Cuento o razón

Pablo Neruda fue un plagiario

Miércoles, 06/09/2023 12:49 PM

El conuco era un cuadro pintado por el pincel triste de la sequía. El calor penetraba y desbordaba el río de la desesperación de las personas. Las plantas con sus hojas mustias y arrugadas, trataban de esconderse del puñal inclemente del sol. La sequedad ha sido larga y tendida, como un largo y ardiente verano. Aunque no es raro que esta falta de lluvia, se presente en la Tacarigua de Margarita, pues esa fue una de las causas de las grandes diásporas que se dieron en el siglo pasado, donde los pobladores huyeron a tierra firme buscando la fiebre del petróleo.

El periodista Juancho Marcano, junto a su perro Pipo, se guarecían bajo la sombra frondosa y siempre fresca de la mata de mango, que les obsequió unos frutos con la mejor sazón, y ellos los disfrutaban, porque el mango en sequía, aunque parezca extraño, es más dulce y exquisito que el que se da en época de lluvia.

El perro Pipo, observó a Juancho y como lo notó un poco triste por lo mustio del paisaje, le buscó conversa para alejarlo del tema, y le comentó: "Juancho, por ahí cerca de la casa estuvieron unos vecinos, cuestionando de como se enamora ahorita, sin ningún romanticismo, pues basta y sobra con un mensaje por el celular, muy directo, sin muchas flores, y eso basta y sobra para comenzar una relación sentimental. ¿Qué dice tú a eso?

- Mira, Pipo, antes la forma de enamorar era otra, había lo que llamaban serenatas, piropos, visita a la casa de la muchacha, y hasta le componían poesía y si no agarraban un libro de un buen poeta, y de ahí tomaban unas frases bien bonitas y se la decían a la muchacha que procuraban, y si la joven, preguntaba que si esos versos eran del pretendiente, él decía que lo habías hecho inspirado en su belleza y en el amor que sentía por ella, y tú te puede imaginar, cómo se impresionaba aquella muchacha.

Y hablando de esto, me hace recordar un cuento que narraban por ahí que dice: Que una mujer estaba leyendo un libro y le dice al marido: "¡Qué descaro¡ ¿Te puedes creer, Miguel, que un tal Pablo Neruda ha publicado un libro con las poesías que me escribías cuando éramos novio?."

Juancho al decir esto, asomó una sonrisa, pero al parecer Pipo, no entendió bien el cuento y se dio a la tarea de seguir comiendo mangos, hasta que Juancho, consideró que ya era hora de regresar al hogar.

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