La floración de las trinitarias, de las ixoras y de la Flor de la reina, parecían arreglos florares para serle obsequiados a la sequía, como respuesta de que estas plantas no le temen a la sequedad que por largos periodos se da en la Tacarigua de Margarita.
El periodista Juancho Marcano, observando las bellezas de las flores y viendo que Pipo ya había defendido una lagartija que el gato Rocky, se empeñó en perseguir bajo la hojarasca del jardín, le dijo: "Pipo, definitivamente, aquí lo que hay que sembrar en los jardines, son esas plantas que antes mencioné, pues tener bromelias, helechos, orquídeas y calas, es tener una dedicación extrema y, de paso, hay que regarlas con el agua racionada, porque tú sabes que no hay lo suficiente".
El perro oyó callado al reportero y sabiendo el trabajo que tiene para conservar el jardín de la casa, después, manifestó: "Me parece razonable tu opinión, Juancho, pues con esta sequía y la falta del servicio del agua, hace la labor difícil de mantener las plantas ornamentales, mucha gente opta, por hacer ese esfuerzo y en vez de cultivar flores, cultiva ají, berenjena y pimentón".
Juancho lo escuchó y no emitió palabras y por eso el perro, comentó: "Juancho y hablando de otra cosa, pues escuché a un vecino que estaba señalando que a Fulanito el médico le dio poco tiempo de vida, pues su enfermedad es muy grave. ¿Tú crees que un médico es capaz, de saber cuánta vida le puede quedar a un humano en su cuerpo?
El periodista, se rascó la cabeza y observando a su perro, le indicó: "En verdad, Pipo, no creo que sea fácil, estimar cuánto puede vivir un ser humano que sufre una enfermedad. Pero hablando de eso, me hace recordar el cuento de una persona que estaba muy enferma y fue al médico y después que éste lo examinó, le dijo: "Amigo, lo siento, mucho, pero a usted yo le doy tres semanas de vida y tiene que resignarse". Y el paciente, señaló: "Esta bien, Doctor, si no queda otra, lo acepto, pero yo quiero que usted me dé esas tres semanas de vida, repartidas, es decir, me da la semana de semana santa, la semana de carnaval y la semana del 31 de diciembre".
El perro oyó, no dijo nada, pero Juancho soltó la risa, y luego siguió dándole mantenimiento al jardín.