¿En qué fecha nació Jesucristo?

Jueves, 28/12/2023 04:51 AM

Al llegar al 24 de diciembre, ninguno de nosotros se realiza la siguiente pregunta: ¿En qué fecha nació Jesucristo realmente?

Desde siempre hemos oído que la fecha en que se celebra la Navidad es la verdadera fecha en que nació Jesucristo y a nuestra mente nos llega la imagen de María y José junto a la mula y el buey, en un humilde pesebre, rodeado de pastores y de Reyes Magos que adoran al Mesías que acaba de llegar al mundo, trayendo un mensaje de Redención.

Lo que debemos saber es que es imposible conocer  con exactitud la verdadera fecha en que nació el Hijo de Dios. Es preciso estar al tanto que la única fuente para precisar con veracidad esa fecha son los Evangelios, que fueron escritos mucho tiempo después que naciera Jesús. 

La Biblia no señala un día, los judíos y menos los primeros cristianos no solían celebrar la fecha de nacimiento de las personas. Para ellos eran de muy poca importancia eso, tanto  que  los Evangelios de Juan y de Marco, no mencionan ese hecho en absoluto.

Conozcamos que las  fuentes primarias sobre la infancia de Jesús  son los Evangelios de Mateo y Lucas, que fueron escritos aproximadamente en los años 80 ó 90 después de Cristo.

Sepamos que el nombre de Jesús es la versión latinizada del nombre griego 'Ἰησοῦς' , siendo así  mencionado en el Nuevo Testamento, que a su vez es una interpretación del nombre original hebreo Yeshua.

Los Evangelios de Marcos y las Siete Cartas del Apóstol Pablo de Tarso no refieren nada  a los primeros años de la vida de Cristo, mientras Mateo y Lucas son los que mencionan los relatos sobre la infancia del Mesías.

En el reinado de Herodes el Grande; Marco sitúa el nacimiento de Jesús, poco antes de su muerte, que está señalada en el 4 A.C y Mateo indica que debió nacer en el 4,5, 6 ó  7 A.C.

Lucas fija  su nacimiento cuando el Censo de  Publio Sulpicio Quirino que era el Gobernador Romano de Siria  y en su relato cuenta que María y José viajaron a Belén, partiendo de Galilea, para registrase en el censo, con todo y el estado avanzado de embarazo de María. Tuvieron que viajar a ese lugar ya que era el lugar de nacimiento del progenitor de Jesús.

Ese censo los testimonia el Historiador Flavio Josefo en el año 6 D.C, existiendo una diferencia mínima de 10 años entre los Evangelistas Mateo y Lucas.  Cuando se escribe sobre el Nacimiento y la Muerte de Jesús ya habían pasado más de 60 años de su crucifixión. 

Entonces, ¿qué relato se acerca más a la realidad, Mateo o Lucas?

Partiendo del personaje de Poncio Pilato, se sabe que este romano fue Prefecto entre el 26 al 36 D.C, que pudo ser la fecha en que fue muerto Jesús. Mateo coloca el nacimiento de  Cristo en el año 4 A.C y su muerte  34 años después.

Los Evangelios son los únicos textos donde se registra la vida de Jesús, el Historiador Flavio Josefo, señala a Jesús de una forma muy general en su texto “Historia de los Judíos”, pero no se refiere a su nacimiento.

El nacimiento del Mesías se encuentra en el más absoluto de los enigmas.  

Entre los misterios que encierra el nacimiento de Jesús, aparece el Monje Dionisio, conocido como el Exiguo, que era un monje bizantino del siglo V, que se encontraba en Roma alrededor del año 497.

Ese Monje es encargado por el Papa para determinar la fecha de la Pascua y que investigue cuando nació el Hijo de Dios. Debemos conocer que el Monje era un Cronógrafo, que era la Ciencia que estudiaba la Cronología en los textos que existían en ese momento.

Con los pocos recursos con que se contaban en esa época,  Dionisio fijó que Cristo había nacido 753 años después de haber sido fundada Roma y fijó el año siguiente como el año 1 de la era Cristiana y allí puedo comenzar el error de la fecha cuando nació Cristo.

Dionisio era un experto en cálculos astronómicos, con herramientas precisas para calcular la fecha  exacta de la Pascua Judía, ya que los meses judíos son lunares y la fiesta se celebraba el día 14 del mes judío de Nisán. Los años lunares son más breves que los solares y si no se establece  una paridad estricta entre ambos, al pasar los años se va produciendo un asincronismo cada vez mayor, como ocurría en esos tiempos.

