Hasta para tener claridad acerca de lo que ahora acontece con el Esequibo, hace falta saber el carácter de las relaciones en las que estamos envueltos; que el asunto referido, no se agota en las relaciones entre Venezuela y la actual Guyana. Pues es obvio que, él ha agravado por la injerencia del capital estadounidense y los intereses inherentes a eso, particularmente los relativos al recurso petrolero. Por ejemplo, el convenio Cuba- Guyana de 1981, en el cual el gobierno de la isla antillana, por razones políticas de menor nivel, reconoció a al país nombrado en segundo término como propietario del Esequibo, estando además en vigencia el Acuerdo de Ginebra, reveló una deficiencia de perspectiva en función de la estratégica unidad latinoamericana y caribeña.
Una joven venezolana residenciada en EEUU, que me conoce, fui amigo de su padre, se conecta conmigo con frecuencia a través de las redes, particularmente twitter, habiendo leído un comentario que hice acerca del imperialismo y el antiimperialismo, me respondió, copio textualmente, de la siguiente forma:
"Uy. ¿Antiimperialista? ¿Perdone Sr. Eligio, no han bastado los años de miseria en mi País? Lo hemos vivido en carne propia. Usted mismo. Con $4 mensuales. No puedo entender."
Fue este el tercer comentario del mismo tenor, que recibí como respuesta a lo que dije, solo que los anteriores, procedieron de personas que no conozco y nada sé, por lo que opté por ignorarlos, pese mi "maña", "manía" o sentido docente me incita a responder en esos casos; particularmente si quien me lo hace procede de manera respetuosa.
En este caso, he optado como con los dos antes mencionados, ignorarlo, por razones muy particulares que me obligan a ser cuidadoso y hasta riguroso. Debo cuidar la historia, las relaciones que me unen a esa familia y, atendiendo a este sentido, sentimiento y actitud muy racional, creo prudente no dirigirme a ella sobre ese asunto; procuro no incitar un debate que pudiera ser imprudente.
Pero por ser maestro y por ende preocupado por el mejor aprendizaje, he optado por hablar de este asunto que tanto me preocupa y sé que tantas confusiones está produciendo.
Por experiencia sé, como suelen decir en Cumaná, "a todo el mundo le gusta lo bueno". Estoy absolutamente seguro que la contundentemente mayoría de los venezolanos y ciudadanos de cualquier país de la periferia del capitalismo, son antiimperialistas y no lo saben. El sólo deseo de vivir bien o mejor que cómo ahora viven, les obliga, en cierta medida a ser antiimperialistas, pues al rentismo y al imperialismo, que son aliados y corren en llave, debemos nuestras calamidades. Si estamos conscientes de lo que sucede en toda América Latina, cuyos gobiernos atados al viejo modelo de dependencia, no han podido mejorar sustancialmente la vida de sus ciudadanos, nos sentiríamos obligados a cambiar la relación y esto implica asumir una actitud antiimperialista. Pues creer que lo que nos sucede es ajeno al control que el capital externo ejerce sobre nuestras economías, es infantil, dicho así por no hablar de ignorancia.
Nose trata de ideologizar inventando una categoría y relaciones inexistentes, sino estudiar la historia de la economía y él como, las relaciones entre naciones se desenvuelve. No hay que olvidar que Bolívar, sin conocer esa circunstancia pues no existía, apenas las colonias vendían sus materias primas y los imperios no exportaban capitales, habló del asunto, desde su perspectiva y propuso alternativa, la unidad de "las antes colonias españolas",
Veamos el caso de Argentina; el anterior presidente, ligado al peronismo, Alberto Fernández, no pudo o no puso mucho empeño en resolver el grave problema heredado de Macri, quien ató la economía de su país a un convenio con el FMI, como resultado de un préstamo, casi criminal y destinado a empobrecer a la mayoría de la gente. El reciente electo, Javier Milei, está ofreciendo un plan que recuerda al de CAP en su segunda presidencia y hasta más cruel. Y estas circunstancias se derivan de la debilidad de nuestras economías y la insaciable apetencia del imperialismo y sus capitales.
Revisemos las palabras de mi joven amiga y, si con ellas recorremos la historia de la economía venezolana y de esos otros países, no es difícil hacerle entender a quién uno tenga como alumno, que ese cuadro que ella pinta, es justamente por efectos del imperialismo. Pero no lo sabe. ¿Por qué nosotros, después de tantos años vendiendo petróleo, en poco tiempo, pasamos a vivir como los más pobres de la tierra? Pues porque nos mantuvieron atados al rentismo con la colaboración de los gobiernos que aquí existieron. La capacidad destructiva de las sanciones operan justamente por eso.
