Qué es lo que en verdad importa de un gobierno

Jueves, 01/02/2024 12:54 PM

"No se llegará nunca a la comprensión de la verdad, la verdad es igual a la realidad, es decir, todo. La verdad está sobre nuestros conocimientos, saberes y percepciones. Engaño está en todos, desde las más bellas y vaporosas formas, hasta la más concreta y concentrada materia…" Autor anónimo.

Es imperativo saber cuáles son los mejores gobiernos existentes, y qué ha permitido que lo sea, como que los pueblos alcancen la prosperidad y mantener el equilibrio en general, eliminando las clases sociales que distorsionan la economía y la política. Pero es difícil buscarle la vuelta a la difícil pregunta y obtener una respuesta satisfactoria para las mayorías, porque de qué dependería la prosperidad, pues de muchos factores, entre otros de la propia historia, la cultura, la geografía, la economía, la política, la educación, la tecnología, la innovación, la seguridad, la salud, el medio ambiente, y muchos más. Además de definir qué es gobernar y cuál sería el mejor gobierno, son varias las perspectivas asociadas y los valores a adoptar por las personas. El Índice Legatum, un ranking anual realizado por el Instituto Legatum entre 167 países, de una variedad de factores como riqueza, crecimiento económico, bienestar personal y calidad de vida, elije a los diez primeros países con mejor gobierno y son: Suiza, Nueva Zelanda, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Luxemburgo, Canadá, Noruega, Reino Unido, Australia.

No es el caso de Venezuela y los venezolanos y las venezolanas o quienes habitan este inmenso, rico y sagrado territorio donde estamos quienes permanecemos en él pese a la ruina a la que nos han sometido desde un que nos aplicó con sus políticas nefastas para las mayorías, un paquetazo neoliberal. NiMaMo y su séquito han engañado al país, su ineficiencia no tiene límites, lleva once años en el poder y lo que ha hecho es privatizar y entregar el lomito a las trasnacionales, y del socialismo nada que ver. Una errática economía en desbandada, favorable al régimen y al capitalismo internacional, a la oligarquía y la burguesía parasitaria de la renta nacional, que se enquistó en el Estado y un funcionariado burocratizado, que ha hecho de lo público, de la cosa de todos y todas, de la República, su caja chica, y no dan pie con bola. Eso sí, se hacen llamar revolucionarios, pero de la boca para afuera, porque no tienen corazón sino puras vísceras malolientes por tanta corrupción. Es en la práctica un pragmatismo matizado de anarquismo en la administración pública, cada ministro con sus carteras, hacen y deshacen a voluntad, o sea, acatan al mandamás, pero no le cumplen, porque se administran cual pulpería.

Dolarizan, especulan, entregan nuestros recursos a los que más tienen, mientras que al pueblo de a pie se le da esperanzas que cada día se vuelven más insustanciales, los aumentos en ascenso ineludibles en un teatro de discursos ampulosos por su vaciedad de criterios y argumentos absurdos y repetitivos, desgastados, a tal punto que el pueblo ante tanta inoperancia y pura política bastarda ocupada por la situación social y la propaganda sobre falsos positivos como estrategia útil a la hora de manipular a la opinión pública y promover su causa política con información maquillada y embaucadora por falsa, con la que se pretende acusar de promover y causar daño a quienes precisamente alertan sobre las maniobras políticas y militares que justifican acciones beligerantes, convirtiéndolas en instrumento de manipulación por el Estado y sus corporaciones que buscan la guerra y la paz de los cementerios, aplicando una coacción y coerción interna y externa, buscando posicionarse en el escenario preelectoral de cara a finales de año.

Importa sobremanera que los ciudadanos estén informados y sepan cómo reconocer la propaganda política y los falsos positivos para resistir su influencia, que participen y sean protagonistas, es fundamental, pues los gobiernos y las personas que trabajan para una parcialidad política e ideológica, no abordan los problemas que afectan en general y a las mayorías, sino que buscan soluciones parciales, insostenibles en el tiempo por ser inequitativas. Los analistas de inteligencia y quienes saben de contrainteligencia y de recontrainteligencia saben por dónde se les ve el bojote, y cómo de las afiebradas cabezas de los tanques de pensamiento se vuelcan a idear estratagemas que implican todo tipo de acciones y golpes de mano; preparados para un escenario de guerra, que son los juegos y ensayos entre los estrategas. Generar estos tipos de conflictos siempre les dan buenos resultados para mantenerse en el poder, sobre todo cuando están blindados en los primeros anillos de la seguridad del Estado, que es lo único que les quita el sueño, cómo no dejarse sacar del poder, sea la vía y alternativas que se barajan desde quienes tienen el sartén caliente por el mango. Entender estos aspectos es importante porque lo que se compromete es el futuro del pueblo, del país, de la nación y de la humanidad y el planeta.

