Fin de la Segunda Etapa De Época Republicana y el Manifiesto de Carúpano 1814

La fragua de los tiempos insurgentes de la gesta patriótica de Simón Bolívar (XIII)

Sábado, 23/09/2023 01:20 PM

En el año 1814 los senderos independentistas toman un giro adverso. Se libran diez batallas de las cuales sólo se ganan cinco, la de San Mateo (Bolívar contra Boves), triunfo que se repite 20 y 25 de marzo; la de Boca Chica (Mariño contra Boves) y la de Carabobo (Bolívar contra Juan Manuel Cajigal), el 28 de mayo, conocida como la Primera Batalla de Carabobo. Se suceden cuarenta y ocho combates, de los que se ganan treinta y cuatro, y siete sitios, cuatro a favor de los republicanos. En San Mateo se martiriza Antonio Ricaurte, para evitar que el parque cayera en poder de Boves. Entre los heroicos combates ganados con abnegado patriotismo, se cuenta el de La Victoria, dirigido por José Félix Ribas, donde se destaca una pléyade de valientes jóvenes, que derraman su sangre para abonar la semilla de la libertad, siendo vencido Morales el 12 de febrero.

Bolívar es derrotado por Boves en la Batalla de la Puerta 15 de junio, y viendo El Libertador, que Caracas está amenazada por las fuerzas de Boves y Rosette, ordena evacuarla dirigiendo él mismo la retirada a Barcelona, que es lo históricamente conocemos como la Emigración de Oriente, que se hace mediante un desplazamiento que se convierte en una marcha aterradora, a lo largo de la costa, en la que muchos de aquellos infelices, se van convirtiendo en cadáveres sembrados a lo largo del litoral, que mueren asediados por las tropas españolas, las fieras, el hambre y la sed.

Según fuentes históricas indican que en la mañana del 7 de julio de 1814, salió desde Caracas, la aglomerada emigración, calculada en unas 20.000 persona rumbo a la ciudad de Barcelona; Bolívar y las tropas que le quedaban luego de la debacle, unos 1.200 soldados, iban a la retaguardia de la muchedumbre, protegiendo a la despavorida marcha. Ese mismo día, los primeros destacamentos realistas toman Caracas, "proclamando degüello general contra los blancos". Era una guerra de clases; pobres contra ricos, manipulada por los tentáculos del imperio español, para obstaculizar la lucha independentista, cuyo agente ejecutor era el Asturiano Boves, que se había convertido en el falso benefactor, el "taita" de las clases oprimidas, creando un terrorífico estado de caos y anarquía, que logra confundir a la masa popular, explotada y oprimida durante tres siglos, por esa misma oligarquía mantuana que desde 1811 se había proclamado dueña del poder político a sus anchas, para seguir explotando al mismo pueblo, que ahora manipulaba y pretendía utilizarlo como carne de cañón, para mantenerse en el poder, pero era la hora en que le llegaba el momento donde sus actuaciones se revertían en su contra, con un Boves, que los hacía correr en masa, infligiéndoles durísimos y fatales golpes, que los obligaban a abandonar todas sus estancias, y lugares de disfrute, hasta enfrentarse con la muerte de la mano del cruel asturiano.

Eran estas lamentables circunstancias, que dona el maleficio de la guerra; eran las postrimerías de la segunda Etapa de la época Republicana; de nuevo estaba Caracas y casi el resto del territorio de Venezuela, nuevamente bajo el dominio español. Pero se sumaba por encima de todos los males, la anarquía entre los patriotas: Bermúdez, Piar y Arismendi, provocan impedimentos caóticos, para el logro de la unidad de mando en aquel funesto momento, que no permite la continuidad de la estadía y defensa del territorio barcelonense, entonces se hace necesario emigrar de nuevo, desde Barcelona, siendo la marcha, esta vez peor que la anterior, ya que los pobladores de esta ciudad también se agregaban a la forzada emigración, como única forma de escapar de la sanguinaria cruzada, del terrible asturiano José Tomas Boves. Esta vez la meta de escape es llegar hasta Cumaná.

La situación de aquellos hombres y mujeres era aterradora, carecían de todo: alimentos, vestido, calzado; eran una muchedumbre de hambrientos y depauperados, desacostumbrados a marchas tan difíciles, que huyéndole a la muerte, se precipitan sobre ella; ni siquiera las mujeres poseían calzados. Eran miles de seres humanos y sólo cientos de ellos pudieron ser embarcados, y enviados a Güiria; los demás continúan a pie.

Pero otro grave incidente hace empeorar aún más, la situación de Bolívar. El tesoro público, cuya salvaguarda Bolívar le había confiado Mariño, constante del parque y las reliquias religiosas recolectadas con la finalidad de que no fueran a ser saqueadas por las hordas realistas, fueron embarcadas en la nave que capitaneaba un pirata de nombre Giovanni Bianchi, (corsario de origen italiano). Éste, una vez con todos esos valores en la nave, se dispone zarpar deliberadamente, tratando de burlar a Bolívar. Pero ante esta crítica situación, Bolívar y Mariño, arriesgando la vida, a bordo de un bote logran alcanzar al barco, donde estaban los valores, y alcanzan subir a bordo, con la decidida intención de rescatar aquellos bienes nacionales, pero sólo pudieron rescatar una parte de aquel tesoro.

