Los trabajadores cobramos los bonos de lo que nos quitan en vacaciones y aguinaldos. ¿El modelo chino?

Domingo, 25/06/2023 11:08 AM

Fedecámaras y el gobierno están reviviendo sus diferencias, que si bien no son "irreconciliables", puesto que esto supone unos fines inexistentes, no dejan de incomodar a uno y otros.

Ha sido muy notorio, desde hace un tiempo considerable, dado el fracaso absoluto que significó la oposición guarimbera en sus intenciones de tumbar al gobierno, desde los tiempos de Chávez, en lo que el empresariado participó activamente, que la nueva dirigencia de Fedecámaras se propuso rehacer sus relaciones con el gobierno, sobre todo con la aparición de algunos personajes de la llamada "burguesía revolucionaria", la que si bien no controló al organismo, más bien se disolvió en ella, sí pudo haber servido para que las relaciones entre esos entes, Gobierno-empresariado, hayan dado un vuelco sustancial.

"La nueva dirigencia" empresarial, convencida que los políticos que manejaban la oposición, con sus actos de violencia, no sólo habían fracasado sino contribuido a hundir más al país, optó por tender un puente entre ella y quienes gobernaban. Más cuando los intentos de diálogo terminaban en el fracaso y ahondando las diferencias. Pero el gobierno hizo lo propio, creo su burguesía financiada, la introdujo en Fedecámaras y construyó un eficiente y hasta cómodo puente.

Las recientes declaraciones de Donald Trump, si algo ilustrativo tienen, es haber puesto de manifiesto en el discurso, como la política de la oposición extremista, tuvo en aquellos tiempos de guarimbas, el fin de someter al país al control de Estados Unidos, aunque siempre lo ha estado, pero ahora más por la necesidad de asegurarse el petróleo de manera definitiva dado los cambios que se dan el mundo. Eso nunca ha sido un secreto, cualquiera que medio estudie la historia de la economía venezolana lo sabe, sólo que Trump, por esos gestos intemperantes a los que es asiduo, habló por la calle del medio y lo reconoció.

Por eso, la oposición se tornó violenta, sobrevalorada e intentó desconocer toda la legalidad derivada de la historia nacional moderna y sobre todo del reciente proceso constituyente, el de 1999. Pero, entre otras cosas, por carecer de respaldo popular y militar, dado el peso del liderazgo de Chávez, terminó en el fracaso, lo que llegó a su mayor expresión en el 2014, pese haber ganado las elecciones legislativas,

La creación por parte del gobierno de la llamada "burguesía revolucionaria" que tiene sus antecedentes en lo que he llamado "el Proyecto Frankenstein", intento adeco de controlar a Fedecámaras con burgueses fabricados a fuerza de créditos blandos y el gobierno ahora el suyo lo asocia "al modelo chino", en medio de aquel horrendo fracaso de la oposición, estimuló o generó en Fedecámaras, la idea de acercarse al gobierno, recomponer sus relaciones, dado se percataron que en éste no había intención ni idea alguna para hacer nada por desarmar, ni restarle nada en favor de los trabajadores, al modelo capitalista. Más bien se percataron que, dada la debacle del negocio petrolero venezolano, el gobierno estaba debilitado y era posible domesticar, aparte que, sin duda, viendo el asunto desde la perspectiva cultural, muerto Chávez, en la orientación de aquél, hubo un cambio sustancial. No es lo mismo, Chávez, su discurso, ideas y hasta asesores que lo que ahora acontece.

A todas estas, la convicción de ambas partes, gobierno y oposición que no iban por ninguno de los caminos que ambos soñaron por separado y de manera distinta, empezaron a pensar en diálogo en lo que EEUU, por las mismas razones optó por lo mismo.

Pero en esto del diálogo, donde oposición y gobierno, no fueron capaces de hallar en qué ponerse de acuerdo, por falta de claridad de miras y la injerencia extraña, también terminó en el fracaso.

En esas circunstancias, como con cierta libertad, más por la intermediación de "la burguesía revolucionaria", Fedecámaras empezó a jugar el rol de comando político opositor. Lo que condujo a acuerdos y acercamientos pero también distanciamientos. En la medida que Fedecámaras se acercaba más al gobierno y con este acordaba asuntos en materia económica, en lo que lo que aquel hacía fáciles concesiones, la oposición perdía pertinencia y hasta respaldo en la calle y en sus aliados internacionales, hasta llegar a lo último, de dar por terminado el idiota interinato, aunque muy relancino en lo disponer malamente de bienes e ingresos dinerarios nacionales. Hasta llegar al momento que Fedecámaras sustituyó a la oposición política, aparte de su natural rol y se convirtió en el verdadero intermediario entre el gobierno de Estados Unidos y el venezolano.

De manera que, para llegar a ese estado de cosas, el gobierno venezolano empezó a retroceder en lo que respecta a los sueños de Chávez y el "Plan de la Patria" y más aquel sueño, sustentable o no, del "Socialismo del siglo XXI".