Por supuesto, al hablar del imperialismo en la escuela y sus efectos negativos sobre nuestras economías, estaríamos creando conciencia a la multitud para reclamar planes económicos destinados a contrarrestarlo.
No es suficiente ahora culpar al gobierno, como tampoco es verdad que todo se debe al bloqueo. Pues este es exitoso para quienes lo aplican y propician, por la sujeción de nuestra economía al capital externo, es decir, al imperialismo. Hay países, como Rusia o China, Irán plagados de esas sanciones, que no afectan en gran medida su funcionamiento y la vida de sus habitantes.
No es sólo asunto que EEUU ahora nos aplique unas sanciones que, en verdad, agravan nuestra vida, sino que, por estar bajo la dependencia del imperialismo, carecemos de desarrollo, estructuras económicas diversificadas, poderosas, lo que facilita que esas sanciones o bloqueo causen mayores daños. Es más, ellas, las sanciones, básicamente se fundamentan en las relaciones dependientes que hemos tenido y tenemos ante EEUU.
Me decía un amigo experto petrolero, ingeniero en la rama, que hasta los tornillos de las refinerías están diseñados de manera que no se puedan sustituir por cualquier otro. Algo así como que nos hicieron muy especializados y como dicen sociólogos y antropólogos, "los seres muy especializados son muy débiles. La ventaja del humano, sobre el resto de las demás especies es que no es especializado y eso le hace fuerte, resistente.
Veamos un ejemplo sencillo y práctico. Basta que EEUU, ahora mismo, nos aplique una sanción que impida que las remesas de familiares y amigos lleguen a Venezuela, la tragedia sería mayor. Justo por depender de aquellas. Hasta ahora eso no ha hecho porque resultaría impolítico y pudiera producir una reacción contraria. Sería como quedar al desnudo frente a los afectados y hasta agarrado con las manos en la masa.
Pero, el asunto no se queda en mi amiga y los otros dos que me hicieron similares comentarios, salvando asuntos de estilo y afecto personal, sino que en lo que antes dije, la aplastante mayoría de la gente no sabe lo que significa el imperialismo y en consecuencia ser antiimperialista, pese crean lo contrario, no es propio de aquellos que gritan a cada instante ¡abajo el imperialismo!, mientras no hacen nada concreto que sea coherente con el grito. El antiimperialismo más que un simple discurso o una definición ideológica, pues esto es en quienes dicen serlo sin saber lo que eso significa, es una necesidad para la subsistencia y el bien vivir de nuestros pueblos.
Pongo de ejemplo esta interrogante que me acosa: ¿Los gobernadores, alcaldes supuestamente antiimperialistas qué hacen, proponen en su espacio en función de eso? Que yo sepa, nada.
Según observo, teniendo todo un escenario, poder, recursos, para hacer tareas, pese parezcan insignificantes en función de eso, nada hacen. Razón tiene Vladimir Acosta cuando dice, "estamos atados al colonialismo y no lo sabemos". Todos los días caminamos hacia adelante porque eso es lo que hacen todos
Llevo años proponiendo en mi espacio un proyecto de educación en las escuelas bajo el control de alcaldías y gobernaciones, de historia regional, para que, desde la perspectiva que ella brinda, revisar las relaciones con otros espacios y el mundo, el carácter de estas y nadie me para. Pienso qué, cualquier funcionario, por muy insignificante que sea, puede hacer algo en función de eso que llamamos el antiimperialismo. No es cuestión de ideologizar sino poner al estudiante a atrapar la realidad desde temprano. Eso, justamente es lo que hace la escuela capitalista, la nuestra. Pues nunca ella ha dejado de serlo.
Pero sucede que, es mucho más la gente que desconoce el significado de esa categoría de lo que uno piensa. Tanto que, como antes dije, hasta quienes dicen ser antiimperialistas, no saben qué significa eso. Y repito, eso no lo digo yo, lo dice Vladimir Acosta.
En una breve conversación, entre Evo Morales y el presidente Maduro, en la que ambos manejaron repetidamente el término, observé que, en ellos, en su manera de comunicarse, dado se trata de dos políticos, esta categoría tiene un significado y uso totalmente ajeno a lo que en verdad es.
