1. Los pueblos (unos tres mil en México) en política y economía mexicana nunca han contado; basta ver la miseria y el abandono en que han vivido, para comprender que siempre han sido cultural y económicamente despreciados. Pero los siempre tramposos políticos –sabiendo que con poco dinero los mueven- aprovechan cualquier cosa para engañar, para hacer demagogia. Para la entrega del llamado "bastón de mando" no se consulta en ningún lugar, pero siempre estará a mano -mediante cualquier maniobra- la aparición de un grupo –que incluso podría estar disfrazado- siempre presto a cumplir con "tan sagrado" ceremonial en beneficio de alguien.
2. El viernes ocho "el bastón" no se entregará –como se ha hecho- al presidente electo sino a la candidata de un partido político. A mí esas cosas de bastón, bandera, himno, patria, héroes, me dan risa; nunca he considerado "patriota", "vendepatria" o "traidor" a quien no se somete a normas establecidas. En Marx aprendí que "los obreros no tienen patria", que las fronteras entre países fueron trazadas por la fuerza de los conquistadores y en las guerras (como la primera y segunda mundiales) siempre planeadas, organizadas y armadas, por los multimillonarios asesinos, aprendí que la llamada "defensa de la patria" es la peor demagogia que se ha usado para asesinar en guerras a millones de trabajadores.
3. Los pueblos, en vez de entregar los llamados bastones, deben levantarse para luchar por sus derechos, por más de un siglo pisoteados por la clase dominante. Alguien me diría que se levantarán el día menos pensado; pero lo que se ve es que nunca lo harán porque la iglesia, la escuela, los medios de información, los mantienen terriblemente ideologizados con las enseñanzas que dicta el poder. ¿Cómo explicar que cualquier partido, gobierno, político, con algunos millones de pesos pueda movilizar tras él a las masas sin idea, programa o demanda alguna? Yo muchas veces me río de los hechos, pero luego reflexiono de si algún día se darán cuenta que los pastorean como ovejas.
4. Al ratito los niños se van a reunir en un parque y de agradecimiento le van a entregar al gobierno un gran pañal; así como los jóvenes y los viejos también podrán hacerlo entregando sus calzones en desuso. Habría que decirle al gobierno que ya no joda con esos simbolismos propagandísticos. Ese bastón –descubierto o inventado por algún antropólogo juicioso- podría servir para muchas otras cosas, pero nunca como símbolo de poder o de mando. Eso de poder y mandar, eso de "empoderar", es lo que hay que destruir porque, al contrario, cuando se gobierna se debe gobernar -no mandando- sino obedeciendo. (5/IX/23)