Como si fuera una virosis, el contagio se expande en las filas de llamada oposición venezolana. Los candidatos y candidatas crecen como la verdolaga, buscan desesperadamente el oxigeno mediático, con sonrisas que parecen muecas, no les falta asesores de imagen, algunos recurren al manido argumento de salvadores del país, recurren a dinero sucio para financiarse, robárselo, incluso a su propia patria y si Ud. le sigue la pista, verá que detrás de todos ellos, hay una línea amarilla que llega hasta Washington.
En esta alocada carrera no les importa, al final, si ganan o no la nominación, porque en fin de cuenta ellos son como Los Mariachis, los que los pagan, que están el norte, que para ellos no es una quimera, sino cruda realidad, son los que en definitivamente pondrán las condiciones, pagaran las canciones y ellos o el escogido desde allí, las interpretará, complaciendo peticiones y los favores prestados.
Muchos de ellos, entre los requisitos para optar a la candidatura presidencial, sólo tienen el ser venezolanos y mayores de edad, pero el cerebro vacio, las propuestas programáticas en cero, el apetito burocrático voraz, pero las ganas por abrazar a sus amos y ponerse a su servicio, con una ansiedad que raya los niveles patológicos.
El que los candidatos afectados por la virosis, tengan poca materia gris, iniciativa propia, le importa poco al poder imperial, a ellos lo que les interesa es la incondicionalidad, que los candidatos y candidatas estén dispuestos a seguir al pie de la letra la cartilla que se les recete desde el Pentágono.
Esa Cartilla, por supuesto no es nueva, ha sido ensayada y llevada a la práctica dos decenas de presidentes títeres de nuestra región. Brevemente, allí se les explica, lo que deben hacer. Por la (R), retribuirles con nuestros recursos naturales, el financiamiento del que han disfrutado; por la (I), incondicionalidad total, sin mediatintas, sin titubeos, entrega total, como buenos enamorados; por la (B) búsqueda de mano de obra barata y esclavizada; por la (R), La represión contra todo intento interno de cambiar las condiciones que se han establecido para favorecerlos.
Esta Cartilla, la saben ya de memoria los afectados por la virosis electoral en Venezuela, están dispuesto a cumplirlas al pie de la letra y en eso, cada uno de ellos se afana.
Si la Patria existe o no, no es problema de los afectados, si en su afán de lograr el beneplácito de los financistas del norte, se llevan por delante la propia independencia y la soberanía nacional, no es su problema, porque en fin de cuentas, ellos viven en Venezuela, pero su imaginación está dolarizada, sienten y piensan en la moneda verde, todo su ser está en el norte.
Fíjense la proliferación de candidatos que tienen. ¿Ejemplo de democracia interna’ no. Ejemplo de las ambiciones que los carcomen. Todos se ufanan de ser los representantes legítimos en Venezuela, de los intereses extranjeros, con ello, pretenden ganarse la bendición y el financiamiento del Pentágono; Todos se dicen encarnación del sistema capitalista, colocándole algunos, apellidos como Capitalismo Popular, Capitalismo Solidario etc. etc; Todos, se proponen como salvadores de Venezuela, pero entre ellos, se odian, se lanzan zancadillas, se saludan con un pañuelo en la nariz. En lo que si se parecen es en la capacidad de ambición, en las habilidades para sustraer dinero mal habido, en su deslealtad con el país de donde son nacionales; en su falta de vergüenza para adular y lisonjear.
Catorce candidatos, entre los inhabilitados y los habilitados, sin incluir a otros tantos que están bajo sombra, esperando que les pidan saltar al ruedo para salvar el país. Todos a la espera, no de los resultados de las supuestas primarias, ese es el parapeto para la prensa, es a la espera que desde el Norte, se dé la orden y los Mariachis canten: ¡Este es el candidato¡, sólo a él financiamos, y por él apostamos. Fin de fiesta, habló el amo y todos con el rabo entre las piernas, salen entonces a adornarlo de cualidades para engatusar a la gente y a repartirse los futuros cambures, por si acaso ganan.
Lo asombroso de este caso es que Venezuela, prácticamente, se convierte en uno de los pocos países donde un prontuario sirve de curriculum para aspirar a una candidatura presidencial. Candidatos de conducta delincuencial, que no son tocados por la acción de la justicia, burlando a la mayoría de la población que clama por justicia, recorren el país en busca de votos, utilizan las Redes Sociales y la Televisión, para promocionarse y son financiados por gobernantes de otros países, que lo reconocen públicamente y no les sucede absolutamente nada. Eso en otras palabras se llama impunidad, dejando al Código Penal vigente y otras leyes especiales, referentes a las actividades delictivas, como simples mamotretos jurídicos sin aplicabilidad.
Esa es la verdadera diarrea electoral opositora, allí no hay propuesta de país; sólo los une el odio a la revolución. Detrás de la alharaca, sólo existen ambiciones, añoranzas por un pasado donde se lucraron y los deseos de volver a las mieles del poder. Del pueblo sólo se acuerdan, cuando les sirve de escalera, que la desechan, una vez que han logrado sus propósitos. Parten de un refrán popular, que fundamenta sus vivezas: "Todos los días sale un pendejo a la calle y el que lo agarre es de él". Esa es su filosofía, de tres lochas y la Doctrina, el Servilismo.