Cuando aquella barahúnda del mortífero paro petrolero su eminencia serenísima el sindicalero adeco Carlos Ortega y los dos Fernández eran una fija a diario en la pantallita del televisor.
RCTV, Venevisión, Globovisión, Televen y etc grupetes conspiradores terroristas se encadenaban para tratar de convertir la cabeza de cada uno de nosotros en un basurero de ideas.
Como de costumbre y de continuo periodistas de esas televisoras inescrupulosas, rendidos, rendidas a su editor parecen revolotear sobre las malas noticias, aparte de las que inventan, como las moscas sobre el basurero. Eso es a diario, ellos pretenden que la realidad se adapte a su descripción en vez de lo contrario, esa es la característica prominente del periodismo sedicente de la contra, siempre dicen y siempre callan lo que no deben.
Pero el valiente pueblo venezolano sabe escoger su camino hasta en lo oscuro, no se dejó amedrentar entonces y mucho menos ahora.
No se trata de que uno quiera oír y ver sólo buenas noticias; no que no; la verdad es la verdad por dura que sea pero la información tiene que ver no solamente con esa verdad sino además con la ética del pueblo y entiéndase la ética en su justa acepción porque la ética de la élite no es igual a la del pueblo.
Y se pavonea el faramallero noticiero entre las candilejas del pavoso noticiario embusteando parejo y sin rubor y quizá pensando que este pueblo es pendejo pero el pueblo no se arremilla a la coba.