Este domingo, el amigo Clodivaldo Hernández se vino con un artículo, cuya lectura debemos hacerla con extremo cuidado. Clodovaldo parte de un hecho real y concreto de hoy, pero que no es precisamente de hoy. Es tan viejo como la vida.
Tomó el periodista el dato de un mitin de la oposición y un montón de gente del pueblo (campesino y trabajadores) frenéticamente aplaudiendo las promesas neoliberales de la derecha. Dice Clodovaldo:
"La imagen puede resultar surrealista o, tal vez, como poco sacada de algún capítulo de los Simpson: un candidato presidencial (con estereotípica cara de lunático) brama en la tarima que al llegar al poder va a acabar con los derechos laborales, las pensiones, la salud pública, la educación gratuita y con todo lo que signifique apoyo a los más necesitados. Los asistentes al mitin, aplauden a rabiar, lanzan vivas al candidato y ponen caras de histeria colectiva, como las de las fans enamoradas en el concierto de un rockstar" https://www.laiguana.tv/articulos/1160933-pobres-votos-mas-pobres-clodovaldo/
Los que aplauden, según lo que nos cuenta el periodista, son gente "pata en el suelo". Una vez pintada está escena; Clodovaldo se lanza con una pregunta matadora (o sea estratégica) y temo, que el periodista, elude una respuesta como la que debería darnos porque tiene los elementos (y argumentos) para darla.
En punto de la lectura, uno se encuentra con sus preguntas y tomo una: ¿Qué está ocurriendo?
Al llegar a este punto y tener esta matadora pregunta en la menta dándome vueltas, se vino, como un aguacero una "respuesta" general y me dije: elemental mi querido Watson. Es así de simple el hecho. Ver a unos pobres aplaudiendo en forma histérica las propuestas neoliberales de una derecha, no debe sorprendernos en nada. Otros pobres del mismo calibre, aplauden la ejecución de políticas y programas neoliberales. ¿Por qué la omisión?
Este hecho (subrealista) le sirve a Clodovaldo para ir ideológicamente montando una explicación muy bien estructurada y permite a mi, echarle mano a ese refrán que nos dice: una mano lava la otra y las dos lavan la cara. Paralelo a este hecho político de derecha prometiendo reducir el Estado y lo publicó a la mínima expresión, va otra tarima con políticas reales acabando con lo publicó y el Estado. Si está derecha gana la contienda; la otra derecha que está en el gobierno deja la situación bastante adelantada. No tendrá está derecha (nueva en el poder), la necesidad de acabar con nada porque ya el Estado es un conuco o condominio y entrará otra derecha para administrarlo.
Un dato muy curioso, que me es necesario comentar al momento de ponerle el cascabel al gato. La pobreza en Venezuela se ha incrementado. Los pobres de ayer son hoy más pobres y los ricos de ayer son hoy más ricos con otros ricos nuevos que le laten en la cueva. La confrontación hoy no es de pobres contra ricos. Es de ricos viejos con ricos nuevos y los pobres son la caña que va al molino.
Ya está vieja y nueva burguesía tiene un marco jurídico ideal. Lamentablemente, ya no tienen que acabar con conquistas laborales que costaron sudor y lágrimas. Ya la derecha en el gobierno ha venido avanzando (rodilla en tierra) con estás conquistas. Una Derecha nos quitó el salario y la otra, está contenta con eso y con la "política" de bonificación.
Que cosa pública hay hoy parada dignamente? ¿Un hospital? ¿Una escuela? ¿Una empresa pública? PDVSA? Todo o casi todo lo público está en estado de coma después de tres o cuatros recuperaciones que han servido a otros propósitos.
Por lo que se observa, la situación no es de políticos neoliberales prometiendo acabar con lo publicó e intentando quedarse con el Estado para sus fines. La realidad hoy, son dos toletes de políticos con sus partidos neoliberales, luchando para hacer caída y mesa limpia. Triste es la realidad, pero es la realidad: un discurso electoral que promete más neoliberalismo y recibe aplausos y un gobierno que práctica el neoliberalismo y también recibe olas de aplausos frenéticos.
@ClaudioElcuaco