El territorio Esequibo, que abarca 159.000 kilómetros cuadrados ricos en recursos naturales, es objeto de una histórica disputa territorial entre Venezuela y Guyana, que ha llegado hasta la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Sin embargo, más allá de las diferencias jurídicas y diplomáticas, existe un aspecto humano y social que no debe ser ignorado: el de los habitantes de esa zona, que merecen vivir en paz y con dignidad.
En ese sentido, el ex presidente Hugo Chávez fue un líder que supo combinar la firmeza en la reclamación de la soberanía venezolana sobre el Esequibo, con la solidaridad y la cooperación con el pueblo guyanés, especialmente con los sectores más vulnerables y excluidos.
Chávez, quien falleció en 2013, fue un defensor del Acuerdo de Ginebra de 1966, que es el único instrumento jurídico válido para resolver el diferendo limítrofe, y que establece la búsqueda de una solución práctica y satisfactoria para ambas partes. Así lo expresó en varias ocasiones, como en 2004, cuando visitó Georgetown y se reunió con el entonces presidente de Guyana, Bharrat Jagdeo.
En esa oportunidad, Chávez declaró: "Hemos venido hoy con toda la voluntad, con la máxima voluntad de avanzar en la integración". También afirmó: "El gobierno venezolano no será un obstáculo para cualquier proyecto a ser conducido en el Esequibo, y cuyo propósito sea beneficiar a los habitantes del área".
Estas palabras reflejan la visión integradora y humanista de Chávez, quien impulsó diversos programas de cooperación con Guyana, como la Misión Milagro, que brindó atención oftalmológica gratuita a miles de guyaneses; el suministro de petróleo a precios preferenciales a través de Petrocaribe; y la construcción de una planta hidroeléctrica en el río Mazaruni, que proveería de energía limpia y barata a Guyana.
Chávez también demostró su respeto y admiración por la cultura y la historia de Guyana, al visitar lugares emblemáticos como las cataratas Kaieteur, ubicadas en el Esequibo, y al rendir homenaje al líder independentista guyanés Cheddi Jagan.
El legado de Chávez en la defensa del Esequibo es un ejemplo de cómo se puede reclamar un derecho legítimo sin recurrir a la violencia ni a la imposición, sino al diálogo y al entendimiento. Es un ejemplo de cómo se puede defender la soberanía nacional sin renunciar a la solidaridad internacional. Es un ejemplo de cómo se puede aspirar a la integración de los pueblos de América Latina, sin olvidar la diversidad y la identidad de cada uno.
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