1. Recuerdo que en los años sesenta, cuando México atravesaba por su "desarrollo estabilizador", se comenzó a decir que ya no era un país "subdesarrollado" sino de "desarrollo medio". Desde entonces ya salían a la luz los nombres de poderosos empresarios acumuladores de enormes riquezas, pero también comenzaron a conocerse a los personajes políticos que continuaban con gigantescos desfalcos del erario público, iniciados en los tiempos del gobierno de Alemán Valdez en 1946. Desde entonces, aunque el 80 por ciento de la población vivía en la pobreza, las ciudades comenzaron a crecer distinguiéndose México, Brasil y Argentina, como los líderes de América.
2. México es una nación con mucho dinero y enormes posibilidades de desarrollo; pero en cada sexenio –y este no será la excepción- sus funcionarios, parientes y aliados, salen "forrados" con propiedades y dinero. Aunque al presidente López Mateos, le decían "López paseos" por sus muchas giras al extranjero, y el presidente López Portillo y su esposa despilfarraron millones fuera del país, fue el presidente Salinas el que inició vivir con despilfarros en países europeos. Hoy allí desfilan los grandes políticos mexicanos como Zedillo, Calderón, Peña y muchos de sus funcionarios desfalcadores de empresas y gobiernos. ¿Será mejor Palenque que Europa?
3. Es muy condenable que el presidente López Obrador –por su enorme incapacidad para gobernar y su desconfianza a los civiles- le haya entregado un gigantesco poder por mar, tierra y aire, al ejército y la marina. En los sesenta y setenta, desde la izquierda, le hubiésemos mentado mil veces a su progenitora por aquello de las represiones y cárceles vividas por estudiantes del POLI, los maestros de la Nacional, las decenas de miles de obreros ferrocarrileros. Sin embargo, hoy no pasa nada porque la izquierda no existe, las luchas de los trabajares desanimadas y la derecha tiene la fuerza para imponer todo su poder. 34 mil milicos son una amenaza real.
4. México no debe ser más policía de los EEUU. Debe tener la obligación de ser absolutamente solidario de los migrantes y ayudarlos con todo lo que puede. En vez de prohibirle trenes les debe facilitar vehículos para que se coloquen en la frontera; incluso proporcionarles picos, palas, barretas y lo que sea, para defenderse del fascismo yanqui. Esos 20 países, encabezados por el imperio, no solo han explotado al mundo durante siglos; ahora que los países sojuzgados regresan reclamando sus derechos, ahora nuevamente aparece la gran fuerza fascista para reprimirlos y asesinarlos. Los mexicanos de las fronteras no quieren a los migrantes, pero si a los yanquis adinerados. A AMLO hay que decirle: menos demagogia y mucha solidaridad. (23/IX/23)