El 25 de diciembre como el día en que nació Jesús,  es un invento del Emperador Teodosio I, conocido como el Grande, que fue cuando se estableció el Cristianismo en el año 380 como religión oficial del Imperio Romano. Desde ese momento el Cristianismo pasa a ser perseguidor y ya no perseguido como lo fue en épocas pasadas. 

Existe una versión que dice que el Emperador Constantino junto con el Pontífice Julio I fue encargado de   establecer oficialmente la fecha para la conmemoración del Nacimiento de Jesús en el Imperio Romano.

Julio I fijo la fecha para el 25 de diciembre, escogida a pesar de la creencia de que Cristo nació en primavera, ya que se describe que Jesús nació en el momento en que los pastores tenían rebaños al aire libre y eso era imposible en invierno por las altas temperaturas.  

El Papa Fabián (236-250) cansado de tantas especulación con la fecha del nacimiento del Mesías señaló que era mejor dejar las cosas como estaban,  ya que fijar dicha fecha era un sacrilegio, pero la Iglesia Oriental después de estudios de astrólogos y matemáticos indicó que si Jesús fue crucificado un 6 de abril, ya que tenía justo 33 años, contados a partir de la concepción, como se hacía en esa época, si fue concebido un 6 de abril nacería un 6 de enero. 

Entre los años 354 y 360, durante el Papado de Liberio(352-366) se fijó el nacimiento del Mesías en la media noche de 24 de diciembre, fecha de Natalis Solis Invicti.

San Agustín en el año 354-430 decía a los creyentes de esa época que no dedicaran ese día al sol, sino al Creador del Sol. Así poco a poco esa Navidad Cristiana fue ganando posición a pesar de tener que compartir con la celebración pagana.

Hay que recordar que el 25 de diciembre se celebraba la fiesta cuando Zeus vencía las tinieblas, que era conocida como la fiesta del Sol Invictus, cuando los días se tornaban más largos. Esa celebración era en  fecha mencionada, a pesar de que el solsticio comenzaba el día 21, pero cuatro días después se celebraba cuando se percibía más que el máximo Dios de la Mitología Romana derrotaba las Tinieblas.

Al llegar al momento mágico en que el sol detenía su movimiento en el horizonte, comenzaba la victoria de la luz. El Sol renacía y el día ganaba terreno a la noche, los hombres se alegraban y en ellos renacía la esperanza, ya que el sol era vida.

Solsticio significaba “sol inmóvil”. Los romanos celebraban esa temporada con banquetes y fiestas

En el mes de diciembre  también los romanos celebraban los Saturnales, que era una fiesta en honor del Dios Saturno, Dios protector de los sembrados, y festejaban el final de los trabajos en el campo hasta la siguiente primavera,  celebración en donde se daban regalos y se usaban arboles como los que ahora usamos en Navidad.

Esas fiestas eran días de banquetes públicos, con cierta permisividad en donde los amos y esclavos cambiaban obligaciones esas fechas.

En esa fecha existe la creencia que se celebraba el nacimiento del Dios Persa Mitra, aunque no exista documentación que lo asegure. Conozcamos que el culto a Mitra está relacionado con el sol, que había  cobrado gran importancia en el Imperio Romano a partir del siglo II.

Cuando en el Imperio Romano fue adoptada la religión Cristina, en el 325 D.C  como religión oficial, se suplantó las fechas mencionadas por otras de base cristianas y para el año 325 D.C el Papa Julio sugirió que se celebrase el 25 de diciembre como la fecha del nacimiento de Jesús y su sucesor Liberio decretó oficialmente, cuatro años después la celebración.

 Fue impuesto las celebraciones cristinas sobre las paganas, construyendo las iglesias y catedrales encima de los templos paganos y muchos santos representaban antiguas divinidades, logrando con esto que la gente pudiese adaptarse a la nueva religión, sin perder por completas sus costumbres.

Esa es la historia de cómo se intentó fijar  la fecha en que nació Jesús, pero eso poco importa,  ya que la Navidad nos sirve para recordar ese ser tan extraordinario que fue Jesucristo, quien nos enseñó el más bello precepto: Amaos los unos a los otros.

 

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