Columna de Juan Martorano (106)

Si en el 2019 se dio la batalla de Los Puentes, Dios quiera que en este 2023 no se dé la Tercera Batalla del Cuyuní

Viernes, 08/12/2023 12:51 PM

Hoy escribo estas líneas, en el marco de los 11 años del Día del Amor y la Lealtad al Comandante Chávez. También escribo en el marco de la conmemoración de la Inmaculada Concepción, patrona de Ciudad Guayana, capital del municipio Caroní del estado Bolívar.

En estos momentos me encuentro en el epicentro de los acontecimientos de uno de los escenarios donde se está dando la disputa geopolítica que podría definir el destino de la humanidad. y evidentemente por estar los acontecimientos en pleno desarrollo, hay acontecimientos que revelo, pero otros por razones de dinámica y seguridad no puedo suministrar los detalles de momento.

Es evidente que zonas como Tumeremo, Las Claritas, Kilómetro 88, San Martin de Turumban, Anaia, Eterinbang, Puerto Caituma, Curiapo, Sudi (que tiene mar por estar cerca del Delta Amacuro) Bounty Hall. Waterloo, Oropuche y Sangre Chiquita por solo nombrar poblados del municipio Sifontes del estado Bolívar y del territorio Esequibo, solamente separados por los ríos Cuyuní, Venamo, la isla de Anacoco y una línea de facto que no reconocemos. Pueblos muy tranquilos pero que en los últimos días se respira una tensa calma y se ha observado enorme despliegue de tropas y de todo tipo de lado y lado.

Siempre me he referido a la población de Eterinbang, porque de mis múltiples viajes a Tumeremo, tuve la oportunidad de conocerla al cruzar el río. Eterinbang es un pueblo minero que ha resultado clave para la mediática guyanesa, pero que es parte del Esequibo, ubicado al frente de San Martin de Turumbán y de la isla de Anacoco en el municipio Sifontes del estado Bolívar. Guyana también en su momento no solo ha reclamado el Esequibo sino la isla ubicada en el medio del río, lo que demuestra que su élite gobernante tiene la misma vocación expansionista de sus amos colonialistas británicos.

Anualmente en ese importante poblado, uno de los primeros donde uno establece contacto con un territorio que es incontrovertiblemente venezolano, aunque tenga presencia de las Forces Defense of Guyana. Anualmente el presidente de ese país y estas fuerzas militares efectúan "actos de soberanía", realizando programas de asistencia social a sus habitantes (un poco más de 4.000 habitantes de los 800.000 que posee Guyana), uno de ellos repartiendo alimentos a pobladores, en su mayoría venezolanos, tal como lo muestran las siguientes gráficas que a continuación reproducimos.

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Cortesía de Mi Mapa de Venezuela incluye nuestro Esequibo

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Pero no es lo mismo que Guyana dentro del territorio en disputa tenga la administración y el control del mismo y otra que esa condición le otorgue derechos de soberanía sobre el mismo. Cualquier decisión sobre licencias o concesiones en ese territorio, hasta tanto no se resuelva la controversia territorial en el marco del Acuerdo de Ginebra, debe contar con el conocimiento y aprobación de la República Bolivariana de Venezuela. Esto es importante que se tenga claro y que el gobierno gasolinero de Guyana no crea que puede hacer lo que le venga en gana en ese territorio en disputa.

Y acá necesariamente debemos recordar esa visión de altura y de estadista tenida por el Comandante Chávez, cuando señaló que este tema de la Guayana Esequiba es muy delicado como para jugar con él. Y tanta razón tuvo el comandante Chávez que imaginen que producto de las tensiones que hay en estos momentos, el conflicto no sería realmente con Guyana (pueblo hermano, el segundo más pobre del continente después de Haití, y que en caso de conflicto sería tan o más perjudicado que nuestro pueblo, el venezolano) sino contra el Comando Sur gringo, Gran Bretaña, Francia y Canadá, es decir con la OTAN incluida.

Tan grave sería esta conflagración que imagínense al Comando Sur yanqui cruzando la línea de facto del Cuyuní, o peor aún, que enviarán drones con explosivos y volarán presas como Macagua I, Macagua II, Caruachi o el Guri, ya que estas se ubican a menos de tres horas si tomamos un recorrido vía terrestre desde Tumeremo hasta Ciudad Guayana, con las consecuencias para el país y por no hablar del continente. Por eso señalé ayer que con la instalación de una base militar del Comando Sur en el Esequibo sería un Guántanamo suramericano.

