El periodista Juancho Marcano, se dirigió con su viejo malibú, al puerto de Pampatar a realizar por ahí una diligencia. Siempre le ha llamado la atención lo pintoresco del lugar. Es un pueblo que tiene una calle principal de entrada, donde se encuentran viviendas coloniales que se conjugan con edificaciones nuevas, en las cuales hay restaurantes y otros negocios. Más allá después de pasar la iglesia del Cristo del buen Viaje, patrono del lugar, y dejar atrás el castillo San Carlos Borromeo, te encuentras con una playa mansa y límpida, orgullo del poblado y muy preferida por los visitantes. "Es un lugar, acogedor y hermoso, sin lugar a dudas", pensó el reportero.
Luego de realizar las respectivas diligencias, el periodista tomó el camino de regreso a casa, pasando por la avenida Luisa Cáceres de Arismendi, desde la cual se ve un imponente centro comercial. Ya al frente del portón de la vivienda, el perro Pipo, lo esperaba con mucha ansiedad y dando a entender que se sentía alegre, porque había regresado sano y salvo, y más aún cuando estacionó el carro en el garaje y se bajó, el can manifestó su alegría moviendo con rapidez la cola y se abalanzó hacia a él para acariciarlo y abrazarlo, y preguntarle cómo le había ido, a lo cual Juancho le respondió que muy bien y más aún que venía de Pampatar, un sitio que siempre le ha gustado por su belleza y por la gente amiga que tiene ahí.
- ¿Cómo es la playa de ahí, Juancho?, interrogó Pipo.
- Excelente, pues tiene en sus riberas varios cocoteros y kioscos que te prestan muchos servicios y eso atrae al turista, y de paso es de aguas tranquilas, llanas y transparentes, algún día vamos a ir para que veas y hasta para que te eches un baño.
- Ojalá que así sea, Juancho, para sentir el placer de bañarme en el mar y percibir su fuerza y su buena vibra. De Verdad que me encantaría.
"Pero, prosiguió el perro, te estaba esperando para preguntarte algo que escuché y tú, como periodista ilustrado, debes saber: ¿Cuál es el arma más poderosa para cambiar al mundo?"
- Claro que lo sé, Pipo, esa arma es la educación, y eso lo dijo Nelson Mandela, señaló el periodista, y el perro, respondió: "Este es mi periodista preferido".