La situación que vivimos nos impacta por su complejidad, y son muchos los factores que influyen, políticos, económicos, tecnológicos, culturales, educativos, de la sanidad y medio ambiente, entre otros. Es necesario que los gobiernos atiendan a las personas, que trabajen para el conjunto en el abordaje de los principales problemas y encontrar soluciones sostenibles y equitativas. Estamos viviendo tiempos de ácratas, anarquistas y libertarios, en una confrontación de ideales y posturas de dos sistemas que llevan siglos de instaurados y donde los obreros y los trabajadores en general son quienes sostienen los andamios del poder. El Estado, la Iglesia y la propiedad de los medios, hacen que todo se distorsione, y por ende la falsa necesidad de mesías que vengan a salvar a la humanidad de la devastación donde nos han sumido los falsos profetas, y las masas se dejan arrastrar por tales mentores. El capitalismo y el comunismo llevan enfrentados hace siglo, en el XIX y XX chocan y dejan millones de millones de muertos, heridos, desaparecidos, lisiados, y destrucción de las economías y las infraestructuras, donde los potentados hacen sus inmensas fortunas chapoteando sobre la sangre el sudor y las lágrimas de las víctimas en medio de los enfrentamientos de ambos modelos político económico ideológico.

Es esta la realidad, no hay otra previsible. El tiempo se agota, un bien no renovable, el panorama lo estamos avizorando globalmente, es la humanidad entera que va hacia su final, un dilema que se proyecta hacia una posible extinción planetaria, los desastres ambientales por el cambio climático se cumplen como ha sido anunciado hace ya décadas. La depredación, y contaminación de la tierra, el agua, el aire no es cuento, es lo que ocurre y se incrementa, lo que proyecta a mediano y largo plazo una hecatombe de proporciones bíblicas, donde los gobiernos del mundo hacen poco, puesto que su atención es atender a los pocos en detrimento de los muchos, volcados a epistemes de paradigmas y pragmatismos que son parte de lo que se instaló en Occidente, y sin cambios como medidas obligatorias para que quepa la posibilidad de una supervivencia y no de la aniquilación de la especie humana. Acaso es una elucubración lo que decimos, no está fehacientemente documentado, no es un planteamiento diario, un llamado desesperado frente a las posturas interesadas más en atención a sus intereses grupales y sectoriales, que a lo ecológico. Tales son los criterios que deberían movernos ante asuntos urgentes, principal problema en atender, ya que de ello depende de que las cosas cambien y funcionen con adecuación al equilibrio y sosiego en el planeta. No es la 2030 que se quiere implantar con criterios economicistas, que responden a los acuerdos de las élites que se plantean reducir a la población mundial antes del 2050, con la implantación del Nuevo Orden Global.

Es lo que vienen haciendo, y cabe la posibilidad de que esté a las puertas una III Guerra con pocas posibilidades de vencedores y vencidos, dada la tecnología y armamentos con potencial efecto destructor que haría desaparecer la vida en el planeta. La historia del anarquismo del socialismo y el comunismo, son los movimientos surgidos como reparo ante las desigualdades e injusticias sociales y económicas existentes en sus respectivas épocas. Son movimientos que desde distintos enfoques y estrategias buscan el logro de objetivos específicos, de ideas sobre la propiedad privada, que en el capitalismo son las fuentes de la opresión por la explotación de los muchos por los pocos en sus sociedades clasistas y discriminadoras. La situación en Venezuela es compleja y objeto de críticas porque es poco lo que funciona y con mucha precariedad en servicios públicos, con una inflación acumulada y economía dolarizada, la vida encarecida y la ruina de los servicios públicos. Es anárquica por ausencia de una administración pública limpia, se eliminan reivindicaciones sociales, se violan convenios colectivos, se engaña con los sueldos integrales, con la indexación, mientras la inflación pulveriza el ahorro. Se violan los derechos fundamentales estipulados por la Constitución; los derechos humanos y garantías están a merced del criterio de los funcionarios del régimen del madurato.

El deterioro de PDVSA, la impunidad de los funcionarios elegidos y puestos a dedo por el presidente, mafiosos y estafadores a la nación, que actúan con impunidad porque saben que no los tocarán, porque roban y dejan robar. El paquetazo del gobierno favorece a los más ricos, al capitalismo desde el Estado capitalista, donde se pagan y se dan el vuelto, porque son los que firman y conceden a discreción los contratos con la República, donde están implicados los recursos de la renta petrolera y de la minería. La dolarización nos hace víctimas de la especulación diaria, de los privados, donde van al galope con las zonas económicas especiales. Violan las leyes del trabajo y aplican leyes impositivas al pueblo, no a las transnacionales de la minería ilegal y la explotación en la fachada atlántica, donde se depreda el ambiente bajo la mirada cómplice de la FANB, en Bolívar, Amazonas, Apure, y pare de contar. Es lo que quieren que continúe por seis años más, o entregarle a una milei las riendas del Estado. El chavismo es la alternativa de cambio en la revolución del Socialismo del Siglo XXI.

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