Y bueno no es fortuito que en estos momentos, la presidencia pro tempore del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas la tenga Ecuador, donde su presidente de derecha Daniel Noboa indicó que en el día de hoy en dicha instancia internacional se debatirá el tema planteado por la República Cooperativa de Guyana del cumplimiento de la sentencia del pasado viernes 1 de diciembre respecto a las medidas cautelares que solicitó ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) respecto a las acciones de Venezuela. Lo que crea suspicacia es que Noboa como buen derechista haya indicado que este debate se hará "a puertas cerradas", cosa en la que en mi modesta opinión no estoy de acuerdo.

Esto es parte del asedio y el intento de cercarnos internacionalmente que debemos denunciar a través de estas líneas como parte de una nueva fase de escalada de agresiones contra Venezuela. No nos equivocamos al indicar que después del 3 de diciembre el tema seguiría en la palestra pública, y así ha sido.

Y este ataque imperial tiene su principal razón en virtud de la caída de las acciones de la Exxon Mobil y otras transnacionales petroleras en el mercado internacional nada más y nada menos que por la participación dada en el referendo del pasado domingo, y que caen aún más ante las medidas inmediatas adoptadas por el Presidente Maduro, que obliga a estas empresas a negociar en condiciones de respeto e igualdad con Venezuela. Por eso es que promueven el escalamiento del conflicto a ver si dan al traste con nuestro Gobierno e instituciones legal y legítimamente constituidas.

Bueno es que exprese a través del siguiente escrito lo siguiente: Desde Venezuela apostamos a una salida dialogada y negociada con Guyana, en este caso con su gobierno porque como lo he expresado, no nos interesa confrontar con el hermano pueblo guyanés, al cual hemos ayudado desinteresadamente (por ejemplo, con el mecanismo de Petrocaribe, por cierto saboteado por EEUU) y hoy será una oportunidad extraordinaria para enfriar estas tensiones, o si por el contrario, las mismas se recalientan más.

Somos un pueblo pacífico, alegre, amistoso que podemos convivir con todos los pueblos del mundo. Pero si nos buscan, podemos volvernos en un pueblo bravo presto y dispuesto a defender lo que por razón, historia y derecho nos pertenece, y acá apelo a algunos ejemplos que la misma historia nos ha dado.

El primero, el de un 11 de abril de 1817, cuando el General en Jefe más victorioso en aquel entonces del ejército patriota, Manuel María Francisco Carlos Piar, quien al mando de 400 soldados de caballería, 500 infantes, 500 indígenas flecheros y 800 lanceros en el cerro de Chirica o El Gallo como se conoce popularmente hoy en día esa zona, derrotaron en una batalla que no duró más de 30 minutos a 1.600 infantes y 200m jinetes bien armados dirigidos por el jefe realista, Miguel La Torre, en la batalla de Chirica o de San Félix. Si no se hubiese dado esta batalla, no se hubiese logrado la independencia de la entonces provincia de Guayana, que a través de las bocas del Orinoco, ubicadas en el hoy estado Delta Amacuro, constituye una estratégica entrada y salida hacia el Atlántico, y que remontándolo en dirección al sur, se puede llegar perfectamente en 5 días hasta el Rio de La Plata (Argentina y Uruguay).

Si no hubiese sido por esta batalla, la independencia de Nueva Granada, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia y Panamá no hubiese sido posible.

Otro episodio que me siento en la obligación de recordar es el del 2 de enero de 1895, el incidente del Cuyuní, del Yuruaní o Yuruan (en el fondo es el mismo) cuando las pretensiones codiciosas de la corona inglesa de apoderarse de parte de nuestro territorio, el mismo fue defendido por el general Domingo Antonio Sifontes y el capitán Andrés Avelino Domínguez, porque el entonces presidente Joaquín Crespo les había encomendado la defensa del mismo.

Al saber Venezuela de los planes de los ingleses de adentrarse en suelo nacional y tomar diferentes lugares para la corona, siguiendo los abusos originados tras la línea Schomburgk. Entre esos espacios estaba El Callao, que, por ser una población productora de oro, era codiciada por Inglaterra. Por esa razón, los ingleses habían cruzado el río Cuyuní para invadir y reclamar territorio.

Por ello, desde la madrugada del 2 de enero de 1895, los hombres del inspector Barnes provenientes de la Guayana Británica –hoy Guyana- ocuparon un puesto militar venezolano en la margen izquierda de río. Esa mañana, los ingleses izaron la bandera de su país en tierras venezolanas.

