¿Qué hacer a partir del 04-12-2023?

Martes, 28/11/2023 05:04 AM

"Odio a los indiferentes. Creo, como Friedrich Hebbel, que 'vivir significa tomar partido'. No pueden existir quienes sean solamente hombres, extraños a la ciudad. Quien realmente vive no puede no ser ciudadano, no tomar partido. La indiferencia es apatía, es parasitismo, es cobardía, no es vida. Por eso odio a los indiferentes". (Antonio Gramsci).

Como hemos insistido muchas veces, la historia conjuga los tres tiempos verbales, esto es, pasado, presente y futuro.

Por eso, decimos con:

Simón Bolívar, en Mi delirio sobre el Chimborazo: "Miro lo pasado, miro lo futuro y por mi mano pasa en presente"

Con Eduardo Galeano, en Las venas abiertas de América Latina: "La historia es un profeta con la mirada vuelta hacia atrás: por lo que fue, y contra lo que fue, anuncia lo que será".

Y con el historiador uruguayo Alberto Methol Ferré, en La América Latina del siglo XXI: "para entender el presente y proyectar hipótesis sobre el futuro", es necesario realizar "un viaje hacia las fuentes de las que surgen los fenómenos que hoy vemos, para volver al presente llevando un mejor bagaje de hipóteses explicativas con las que de nuevo partir para indagar el futuro".

Sobre la base de estas três frase, digamos que: pasado, presente y futuro constituyen una trilogia inseparable.

Sobre el Esequibo podemos decir que desde el pasado el uti possidetis juris es claro y preciso: el Esequibo es venezolano. Desde el punto de vista jurídico se soportan sobre los abundantes documentos y hechos tácitos que han ratificado la integridad y la extensión de nuestros territorios. El mapa de lo que fue la Capitanía General de Venezuela, nuestra primera y sucesivas constituciones, el reconocimiento de las potencias mundiales de nuestra independencia, sin que privara ninguna objeción, certifican nuestra posesión original. Siempre se fijó el límite oriental de Venezuela en el Río Esequibo. Esto lo saben, comprenden y entienden todos los juristas que han interactuado con nuestra documentación.

Desde el punto de vista del presente, Venezuela mantiene firme su reivindicación del Acuerdo de Ginebra de 1966, como el único marco jurídico que reconocen para la resolución del laudo arbitral de 1899, usado por Guyana como argumento en el litigio, al considerar que se trató de un "fraude" que "facilitó el despojo" de este territorio por parte de Reino Unido.

Desde el punto de vista el futuro y utilizando aquella máxima que dice que el optimismo y el pesimismo, más que una cuestión de la razón, es una cuestión del corazón, hagamos algunos ejercicios sobre la base de que el 3 de diciembre no sólo habrá un rotundo sí a las cinco preguntas formuladas, sino que la participación será arrolladora y contundente.

Ante ese escenario optimista surgen las siguientes interrogantes: ¿Qué hacer? Digamos de entrada que Venezuela, es un estado pacifista por tradición bolivariana y la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela privilegia la paz. Entonces, lo primero, sería hacer valer ante el secretario general de la ONU, nuestros argumentos históricos y jurídicos, más la contundencia de un pueblo que se pronunció masiva y favorablemente y, que, por tanto, este debe persuadir al gobierno actual de Guyana que el camino está trazado en la Acuerdo de Ginebra de 1966. Pero: ¿Y si la República Cooperativa de Guayana sigue con su tesis de que se valide el Laudo fraudulento e írrito de 1899?

¿Qué hacemos? ¿Tomar posesión de lo que histórica y jurídicamente es nuestro o quedarnos de brazos cruzados?

Sobre las preguntas

Sobre las preguntas que están formuladas algunas consideraciones.

La primera pregunta tiene que ver con la decisión, irrita y fraudulenta, la de 1899, que despojó a nuestro país de ese territorio.

La segunda, el sí sería ratificar el acuerdo de Ginebra 1966, que plantea la negociación bilateral con participación de la ONU.

La tercera pregunta ratifica el acuerdo de Ginebra y niega que otra instancia, en este caso la Corte Internacional de Justicia (CIJ), tenga competencias para dimitir ese conflicto.

Digamos que estas tres primeras preguntas hacen alusión a lo jurídico, a lo factico, a hechos.

Mientras que la cuarta y quinta preguntas ya planteas acciones concretas. La cuarta habla de la necesidad de actuar de acuerdo con el derecho sobre violaciones a lo que está en disputa, en este caso al "mar pendiente por delimitar".

La quinta pregunta reza así: "¿Está usted de acuerdo con la creación del estado Guayana Esequiba y se desarrolle un plan acelerado para la atención integral a la población actual y futura de ese territorio que incluya entre otros el otorgamiento de la ciudadanía y cédula de identidad venezolana, conforme al Acuerdo de Ginebra y el Derecho Internacional, incorporando en consecuencia dicho estado en el mapa del territorio venezolano?".

Como se puede deducir fácilmente, es una pregunta explícita, clara y plantea acciones que deben ejecutarse. Al respecto, van las siguientes consideraciones. Ante el sí contundente del pueblo venezolano, qué hacer, los días posteriores, porque ya la situación es otra, así como el escenario.

¿Qué se hará para atender integralmente a los esequibanos y esequibanas? ¿Llegarán las bolsas Clap para esos pobladores? ¿La Misión Vivienda, Barrio Adentro y la Misión Sonrisa se desarrollarán allí? ¿Y la Misión Sucre está contemplada en ponerla en ejecución? ¿Se atenderá el empleo de esa gente? ¿Se abrirán instituciones del estado venezolano? ¿Cómo se desarrollará la Misión Identidad para cedular a esos pobladores?

Máxime, cuando el jefe de campaña para el referéndum y presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, aseguró que Venezuela tendrá 24 estados a partir del 4 de diciembre, el día después del referéndum sobre el Esequibo.

Textualmente dijo: "Con alegría, amor patrio y fervor, con nuestras manos, con las que acariciamos a nuestras hijas y nuestros hijos. Vamos el 3 de diciembre a votar para que amanezca el 4 de diciembre con la Guayana Esequiba recuperada por Venezuela".

Dicho eso, decimos y parafraseando a Chapulín Colorado, que, seguramente, todo estará "fríamente calculado".

Y, por último, nunca dejar de recordar, que el derecho y la razón están subordinadas al poder y, como lo sostiene el jurista italiano, Danilo Zolo (2007), en el texto La justicia de los vencedores. De Nuremberg a Bagdad: la justicia internacional responde a los intereses de los victoriosos, generalmente las grandes potencias.

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