En días recientes en una entrevista, la periodista y dirigente política Mercedes Malavé, al referirse a la elección de la nueva directiva del Consejo Nacional Electoral recalca que este organismo no puede, en las actuales circunstancias retornar a lo que fue, una institución neutral. La sonrisa, el gesto y el comentario del comunicador que lleva la entrevista, expresa un apoyo explícito al comentario de la entrevistada. Mi memoria me lleva a los tiempos de escogencia del Consejo Supremo Electoral, organismo que precede al CNE.
Según estos recuerdos, la directiva del CSE era seleccionada por la dupla AD y Copei, en ocasiones entraba en el acuerdo la voz amarilla de URD. La razón legal: la suma de los partidos en contubernio conformaban la mayoría en el Congreso Nacional. Creo que Vladimir Villegas no llegó a conocer a un comunista en la Directiva de ese CSE del Acta mata Voto.
Por cierto, Vladimir fue testigo directo de la jugada contra la candidatura presidencial de Luis Alfaro Ucero. El CSE neutral sustituyó, fuera del lapso legal, sin consultar al renunciante por imposición, lo mandaron al traste de la historia y la neutralidad entendida según el Pacto de Punto Fijo se anotó un triunfo de les duró muy poco.
Vladimir también estuvo en el meollo cuando en ese mismo tiempo el CSE modificó a la brava, como habían aprendido del propio Alfaro Ucero. Jugarreta apresurada para impedir que Hugo Chávez Frías se convirtiese en un portaaviones.
La selección del nuevo CNE tiene la misma legalidad: lo selecciona la mayoría. Sólo que es una mayoría aplastante porque la mayor parte de la oposición hizo un llamada público y notorio a la abstención. Por cierto, los inhabilitados de hoy, inhabilitaron entonces el voto de sus partidarios. Hoy, gracias a entender, luego de muchos errores, que el voto es una vía posible, cercana, manejable para acceder a Miraflores sin sobresaltos.