No quiero decir, es bueno aclarar esto, que los personajes mencionados, ignoren el verdadero significado de la palabra y categoría, sino que es muy usual entre políticos, dadas las particularidades de la diplomacia y las relaciones específicas de países como Venezuela y Bolivia, la utilicen para referirse específicamente a Estados Unidos. Pues es este, el país imperialista que ahora les acosa y atrapa.
Esto último, que también hace una multitud, sabiendo y no el significado estricto de la palabra, lleva a dos conclusiones erradas al común de la gente. Como que imperialismo es Estados Unidos y hasta casi exclusivamente. Digo esto último, porque quizás por lo mismo, agreguen a la lista algunos países de la UE. Y esto conlleva a otra idea falsa y peligrosa, como que antiimperialismo es sinónimo de antinorteamericanismo y anti Europa, o por lo menos anti algunos países de la UE.
Ahora mismo, algo similar ocurre con la multipolaridad. Pues mucha gente, quizás por la angustia y lo contingente de la demanda, entiende y asume esa lucha como lo contrario o para mejor decirlo, una nueva polaridad. Como que China asuma el control de la economía mundial e imponga sus reglas.
De lo anterior, esto es lo que les sucede a los tres personajes que a mí se han dirigido a través de tuiter, incluida mi joven amiga, que ser antiimperialista no sólo es ser enemigo de Estados Unidos y hasta sus ciudadanos, sino ser comunista al estilo que ellos entienden también eso. Es decir, como que es ser autoritario, partidario de la pobreza, represivo y contrario a todo lo democrático y generoso.
Pero, lo más triste, es que hay muchos "antiimperialistas" que tienen más o menos la misma idea. Por esto cuando ejercen funciones de gobierno no hallan la forma de comportarse de hecho como tales y menos prestarle atención a quien pudiera ayudarles, porque no forma parte de la intimidad, esto es más importante que el antiimperialismo, y se comportan de la misma manera que lo hace un gobernador o alcalde opositor. Sólo que ellos gritan ¡abajo el imperialismo! El otro eso no hace, pero razona como mi joven amiga.
Entonces al maestro le angustia que, en la escuela, desde los primeros años, su alumno no aprenda la historia de la economía, la conducta de las sociedades, tal como son y los motivos por qué somos de una manera y no otra.
En todo el sistema escolar venezolano, pese los gritos y definiciones del gobierno, sus funcionarios y hasta candidatos, de ¡abajo el imperialismo!, se prepara a los alumnos con demasiado apego al modelo dentro del cual subsistimos, que no es que sea capitalista simplemente, sino uno atado rigurosamente al capital externo. Los alcaldes y gobernadores proceden en la misma línea de quienes antes, en los tiempos de la IV República, ejercieron esos cargos. Su proceder es el mismo, salvo unos inviertan más, hagan más obras o pongan más dedicación en los problemas cotidianos de la gente. Pero determinantemente tienen el mismo comportamiento.
¿Para un gobierno nacional que se defina como antiimperialista es suficiente, no hay otra cosa por hacer, que oponerse a todo lo que EEUU proponga en la ONU, en la OEA y donde sea, mientras seguimos haciendo lo mismo de antes?
¿Es EEUU el único país del mundo llegado a la etapa imperialista?
La respuesta a esta interrogante es necesario darla con propiedad para definir políticas en verdad antiimperialistas, pues puede haber estilos distintos, maneras más humanas, menos rapaces, pero el capital tiene su lógica y a ella obedece sin importar de dónde viene ni qué idioma habla.
¿Es del conocimiento de un bachiller venezolano, el por qué en Venezuela casi no hay líneas férreas? ¿Por qué hay tantos camiones y autobuses? ¿Por qué la tragedia y lo costoso de traer la producción agrícola excedente de los andes hasta oriente?
El venezolano, en su determinante mayoría, aun después de 20 años de gobierno de una tendencia que se define como antiimperialista, desconoce por qué, pese los enormes ingresos que nos produjo la industria petrolera, no se tradujeron en un alto desarrollo industrial, económico, aunque fuese dentro de la categoría y cultura del capitalismo.
La palabra se le utiliza como un simple calificativo para distinguir a alguien del cual somos enemigos, como decimos los cumaneses, "porque nos sale del futre". De donde lejos de ser una categoría económica se convierte en una xenofóbica y se presta para confundirnos o confundir y llevar a conclusiones contrarias a lo que en verdad se trata y acerca de lo que debemos hacer.
No se trata de ideologizar, como lo pudieran estar haciendo en las escuelas que estudian las teorías económicas del capitalismo y hasta el neoliberalismo, sino de estudiar críticamente la historia de la economía y cultura venezolanas.