo trasciende al cielo. A mas y a más, empero y pero, el punto crucial decisivo inflexivo topológico borroso en camino medio tensivo armónico simultáneo, de entre la tendencia y la trascendencia, casos correlativos, en el punto crucial decisivo inflexivo topológico borroso es el límite límbico lírico entorno y alrededor, el punto un medio, de la nueva conceptualidad del concepto postmoderno de límite matemático, desprendido de la modernidad ilustrada originaria de límite matemático de Isaac Newton y Gottfried Leibniz, de la tendencia al punto cero. Y, el albatros, aleja a las flechas y al rayo enfrenta, la tendencia y la trascendencia, en el punto crucial decisivo inflexivo topológico borroso en camino medio tensivo armónico simultáneo de la postmodernidad de límite en el príncipe del nublado.

Con digresión y sin digresión, el príncipe del nublado, de entre el suelo y el cielo. El albatros, aleja a las flechas y al rayo enfrenta en el punto límbico lírico límite crucial decisivo inflexivo topológico borroso en camino medio tensivo armónico simultáneo equilibrado dinámico dialéctico difuso de la perogrullada primera vez de Perogrullo de la tendencia y de la trascendencia. Agora ahora hogaño, la nueva postmodernidad del concepto de límite matemático, ya no es de tendencia al cero, ahora es también de tendencia y de trascendencia en sino destino tomado camino comido en el punto un medio. Un medio, punto al que tiende a alejar las flechas y punto al que trasciende a afrontar el rayo, el Albatros del poeta y príncipe del nublado.

Con concordancia y sin concordancia, el príncipe del nublado, de entre el suelo y el cielo. Y la nueva conceptualidad postmoderna de límite matemático. Y, la anunciara Albert Einstein, el padre fundador abanderado de la física cuántica relativista. Y, el físico cuántico relativista cosmológico anunciara la nueva conceptualidad de límite matemático de entre el campo electromagnético de la luz y el campo gravitomagnético de la Tierra, de entre la materia y la energía, en que la Energía igual a la masa por la velocidad dela luz. Y, el físico cuántico relativista cosmológico anunciara la nueva conceptualidad de límite matemático de entre de la teoría especial de la relatividad y la teoría general de la relatividad. Y, Albert Einstein, mata el tigre y le tuvo culillo al cuero, en que anunciara la nueva conceptualidad postmoderna de límite matemático, y, dijera que: "Las leyes de la matemática en la medida en que se refieran a la realidad no son ciertas y en la medida en que son ciertas no se refieren a la realidad. Albert Einstein, estaba tocando la borrosidad, la grisura, lo difuso, lo caliginoso, y, en el imaginario había margullido en el río de Heráclito, y, Einstein sin mojarse el culo, pronunciara semejante apotegma de las leyes de la matemáticas, en el punto límbico lírico límite crucial decisivo inflexivo topológico borroso en camino medio tensivo armónico simultáneo equilibrado dinámico dialéctico difuso de la perogrullada primera vez de Perogrullo de la tendencia y de la trascendencia, que Maleo, le tomara, y le incorporara a su tesis de TINACO y la Filosofía de las 4E. Y, lo dicho por Einstein, es tanto como si estuviera enunciando lo del quiasmo río heraclitoiano de Heráclito: "Un río no es dos veces el mismo río y es el mismo río las dos veces." Einstein, al igual que con Heráclito, estaban mandando al carajo a Aristóteles. Mas y más, tigre y cuero, valentía y culillo, tercios opuestos, casos correlativos, y, mas y más, pero y empero, Einstein, quedose en la vera del camino, por culpa de Aristóteles, al asumir, Einstein, el principio del tercio excluso, principio exclusivo extremista disyuntivo excluyente del, de él, de Aristóteles: "O estás conmigo o estás con mi enemigo", dos tercios opuestos, tigre y cuero, valentía y culillo, en que, dice el Principio del tercio excluso de Aristóteles: "De entre dos tercios contradictorios, no ha de haber tercio medio" . Y, aquí murió la teoría del campo unificado de Einstein. Y, endenantes, Aristóteles, fuera muerto por Niels Bohr, y el Principio de la complementariedad de entre la materia y la energía, tercios contradictorios. El Principio de la complementariedad de entre la onda y la partícula, tercios contradictorios. Y, endespués, fuera, Albert Einstein recuperado y reivindicado por El Albatros del poeta Baudelaire, en el punto límbico crucial decisivo inflexivo topológico borroso en camino medio tensivo armónico simultáneo equilibrado dinámico dialéctico difuso de la perogrullada primera vez de Perogrullo de la tendencia y de la trascendencia, de entre materia y energía, fuera Albert Einstein reivindicado de la mano del príncipe del nublado.

Si el príncipe del nublado, aleja a las flechas y al rayo enfrenta. Entonces sea dicho que, el príncipe del nublado, lograra la conjunción del quiasmo río heraclitoiano y el quiasmo río einsteiniano. Ergo vergo sea dicho que, a según Heráclito: "Un río no es dos veces el mismo río y es el mismo río las dos veces. Que a según Einstein: "Las leyes de la matemática en la medida en que se refieran a la realidad no son ciertas y en la medida en que son ciertas no se refieren a la realidad. Que la Filosofía de las 4E de Maleo es continente que fusiona y conjuga ciencia y poesía, entendimiento y estética. Que gracias a El Albatros del poeta Baudelaire, fusiónanse y conjúganse en el loco lógico lúcido punto límbico lírico límite crucial decisivo inflexivo topológico borroso en camino medio tensivo armónico simultáneo equilibrado dinámico dialéctico difuso de la perogrullada primera vez de Perogrullo de entre la tendencia y de la trascendencia, en que fusiónanse y conjúganse ciencia y poesía de la mano del príncipe del nublado.

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