Nota: El presente trabajo, que se refiere al golpe de abril del 2002 contra el presidente Chávez y luego al breve gobierno de Carmona Estanga, forma también como otros trabajos ya publicados y por publicar de mi libro "Golpes de Estado en Venezuela y América Latina". Por lo extenso como suelo hacer con otros trabajos los publicaré por partes.
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"Solo un golpe de Estado ha conseguido echar a Hugo Chávez del poder en Venezuela. La situación había alcanzado tal grado de deterioro que este caudillo errático ha recibido un empujón. El ejército, espoleado por la calle, ha puesto fin al sueño de una retórica revolución bolivariana encabezada por un ex golpista que ganó legítimamente las elecciones para convertirse, desde el poder en un autócrata peligroso para su país y el resto del mundo. Las fuerzas armadas, encabezadas por Efraín Vásquez, han obrado con celeridad al designar como jefe de un gobierno de transición a un civil, Pedro Carmona Estanga, presidente de la patronal venezolana, a la vez que destituían a los mandos militares compañeros y amigos del depuesto presidente". "La gota que colmó el vaso y levantó a los militares fue la represión protagonizada por la policía y francotiradores adictos a Chávez".
Con esa larga lista de afirmaciones al voleo y sin sustento, análisis al cual si le cabe bien la palabra errático, usado en el texto citado, celebró el diario "El País" de España, el golpe de Estado contra Chávez en abril del 2002. Lo único acertado, desde la perspectiva de lo acontecido, fue hablar de golpe de Estado, aunque el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) venezolano de entonces, controlado por la oposición, dijo que eso nunca había sucedido y entonces para explicarse y salvar a los golpistas dictaminó, algo inaudito, que en Venezuela sólo "hubo un vacío de poder" y el "autócrata" del cual habló el diario español, acató aquella "errática" y prejuiciada sentencia, echando por tierra la calificación del susodicho periódico y las acusaciones de la oposición venezolana.
En todo caso, lo importante es destacar, como el diario, en cadena con los medios que en Venezuela hacen oposición, en ese "editorial", se puso, como siempre lo ha hecho, al servicio de la ilegalidad sesgando la información y deformando los hechos. La primera cosa a resaltar es aquello "del ejército espoleado por la calle". ¿Qué es eso de la calle? Uno entiende que se refiere a la gente, al movimiento popular. ¿Qué es eso del ejército? ¿Quiénes lo componen? En ambos casos, los términos o categorías son manejados de manera sesgada para justificar el golpe y acomodar los hechos al deseo del diario y redactor del texto. Como vamos a mostrar, con las propias palabras del diario madrileño, "la calle", no "espoleo" al "ejército" para que tumbara a Chávez. Al contrario la "calle" y el "ejército", hicieron posible que pocas horas después de tumbado y secuestrado, Chávez retornara a Miraflores. Sucede que para "El País", como la derecha toda en el mundo, el pueblo, la multitud, los explotados, excluidos, los hombres y mujeres sin rostro, no cuentan; como no cuentan los oficiales de menor rango y la inmensa fila de suboficiales, pasando por los estudiantes de las academias militares, soldados de diferentes niveles hasta llegar a la multitud de rasos. Para "El País", el asunto sólo habría que verlo desde una perspectiva clasista, donde sólo los de arriba, las cúpulas cuentan. Ellos contaron con la cúpula de Fedecámaras, pocos altos oficiales sin tropa, prestigio ni respaldo popular, dentro y fuera del ejército y una masa humana encolerizada contra los cambios pero en inferioridad numérica frente a los partidarios de Hugo Chávez. No queremos dejar pasar por alto, como "El País", quien luego hablará de "gobierno provisional, para llamar así a la "cosa" derrotada por el movimiento popular, llamó al fugaz régimen de Carmona y los golpistas "gobierno de transición", expresión que retomarán más tarde para seguir alentando atentados contra el orden legal y muy del gusto del Departamento de Estado, que lo tiene a boca de jarro para proponerlo en toda circunstancia donde haya un gobierno que quieran tumbar. Por esto último, para el día 14 de abril, retornado Chávez al poder, el mismo diario parece contradecirse cuando expresa: "Las calles de la ciudad – erráticamente se refiere sólo a Caracas en un país inmenso– son una fiesta durante esta Madrugada cuando el pueblo conoció la noticia del fin del Gobierno provisional. Un millón de personas, con disparos al aire, está celebrando el retorno del anterior gobierno". Analicemos este texto que, aunque contradice el anterior, también está lleno de malas intenciones. Supone al "pueblo" al margen de los