Vean por qué Gustavo Cisneros, declaró héroe a su escabroso hermano Ricardo…

Jueves, 18/01/2024 12:12 PM

  1. Todos los ladrones siempre dicen que llevan la frente muy en alto. Un lugar común de los que viven en medio de un mar de plata. La sucesión de desgracias financieras en Venezuela, producto de inversionistas como Gustavo Cisneros (Pirata Global), entre 1993 y 1994 descalabraron nuestra economía tal como les gusta a los genios del FMI, tal cual como hoy se encuentran Ecuador y Argentina. Los planes del genial y super socio de los Cisneros, don Pedro Tinoco provocaron una corrida de los mil demonios y el efecto dominó dejó sin banca sana al país. Don Gustavo se permitía decir entonces: "Tenemos una economía en estado de postración, en medio de un ambiente político polarizado".

  2. Aquella pavorosa crisis financiera entre 1993 y 1994 se veía venir desde 1989, cuando el Banco Central de Venezuela decidió DARLE MÁS LIBERTAD A LOS BANCOS PRIVADOS PARA QUE PUDIESEN COBRAR LAS TASAS DE INTERÉS QUE A ELLOS LES VINIESE EN GANA….

  3. Aquella historia es harto conocida, pero don Gustavo quiso que quedara en nuestra historia según como él la veía, tal era su culpabilidad, y contrató a un mercenario llamado Pablo Bachelet para escribiera su vida. al mismo tiempo llamó al canalla escritor mejicano Carlos Fuentes, para que escribiera el prólogo de tan maravillosa obra. En este libro de Bachelet, se desata una brutal campaña para salvar de las horcas caudinas de los partidos de entonces a don Ricardo Cisneros, hermano de Gustavo. Don Ricardo formaba parte de la Junta Directiva del Banco Latino, el banco madre del total desbarajuste financiero nacional. Don Ricardo era además mano derecha de don Pedro Tinoco. La corrida había sido tan mayúscula para aquel 1993 y 1994 como grandes fueron las pérdidas que producto del paro empresarial y petrolero desatado a partir del 2002. La banca nacional había estafado a la Nación en 9 mil millones de dólares.

  4. En aquel hervidero de insalvables culpas, don Gustavo dice con la frente tan en alto (como cuando prestó su avión para salvar a Estanislao Pérez), que él pagó de inmediato, hasta la última locha que debía su hermano, «y puso activos a disposición como aval para optar a una línea de financiamiento del Banco Central,… y contactó a banqueros extranjeros para invitarlos a invertir en el Latino. Varios de ellos se mostraron interesados». Este hombre no tiene mesura en sus desvergüenzas e inventos: ¿acaso que los banqueros son monjitas de la caridad, que iban a venir a poner su plata en unos bancos que estaban quebrando, y en un país con una inseguridad jurídica espantosa? Habría que ser imbécil para creer en estas barbaridades. Pero como el papel aguanta todo, continuó el Pirata Global, don Gustavo, diciendo que él había acudido a Miraflores para prestar su valiosa ayuda: «Mire -insistía este susodicho empresario al presidente-, no crea que yo estoy haciendo esto pensando en Ricardo, que es director del Latino, sino porque de intervenirse el banco se generará una crisis de confianza tremenda».

  5. Ahora no eran ladrones y estafadores sino héroes: «Los intentos de los hermanos POR RESCATAR el banco fueron en vano. Caldera identificaba a la cúpula del Banco Latino como un banco políticamente contrario al suyo».

  6. Qué llorona se desató entonces. Don Gustavo tenía a esa poderosa estación (VENEVISIÓN) para limpiar y salvar su reputación, y dirigió una alocución al pueblo venezolano, con ese lenguaje de altura que ha conmocionado tanto a Carlos Fuentes: «Quiero hablarles de la crisis del Banco Latino. De la crisis que ha paralizado a Venezuela. De las acusaciones contra mi hermano Ricardo, y de la malintencionada campaña que trata de culparle injustamente a él, y a nuestra Organización, de los problemas que aquejan a tantos…». Expresó que el dolor en su corazón por los que no podían sacar sus ahorros de los bancos era intensísimo. No dijo que su avión y sus activos estaban a la orden de ese pueblo que había quedado sin comida, sin medicinas, sin cómo poder pagar sus viviendas. No señor.

