Este próximo domingo 15 de octubre, no solo se conmemorará 158 años del cambio de paisaje de don Andrés Bello, sino que la hermana República del Ecuador tiene una cita con la historia.
No sólo se trata de un mero balotaje entre dos opciones en disputa. No sólo se trata de la elección del gobierno que producto de la figura de la "muerte cruzada" adelantó las elecciones parlamentarias y presidenciales pero para complementar un período constitucional del cual restan un poco más de 18 meses. Se trata de definir los destinos de un país hermano por los próximos 50 años.
Y pese a ciertos cambios y matices, las esencias en las contradicciones principales en el fondo son las mismas. La oligarquía ecuatoriana que es la misma que la colombiana, que la brasilera, que la argentina o la venezolana desarrolló toda una "guerra de encuestas", mostrando la percepción de que la opción que apoyan puede triunfar este próximo domingo. Quieren cerrarle al Ecuador la posibilidad de volver a la senda del progreso, de la izquierda, de la emancipación seguida a través de su proceso histórico denominado Revolución Ciudadana.
Quieren mostrar la percepción de "final de fotografía" para justificar su debacle, su derrota. Con ello pretenden cantar fraude y cuestionar al CNE de ese país y de ser posible, generar violencia y desconocer un triunfo contundente e incontrovertible del pueblo ecuatoriano. Por eso hacen lo que hacen.
No se puede olvidar que en la primera vuelta, el propio Consejo Nacional ecuatoriano denuncio hackeos a su plataforma tecnológica que puso en aprietos los resultados para diputados de la circunscripción del exterior de ese país que se elegía. Y, quien sabe, si hasta la posibilidad del triunfo de Luisa González en primera vuelta.
Porque de acuerdo a la constitución y la legislación ecuatoriana, para que un binomio presidencial se imponga en primera vuelta deben darse cualquiera de dos supuestos a saber: Que el binomio ganador obtenga la mitad más uno de los votos válidos emitidos o en su defecto, el 40% de los votos válidos emitidos y una diferencia de 10 puntos con respecto al binomio presidencial que obtenga el segundo lugar. Ninguno de estos dos supuestos se cumplió en la primera vuelta del 20 de agosto en ese país y por eso estamos en este balotaje.
Pretenden reeditar el escenario dado en el año 2021, cuando el máximo representante de la oligarquía y principal responsable del desastre que hoy vive la hermana Ecuador, y me refiero nada más y nada menos que al banquero y todavía presidente, por lo menos hasta el 25 de noviembre de este año, Guillermo Lasso, se impuso en ese balotaje y elección presidencual. Pese a la mayoría parlamentaria importante que obtuvo la Revolución Ciudadana en dichos comicios. El domingo, pretenden reeditar ese episodio de hace dos años.
Por ello, no se trata de injerencia en los asuntos internos y soberanos de la hermana Ecuador, en el que la Revolución Ciudadana debe hacer un esfuerzo sobrehumano de movilización para imponerse dentro de 48 horas. De escribir como decimos acá, una página gloriosa en su historia y una nueva victoria popular. Esto porque los peligros y asechanzas estarán a la orden del día.
En nombre del internacionalismo militante y revolucionario, es que creo que debemos estar bien pendientes de lo que ocurrirá en Ecuador dentro de las próximas 48 horas.
Toda mi solidaridad y la mayor de las suertes y que el gran triunfador sea el pueblo ecuatoriano.
La derecha y la oligarquía cipaya y entreguista al servicio de las transnacionales y el gran capital no pasarán. Estoy seguro con la más segura de las certidumbres que esto va a ser así.
Y muy confiado estoy que el pueblo ecuatoriano, le va a dar Correa al imperialismo yanqui.
Hasta la victoria siempre.
¡Bolívar y Chávez viven y sus luchas y la Patria que nos legaron sigue!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!