De los tantos acuerdos entre ambos factores, como la renuncia gubernamental a regular, controlar los precios de las mercancías, sobre todo en el área alimenticia y sujetar hasta donde fuese posible la inflación y la manipulación monetaria, destaca también el acuerdo para contener el debido crecimiento de los salarios y hasta el desconocimiento de los contratos de trabajo. Para ello apelaron, gobierno y Fedecámaras, a la receta liberal, de los tiempos del mercantilismo, conocida como monetarismo que convivió con el modelo esclavista en América.

Este plan que "supuestamente", según Andrés Giussepe, se corresponde con la aventura de poner en práctica en Venezuela el modelo Chino, tal como según el antes mencionado, declaró Freddy Bernal, quien suele aparecer de pronto, haciendo anuncios en materia económica de competencia nacional, pese su discreta función de gobernador. Recuerden que fue él, en días anteriores al último primero de mayo, quien generó una falsa expectativa cuando dijo que vendría "un importante aumento salarial de manera sostenible".

Para Fedecámaras implica, poner las cosas en su sitio, tal como corresponde en el modelo capitalista, que los inversionistas ganen cada vez más, tal como ha venido sucediendo. Recordemos que, el mismo Giussepe, nos informó que "la distribución estimada de los Ingresos Nacionales (PIB) entre los factores (trabajadores, empresarios y el Gobierno) de Venezuela durante el año 2021, se estima en apenas 18,3% para los trabajadores, 72% para los empresarios y 9,7% para la recaudación del Estado". Circunstancia esta que nada tiene que ver con el modelo chino y si bastante con el capitalismo clásico o "puro, simple y hasta salvaje".

En medio de esta conflictividad, dado que los planes acordados entre ambos no han funcionado como esperaban y más que Fedecámaras ha continuado presionando al gobierno para lograr su fin fundamental a mediano plazo, lo relativo a modificar la LOT, por lo pertinente al pago de las prestaciones sociales a la vieja usanza, como en la IV República, tema en el cual el gobierno no se atreve o, para mejor decirlo, teme ceder, más cuando los trabajadores comienzan a manifestar su inconformidad y las protestas ya no son de los muchachitos "manos blancas" y las madres clase media preocupadas porque les quitarían sus hijos, el ente empresarial, por medio de su presidente, Carlos Fernández, manifiesta que, "el plan implementado por el gobierno nacional para contener la inflación ha repercutido negativamente al restringir una posible expansión de la economía".

https://www.aporrea.org/actualidad/a322667.html

Pero su gesto, ajeno a la responsabilidad que le incumbe, dado sus acuerdos con el gobierno, se complementa con lo demagógico envuelto en lo de "se desaceleró el crecimiento del consumo, en comparación con 2021 y 2022. Añadió que tampoco se ha generado una recuperación en el ingreso de los trabajadores".

Justamente, la desaceleración de la economía, se corresponde con la inflación, determinada por la manipulación del dólar, en lo que Fedecámaras tiene responsabilidad y competencia y no por la subida del salario. Pues desde hace dos años, éste ha estado estancado, por los acuerdos entre el gobierno y Fedecámaras, en vista de las dificultades e inconvenientes que implica la modificación de la LOT.

Pero cuando Fedecámaras habla de subir el salario mínimo, se refiere sólo al del sector oficial, dado que sus integrantes, por la necesidad de conservar la buena y abundante mano de obra que aún queda en Venezuela, pese la estampida provocada por quienes en el pasado quisieron tumbar al gobierno y la debacle económica derivada de mala praxis del mismo y las sanciones de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, pagan salarios por encima del oficialmente determinado, pero aun así muy bajos con respecto a la capacidad y ámbito de nuestro economía y en comparación con otros países. Por lo que los aumentos que ese ente demanda, no les incumbiría a ellos. De manera que la distribución del ingreso, de la cual habla el BCV, se mantendría en la misma tendencia; es decir, exageradamente en favor del empresariado.

Pero el sector oficial también tiene muchos pecados encima, empezando por vender la falsa idea, no ya del socialismo, sino del modelo chino, pese que como ya dijimos, la distribución del ingreso en Venezuela favorece groseramente al sector privado, como en el tradicional y añejo modelo capitalista.

La injusticia contra las trabajadores está llegando al extremo que, los bonos mensuales que el gobierno ha optado por pagar a cambio de no subir el salario, con el cuento que eso sería lanzar al torrente de la economía dinero inorgánico, argumento desmentido por las cifras, los extrae del bolsillo de los propios trabajadores. Pues, al no subir el salario, y por las subidas del dólar, el achicamiento del ingreso de los trabajadores por concepto de vacaciones, aguinaldos y amortizaciones de las prestaciones sociales, son más que suficientes y hasta sobran para pagar los bonos. Es decir, estos, los bonos mensuales, los pagan de los ingresos que por derecho corresponden a los trabajadores y en cambio le son sustraídos, al no aumentarles los salarios, pese las corridas del dólar y lo establecido en los contratos de trabajo.

El proceder es, ni más ni menos, como sacarles a los trabajadores parte sustancial de lo que tiene el bolsillo derecho y pasárselo, ya devaluado además, para el izquierdo.

Para este mes de julio, el pago de vacaciones y el de aguinaldos en diciembre, de mantenerse las cosas como están, resultará en un 50 por ciento menos que el año pasado. ¿Qué tiene esto del modelo chino?

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