  7. Pero para ayudar a su hermano sí tenía humanidad y coraje y expresó: «Quiero hablarles de mi hermano Ricardo, porque eso también duele. Me duele profundamente porque es mi hermano, y porque yo mejor que nadie sé lo que él ha trabajado para construir una organización mundial que ha puesto muy en alto el nombre de Venezuela y de los venezolanos… Me duele porque no es justo. Ricardo sólo asistió a siete reuniones en los catorce meses que fue miembro de la junta directiva… ¿En qué mente cabe pensar que un hombre que forjó empresas en muchos países sin ayuda de ningún gobierno pudo en Venezuela destrozar un banco en siete reuniones, en catorce meses? Hay una culpa que sí tenemos -concluyó su discurso-. Y es no haber expuesto nuestro punto de vista claramente y a tiempo. Hoy comenzamos a hacerlo. Lo haremos frecuentemente. Para explicar nuestras acciones. Para orientar al país, con la frente en alto». Y justifica toda aquella llorona diciendo lo más absurdo del mundo: «Lo que queríamos era reducir nuestras operaciones venezolanas, ser más pequeños en una Venezuela más grande -dice, recordando el caso Latino y sus consecuencias sobre el grupo-, una Venezuela más próspera, mucho más abierta, centrada y encajada en el marco internacional: una Venezuela que fuese competitiva».

  8. Otra vez con el mayor abuso de las leyes y de las disposiciones de la Republica en cuanto al uso de los medios radio-eléctricos y televisivos, Cisneros tomó a Venevisión como centro de depuración de los banqueros ladrones, y sin ambages algunos dijo: «Se dio inicio a UNA CAMPAÑA INSTITUCIONAL A ESCALA MUNDIAL para explicar la posición del grupo. En los próximos meses muchos directores y editores recibirían largas cartas acompañadas por una nutrida documentación que rebatía desde las aseveraciones que Cisneros consideraba obviamente erradas, hasta las que pudiesen llevar a conclusiones engañosas. Después venía el seguimiento de Bardasano, que llamaba al periodista o editor o a ambos, con una explicación off the record. A veces éste iba solo o con Gustavo Cisneros, a visitar las redacciones para dar su versión de los hechos a los periodistas. Hicieron eso The Miami Herald, The Wall Street Journal y The New York Times». «POR SU PROPIO PESO Y SU LLEGADA A LA OPINIÓN PÚBLICA, CISNEROS DESIGNÓ A VENEVISIÓN COMO PUNTAL EN LA DEFENSA DE RICARDO CISNEROS, y la Organización Cisneros se encargó de que todas las otras compañas bajasen el perfil. A los gerentes se les instruyó no hablar con la prensa a menos que fuese a beneficio de Venevisión y de Ricardo Cisneros».

  9. «Los argumentos de Cisneros eran sencillos: lo esencial era que la posición de la familia provenía de cincuenta años de duro trabajo y de un esfuerzo perseverante. En cuanto a Ricardo Cisneros, no tenía papel ejecutivo alguno en el malogrado Latino, y la relación de la Organización con esa institución financiera estaba circunscrita a un pequeño porcentaje de la propiedad…». A partir de este resbalón, lo poco que le quedaba en el país comenzó a liquidarlo: vendió los CADA y los Maxys. Pero Gustavo Cisneros, todavía, como un ser supremo que ve todo desde las alturas, se permite añadir que la Organización Cisneros mantenía su compromiso con Venezuela. «Yo siempre apostaré –DESDE BIEN LEJOS- por Venezuela».

  10. Y, «¡SE HIZO JUSTICIA!»: El Tribunal Superior de Salvaguarda del Patrimonio Público en fecha 20 de marzo de 1997, con Ponencia del juez presidente Edith Cabello de Requena y con el voto unánime de los tres miembros, dejó a don Ricardo libre de toda acusación o culpa. Era el mismo Tribunal que había dejado libre de toda acusación o culpa a Lusinchi y a CAP junto con sus barraganas. El que había dejado libre de toda acusación o culpa a más de mil delincuentes que habían estafado a la administración pública por un monto de más de 250 mil millones de dólares. Así pues, se le puso fin a tres años de persecución y exilio a Ricardo Cisneros, y hubo entonces brindis, saraos, salutaciones porque LA VERDAD PREVALECIÓ.

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