Allí fue cuando Sifontes les salió al paso, acompañado de pocas tropas y algunos ciudadanos del lugar, que lo acompañaron, algunos armados con palos o cuchillos. Según algunos autores, en un lugar llamado "Piedra Escrita", se produjo el combate, desigual y encarnizado, pero favorable al bando venezolano. Los ingleses emprendieron la retirada y Sifontes junto a los suyos izaron la bandera nacional y recuperaron los territorios originales.

En ese hecho, algunos soldados escaparon y otros fueron capturados junto a su jefe Barnes quienes fueron llevados a la Comisaría General del Cuyuní y sus Afluentes, creada por el General Joaquín Crespo y cuyo encargado era el Sub comisario Canuto Gordon, donde comenzaba a levantarse el pueblo de El Dorado fundado por el mismo General Sifontes el 4 de marzo de 1894. Esta acción marcó un punto álgido en las relaciones entre Inglaterra que invadía y Venezuela que expulsaba al invasor.

Este hecho, heroico en toda su extensión, es poco conocido. Muy pocos saben del mismo, de cómo un país tercermundista, pobre y pre-petrolero le hizo frente y le ganó a una potencia colonial. Gracias a este acto de valentía, la zona pasó a denominarse como Municipio Sifontes, y los restos del general descansan en territorio que hoy es venezolano gracias a él.

El otro evento fue la toma militar de la isla de Anacoco por nuestra Guardia Nacional. Esto fue un 12 de octubre de 1966, cuando el ciudadano Juan Flores Bermúdez iba junto a sus tres hijos por el río Cuyuní, pescando y buscando oro. De repente hizo una parada de descanso en la isla de Anacoco (o Ankoko), donde confluyen los ríos Venamo y Cuyuní, y allí observó que miembros de las Fuerzas de Defensa de Guyana (GDF) habían izado la bandera guyanesa y colocado varios pertrechos.

Flores Bermúdez alarmado por el hecho se dirigió a Tumeremo y le notificó esto al comando de la Guardia Nacional acantonado allí, y su comandante, el Teniente Coronel calaboceño José Pilar Barbella Ramos dirigió sus tropas a la isla de Anacoco y al desembarcar en ella constató la veracidad de lo narrado por Flores Bermúdez.

Ante tal invasión, el entonces Tcnel. Barbella Ramos decide defender nuestra soberanía, y junto a los soldados bajo su mando, desalojan a los soldados guyaneses, retirando el hito fronterizo que éstos habían colocado en la isla, procediendo a izar la bandera tricolor venezolana. Ya en posesión firme de la isla venezolana, promovió y comenzó la construcción de un puesto militar, una pista de aterrizaje, una escuela y otras edificaciones, para fortalecer las defensas venezolanas y garantizar la presencia permanente de un puesto que evite otros intentos de usurpación del ejército guyanés.

Por su parte, el Gobierno Guyanés alegó una invasión venezolana al Esequibo, hasta el punto que ofrecieron 15 mil dólares por entregar vivo o muerto al Patriota venezolano Tcnel. Barbella Ramos.

Lamentablemente, y luego de esta acción, el Gobierno Venezolano de la época no aprovechó las circunstancias para afirmar la pertenencia no solamente de la Isla de Anacoco, sino de todo nuestro territorio Esequibo, reprendiendo al valiente y audaz Teniente Coronel autor de aquella hazaña, e incluso amenazándolo con expulsarlo de la Guardia Nacional por su acción, lo que demuestra una vez más la falta del sentido de pertenencia y de Identidad Nacional de quienes tenían el poder político en Venezuela en aquella época. Afortunadamente, esto no sucedió y Barbella Ramos siguió su carrera militar por unos años más, llegando a ser ascendido al Grado de Coronel.

La diferencia entre el evento de Domingo Sifontes con el de Barbella Ramos fue de 71 años.

¿Y será que 57 años después, estará llegando el tiempo de una tercera batalla del Cuyuní?

Esperemos que no, y que este problema se resuelva de manera diplomática y pacífica. Pero la historia da testimonio de lo que los venezolanos y las venezolanas estamos dispuestos a hacer con tal de defender lo nuestro.

¡Bolívar y Chávez viven y sus luchas y la Patria que nos legaron sigue!

¡Independencia y Patria Socialista!

¡Viviremos y Venceremos!

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