El Esequibo y Nuestra América a desalambrar, como dijo Víctor Jara

Miércoles, 29/11/2023 01:08 PM

Venezuela, como República independiente, considera desde 1830 que el territorio Esequibo le pertenece a la nación, bajo el principio del "uti possidetis juris" (como poseías, seguirá poseyendo, en latín), es decir, que dicho territorio formaba parte del que, en 1777, dio origen a la Capitanía General de Venezuela, cuando estábamos bajo dominio del imperio español.

Todas las Constituciones venezolanas han reiterado ese principio, y desde 1899, los distintos gobiernos venezolanos han rechazado el Laudo Arbitral de París, pues el mismo decidió contra la reclamación de Venezuela de considerar al río Esequibo como la frontera este de nuestra nación. Esa protesta venezolana permitió la firma del Acuerdo de Ginebra, en febrero de 1966, que estableció que el diferendo sobre el territorio Esequibo debía resolverse por medios pacíficos y de consenso entre las partes involucradas.

Desde 2018, el secretario general (SG) de la ONU decidió trasladar el diferendo territorial a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), decisión que Venezuela ha rechazado y exige que se mantenga la vigencia del Acuerdo de Ginebra en la búsqueda de una solución pacífica y negociada entre ambos gobiernos (Venezuela y Guyana).

El gobierno de Guyana, según ha informado el experto petrolero Einstein Millán, comenzó desde 2008 labores de exploración en las aguas marinas de la plataforma correspondiente al territorio en reclamación, a través de la empresa Exxon Móbil (https://www.aporrea.org/actualidad/a326370.html ). En 2015, la Exxon perforó el primer pozo exploratorio, y comenzó a extraer petróleo desde diciembre de 2019. Toda esta actividad, permitida por el gobierno de Guyana, no había sido protestada, hasta ahora, por el gobierno de Venezuela.

Resulta que cuatro años de explotación continuada de petróleo en la plataforma submarina del territorio en reclamación, ha colocado a Guyana en los primeros lugares de la producción petrolera continental y mundial, sin que el gobierno de Nicolás Maduro saliera en defensa de los derechos territoriales de Venezuela sobre la zona en reclamación, invocados en el aún vigente Acuerdo de Ginebra.

Hoy, en noviembre de 2023, el gobierno del PSUV-militares ha convocado a un referéndum cuyo objetivo aparente es consultar a la población venezolana sobre su disposición a defender los términos del Acuerdo de Ginebra, rechazar el Laudo Arbitral de 1899, y rechazar también que el SG de la ONU haya llevado a la CIJ la supuesta resolución del diferendo. El mismo referendo, en su pregunta número 5, se convierte también en violatorio del Acuerdo de Ginebra, al proponer que la zona en reclamación se convierta en el Estado Guayana Esequiba, y se proceda a cedular a la población de la zona en reclamación, medida que ha sido rechazada por el gobierno de Guyana y por el Caricom.

Para los ciudadanos venezolanos, durante 200 años, el territorio nacional ha incluido siempre a la zona en reclamación del Esequibo. Eso no puede ponerse en duda, ni someterse a referéndum, como lo pretende el gobierno con la pregunta número 1.

En toda la situación actual, hay que considerar la injerencia imperialista del gobierno de los Estados Unidos, el cual aparece apoyando abiertamente las pretensiones de Guyana con relación al Esequibo. En lo particular, USA respalda la explotación petrolera en la zona en reclamación y en la plataforma submarina, lo que constituye una violación descarada del Acuerdo de Ginebra.

También hay que considerar que en las propuestas de explotación petrolera en el territorio Esequibo vienen participando empresas chinas. Además, el CARICOM, integrado por 15 países del Caribe, ha respaldado abiertamente al gobierno de Guyana en todo lo que tiene que ver con este diferendo, y ha rechazado incluso la realización del referéndum que ha convocado el gobierno venezolano.

Pensamos que el gobierno de Maduro viene creando expectativas ante la población venezolana que serán de muy difícil cumplimiento. Más allá de que el CNE madurista informe el 3 de diciembre que han participado en el referéndum millones de venezolanos, y que los votos por el SI sean abiertamente mayoritarios, está el problema real de que la recuperación de la soberanía venezolana sobre el territorio Esequibo no se vislumbra en lo inmediato en ningún espacio jurídico internacional.

Ni a través del Acuerdo de Ginebra, que Guyana lo violenta (con la venia inicial de Venezuela) desde 2008, y que ahora Venezuela también lo violenta mediante la pregunta 5 del referéndum. Ni a través de la Corte Internacional de Justicia, cuya jurisdicción rechaza Venezuela, invocando lo contemplado en el Acuerdo de Ginebra.