El pirata Bianchi aceptó una proposición de los jefes patriotas, quienes carecían de fuerzas y recursos para imponerse al recate total de los valores, logrando rescatar apenas un tercio y el resto se los apropió el pirata Bianchi. Entre los acuerdos de aquella deleznable negociación, Bianchi acepta llevar a Bolívar y Mariño de regreso a las costas venezolanas, pero al llegar Bolívar y Mariño a las playas de Carúpano, se encuentra con otro amargo obstáculo, Piar y Ribas habían interpretado el embarque de Bolívar y Mariño, como de huida, llevándose los tesoros, siendo de inmediato arrestados.

Al ser arrestado, Bolívar impone su influencia y persuasión, logrando que el Comandante Villapol, quien le hacía custodia en prisión, lo pusiera en libertad y de inmediato procede a liberar a Mariño y ambos seguidos por cuarenta y dos oficiales, que les acompañaban y algunos familiares de Bolívar, se embarcaron a bordo del bergantín "Arrogante" el 7 de diciembre de 1814.

Es en este duro momento de desgracia que Bolívar escribe y divulga El Manifiesto de Carúpano, el 7 de septiembre, en el que acusa todos los males que aquejan al país. Pues Bolívar expone sus intenciones de querer crear una República de igualdad de clases y de derechos; de seres humanos libres, pero lo impedía aquel aciago instante, en el que Venezuela se ha convertido en una en un territorio donde campea la terrible guerra civil, por lo que en ese documento expresa:

"Infeliz del magistrado que autor de las calamidades o de los crímenes de su Patria se ve forzado a defenderse ante el tribunal del pueblo de las acusaciones que sus conciudadanos dirigen contra su conducta; pero es dichosísimo aquel que corriendo por entre los escollos de la guerra, de la política y de las desgracias públicas, preserva su honor intacto y se presenta inocente a exigir de sus propios compañeros de infortunio una recta decisión sobre su inculpabilidad. Yo he sido elegido por la suerte de las armas para quebrantar vuestras cadenas, como también he sido, digámoslo así, el instrumento de que se ha valido la providencia para colmar la medida de vuestras aflicciones. Sí, yo os he traído la paz y la libertad, en pos de estos inestimables bienes han venido conmigo la guerra y la esclavitud. La victoria conducida por la justicia fue siempre nuestra guía hasta las ruinas de la ilustre capital de Caracas, que arrancamos de manos de sus opresores".

De esta manera Bolívar considera las causas del fracaso de aquella empresa emancipadora, que tanto sacrificio costaba al pueblo, pero Bolívar, el heroísmo por convicción patriótica lo había puesto por encima de todas las calamidades que produce la guerra, mostrándose como el instrumento destinado a continuar la guerra, hasta encontrar la paz y la libertad. Se compromete con la palabra sabia y empeñada con la Patria, luchar por acabar con la tiranía y la esclavitud, pero lo que se vive en el momento es una guerra fratricida; una guerra civil, lo que se manifiesta en aquel momento es la lucha de clase, entonces el Libertador con decidida valentía patriótica firma:

"La destrucción de un gobierno, cuyo origen se pierde en la obscuridad de los tiempos; la subversión de principios establecidos; la mutación de costumbres; el trastorno de la opinión, y el establecimiento en fin de la libertad en un país de esclavos, es una obra tan imposible de ejecutar súbitamente, que está fuera del alcance de todo poder humano; por manera que nuestra excusa de no haber obtenido lo que hemos deseado, es inherente a la causa que seguimos, porque así como la justicia justifica la audacia de haberla emprendido, la imposibilidad de su adquisición califica la insuficiencia de los medios".

Pero también reconoce sus errores y se excusa de su acción, en medio de la tragedia, pues, era el hombre de las dificultades, no sintiéndose culpable, aunque en su conciencia, del todo no hubiera obrar de la mejor manera, no siente arrepentimiento y promete ser constante, en el accionar de la emancipación, cuando expresa en el Manifiesto:

"Yo, muy distante de tener la loca presunción de conceptuarme inculpable de la catástrofe de mi Patria, sufro al contrario, el profundo pesar de creerme el instrumento infausto de sus espantosas miserias; pero soy inocente porque mi conciencia no ha participado nunca del error voluntario o de la malicia, aunque por otra parte haya obrado mal y sin acierto. La convicción de mi inocencia me la persuade mi corazón, y este testimonio es para mí el más auténtico, bien que parezca un orgulloso delirio". (…) jamás la libertad ha sido subyugada por la tiranía. No comparéis vuestras fuerzas físicas con las enemigas, porque no es comparable el espíritu con la materia. Vosotros sois hombres, ellos son bestias, vosotros sois libres, ellos esclavos. Combatid, pues, y venceréis. Dios concede la victoria a la constancia".

Al embarcarse Bolívar y Mariño, rumbo al exilio y la continuidad de la lucha por la independencia de Venezuela, Ribas, Piar y Bermúdez, se reparten el mando del País. Ribas se declara Jefe de Occidente, Piar de Oriente, pero mientras todo esto sucede Boves está de nuevo activo al frente de las tropas, logrando derrotar a Piar y después a Bermúdez, y Zaraza en Urica, aun cuando el Jefe realista pierde la vida.

Luego de la derrota de Maturín, Ribas huye, pero es entregado por un esclavo de los realistas, siendo fusilado en Tucupido el 31 de enero de 1815, descuartizado su cuerpo, y enviada su cabeza frita en aceite, a las autoridades de Caracas. Así termina lo que los historiadores han llamado la Segunda República: la segunda etapa de la época republicana de Venezuela.

chirinosreinaldo04@gmail.com

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