acontecimientos, salvo que salió a celebrar y formar una "fiesta". No dice la verdad; ese "pueblo", salió a la calle desde el primer momento a combatir y se convirtió en la fuerza principal de la derrota a los golpistas. Veamos cómo la misma nota, parece confundir los hechos y los espacios. Según la multitud, "un millón de personas" para el diario, salió a celebrar "con disparos al aire". La celebración fue posterior a la movilización multitudinaria contra el golpe, al mismo tiempo que algunos altos oficiales y una inmensa legión de ellos de baja jerarquía, unidos a la masa enorme de soldados, salieron de sus cuarteles a reclamar la legalidad violada por una pequeña cúpula de altos oficiales y representantes de los altos círculos económicos. Hay más, por eso hablamos de "confundir los hechos y los espacios"; el texto dice que ese "millón de personas, con disparos al aire, está celebrando el retorno del anterior gobierno". La redacción del texto hace una versión interesada, pues intenta sembrar la idea, que el venezolano, por supuesto el chavista, es un pueblo apertrechado de armas de fuego y eso es totalmente falso. Esa multitud que salió a la calle, no en "la ciudad", sino en las ciudades, lo hizo armado de su conciencia, constitución, voz y quizás algunos con palos y piedras. Además, la versión de "El País", confunde los espacios al afirmar lo de la "celebración por un millón de personas con disparos al aire", lo que nunca sucedió, porque como ya dijimos el pueblo no tiene armamento militar o de fuego y esa no es costumbre nuestra. Quizás lo suelen ver los redactores de "El País", en otros espacios pero nunca aquí. Más adelante dice la nota del 14 de abril, una vez instalado de nuevo Chávez en la presidencia: "Así, el revanchismo de un fugaz gobierno provisional, que decretó una caza de brujas e intentó desmontar el orden institucional tejido por los chavistas a golpe de decreto y en 24 horas, ha vuelto al poder Hugo Chávez y a su revolución bolivariana".
En esa nota, el redactor de "El País" y el diario mismo, lo que equivale decir sus dueños, ponen en alto relieve su poco respeto por sí mismos, sus lectores y hasta la gente, como los golpistas, con quienes han estado asociados. Se reconoce en él, de un solo tajo lo que en verdad sucedió y la línea que a lo largo hemos estado trabajando, que "el revanchismo de un fugaz gobierno provisional, decretó una caza de brujas e intentó desmontar el orden institucional". Es decir "El País", uno de los factores envueltos en el golpe, readmite la tesis del golpe de Estado y la política represiva que desató el "gobierno provisional". No obstante, no deja de meter cizaña cuando habla de un orden chavista creado a fuerza de "Decretos", quizás refiriéndose a las Leyes habilitantes, de lo que hablaremos luego y olvida la grandeza del proceso constituyente, que eligió popularmente una Asamblea Nacional Constituyente para redactar una nueva Carta Magna y la aprobación de esta por más del 80 % de los venezolanos con derecho a votar.
Las Leyes Habilitantes, detonantes del golpe. No obstante, no podemos pasar por alto lo que en "La ley habilitante de Venezuela y el costo político de le eficiencia", artículo de Gregory Wilpert, publicado en la página web Rebelión, se dice al respecto: "¿Pueden las leyes habilitantes conducir a una autocracia?" "……… los decretos-ley derivados de la ley habilitante de Venezuela son medidas moderadas en comparación con el entendimiento común del concepto "gobernar por decreto". "Entonces, la próxima interrogante, y la más importante, es ¿pueden esas leyes terminar siendo peligrosas para la democracia venezolana?"
Los críticos de Chávez que conceden los puntos anteriores, sin embargo, dicen que a pesar de los límites de los decretos ley, la falta de separación entre los poderes ejecutivo y legislativo traerá resultados desastrosos. Nunca explican por qué, exactamente, eso va a suceder, solamente que no hay control y balance entre los dos poderes. Ciertamente, el que los partidarios de Chávez controlen el poder legislativo hace que las medidas de control sobre el ejecutivo sean menos fuertes, que si la oposición lo controlara, pero esa circunstancia es así para cualquier sistema de gobierno parlamentario y cualquier sistema gubernamental en el cual el ejecutivo y el legislativo estén controlados por un mismo partido. Y lo más raro aún, es que quienes se oponen a Chávez casi nunca dan estas alarmas perniciosas sobre otros países donde sucede lo mismo". Leído lo anterior, uno rememora que cuando Betancourt solicitó su ley habilitante, para promulgar el decreto ley que llamamos la "Ley del hambre", los integrantes del Pacto de Punto fijo controlaban el congreso y no había ni hubo control parlamentario sobre su puesta en práctica.