La única opción que tendría Venezuela para ejercer su soberanía sobre el Esequibo, sería mediante una ocupación militar de ese territorio, lo que violaría el Acuerdo de Ginebra, y seguramente desataría una guerra entre ambas naciones. Con el agravante de que sería muy probable que el gobierno de los Estados Unidos intervendría en esa guerra a favor de Guyana.

Aquí entramos al problema de fondo sobre el diferendo sobre el Territorio Esequibo. Lo plantearemos mediante varias preguntas.

¿Deben los pueblos, los trabajadores, respaldar a sus gobiernos al momento de escenarios de guerra que buscan resolver y decidir qué países, qué naciones o grupos de naciones, tienen soberanía sobre determinados territorios, y tienen derecho a la explotación de los recursos naturales de dichos territorios?

¿Son las fronteras, establecidas para cada estado-nación, figuras históricas que favorecen los intereses de las clases trabajadoras?

¿Los trabajadores de Venezuela, las clases populares de las cuales provienen los soldados y oficiales que irían a pelear y morir en una eventual guerra con Guyana, salen favorecidos en ese posible escenario bélico del cual parece que estaríamos muy cerca?

¿Los trabajadores de Venezuela, y los trabajadores de Guyana, irían a la guerra para que sus respectivas burguesías nacional y sus socios multinacionales puedan explotar los importantes recursos petroleros y minerales del territorio Esequibo? (por cierto, muchas de las multinacionales interesadas en explotar petróleo y minerales en el Esequibo actúan tanto en Guyana como en Venezuela).

¿Qué gana el pueblo venezolano, si la frontera oriental del país está en el río Esequibo o en donde la colocó el viciado Laudo de 1899? ¿No es una ilusión creer que la Exxon Móbil (empresa actuante en Guyana) es el malo de la partida, y que la Chevron (empresa actuante en Venezuela) si es la "buena" del conflicto porque aparentemente respalda al gobierno de Maduro?

¿Tenía razón Víctor Jara, cuando llamaba con su canto a DESALAMBRAR las tierras que le sirven de fuente de trabajo y de riquezas a los pueblos trabajadores? Y desalambrar incluye también las artificiales fronteras nacionales, creadas en el siglo XIX por elites oligarcas que torpedearon el proyecto de unidad continental que intentó construir Simón Bolívar.

Alguien dijo en el lejano siglo XIX: "proletarios del mundo, uníos". Esa frase fue invocada por unos pocos en 1914 cuando estalló la Primera Guerra Mundial, rechazando que los obreros europeos apoyaran una guerra donde los trabajadores de distintos países se mataran unos a otros para resolver las diferencias de las grandes potencias y las grandes empresas capitalistas.

Ante el diferendo con Guyana por el territorio Esequibo, invoco de nuevo esa consigna de "TRABAJADORES DEL MUNDO, UNÍOS". Ante el peligro real de una guerra entre Venezuela y Guyana, es imprescindible expresar que el Acuerdo de Ginebra, hoy violentado por ambos gobiernos, debe seguir siendo el mecanismo al cual se recurra para resolver el diferendo por medios pacíficos y de consenso.

El referéndum del 3 de diciembre será para el madurismo una alegría de tísico. Anunciará triunfalmente millones de votos, como si los mismos significaran que el pueblo apoya a Maduro y al PSUV, y a continuación se tropezará contra el muro de la realidad que le impide ejercer legalmente la soberanía sobre el Esequibo.

Pienso participar en el referéndum, porque considero que la práctica del referéndum debe ser una constante para hacer valer una verdadera democracia participativa. Aunque este referéndum, que no tiene contraparte política en las mesas de votación, hace pensar que el conteo de votos puede terminar en cifras no acordes a la realidad.

También pienso que si todo el pueblo venezolano acude al referéndum (vote SI, vote NO, o realice votos mezclados SI-NO), se le cae la maniobra al gobierno de pretender dividir al pueblo entre "patriotas" (los que vayan a votar) y "apátridas" (los que rechacen ir a votar).

Para terminar, las falsas expectativas creadas por el gobierno de Maduro, con relación a que sea posible con un simple referéndum nacional resolver un problema legal de carácter internacional, le puede complicar la vida al madurismo en el corto y mediano plazo. Aunque como venezolanos podemos considerar que Venezuela tiene toda la razón legal internacional para reclamar la soberanía sobre el Territorio Esequibo, también consideramos que sería un absurdo plantear la opción de la guerra como mecanismo final para solventar ese diferendo. Un gobierno como el chavismo-madurismo, que durante 15 años permitió la exploración y explotación petrolera en el Esequibo, no tiene ninguna moral para recurrir ahora a la guerra para intentar tapar sus dislates históricos y su incapacidad en defender nuestra soberanía.

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