En las partidas de dominó existe una máxima: "juego ganado no se tranca".
Fin de la cita.
El pasado miércoles 12 de julio de 2023, se observó un debate electoral entre pre candidatos opositores a las primarias del 22 de octubre próximo un evento: inane, indigerible, áspero, tosco, agrio, rastrero, taguarero y, sobre todo, estéril. Un cara a cara entre los principales aspirantes a la candidatura presidencial del 2024, un toma y dame, aderezado de reproches y descalificaciones en medio de un lodazal comunicacional bajo censura previa.
Solamente una de los contrincantes se mostró serena, sosegada y ponderada, deslizando alguna que otra inexactitud. Los otros se veían, incómodos, arrogantes, altaneros, y se fueron desquiciando en la intentona de levantar las manos en cadena. Fue un debate para el olvido. Afortunadamente creo que para el paciente venezolano espectador, esto no se repetirá, como se dice en las partidas de dominó, el que va ganando no tranca el juego, al menos en la presente campaña electoral de las primarias opositoras. Los sufridos ciudadanos venezolanos no lo soportarían. Desconectarían sus dispositivos o se cambiarían de redes sociales.
Lo llamativo del caso es que, tras ese indirigible debate, los bates quebrados protagonistas se consideran vencedores. Ninguno admite su pobreza discursiva, su prontuario como alacrán, las carencias en el tratamiento de temas de capital importancia para el presente, y futuro de la sociedad venezolana. Ninguno reconoce la derrota, el fracaso, y la pérdida de oportunidades ante la expectante población venezolana.
En suma, como siempre, más de lo mismo. Puede que, a estas alturas, el pescado ya esté vendido. Las urnas el 22 de octubre dirán la última palabra y certificarán a las encuestas serias, y creíbles, donde desmentirán a las, que, como es sabido, estas encuestas chimbas, y manipuladas, las encarga, y paga el diablo.