"Las universidades son la expresión de eso [de la postmodernidad y la colonialidad], nosotros tenemos una cultura latinoamericana que nos pensamos parte de la cultura occidental y moderna, y no nos damos cuenta de que somos la colonialidad dentro de la Modernidad y nos creemos modernos como si fuéramos [españoles], un alemán, un inglés o un norteamericano, y no, somos alguien de otro nivel, y nos tratan de otra manera; aún las élites latinoamericanas," Conferencia Dr. Enrique Dussel -Transmodernidad, 2020.
Lo que nos pasa es producto del propio atraso en el cual hemos estado inmersos por la Modernidad, la Postmodernidad, y nos oponemos a aceptar la Transmodernidad, ese concepto heideggeriano tomado por el Maestro Dussel con la intención de cambiar de raíz la modernidad y la colonialidad, que sigue afectando hoy día al 99% de la población mundial, y lejos de encararlo y trabajar en función de volver a los originarios para una verdadera transformación planetaria, de conciencia y de hecho, seguimos queriendo mantener las difíciles condiciones de depredación y producción que pone en riesgo inminente a la especie humana, puesto que el modo de producción moderno y postmoderno nos remite necesariamente a la explotación de los pocos privilegiados, las élites globales, el 1% de ellas y ellos que insisten en ser los únicos con derechos y garantías de hacer cuanto les venga en ganas, y hacer con la cosa de todos y todas, con la naturaleza, con la existencia en este mundo, donde la realidad diaria nos impacta directamente y de frente contra el rostro, y pareciera que no pasara nada, ni nos inmutamos, como si pretendiéramos inmolarnos, infligirnos más daño y suicidarnos en masa, como ha ocurrido y ocurre en las guerras, las antiguas, las modernas y las postmodernas. Desde el 11 de octubre de 1492 ha sido la constante, una modernidad y su tecnología que ha servido claro está, pero no así su lado negativo que olvida que estamos en un ecosistema, y sin él, la vida, tal como la conocemos no sería posible. A qué jugamos entonces, qué debemos esperar, cuánto más habrá que ocurrir para que nos demos cuenta de que ya no hay tiempo, y es hasta posible que ya no lo tengamos, porque todo apunta a que antes de 2050 habrá de definirse quiénes y cuántos podrán permanecer en la Tierra, y cuántos deben ser sacrificados para que los humanos podamos permanecer y dar fe de lo que debimos haber hecho y no lo hicimos, por la tozudez de unos pocos que asidos a sus tradiciones y sus dogmas, trataron de imponerlos al resto, que tienen también sus propias tradiciones y son otros y otras con iguales condiciones y necesidades perentorias, las cuales deberían ser resueltas en conjunto, dejando atrás las formas y las maneras de encarar los problemas que surgen por la presencia precisamente de diferencias impuestas en las sociedades de clases desde las propias élites criollas cómodas y arrellanadas en sus espacios de confort, mientras en el resto del mundo los demás sufren y padecen de los problemas que aquellos han generado para que haya cada vez más conflictos, más diferencias y menos se pueda llegar a consensos, siendo la propia vida, la propia especie, la humanidad, es lo que está en juego, el riego que corremos es enorme sin duda, sin embargo no nos quieren educar para la vida, sino para la muerte, la extinción, la aniquilación de todo lo que puede llegar a expresarse de la forma más simple a la más compleja en el universo. Se tendría que redefinir el uso de las tecnologías y el consumo, sabiendo qué se va a producir y cómo para la población mundial. Debemos adecuarnos y cambiar el modo de reducir la pobreza, mejorando las condiciones y la calidad de vida. Nos dijo Dussel que la civilización Transmoderna no se construirá la cultura eurocéntrica ni americanocéntrica, debe tomar también sus grandes inspiraciones en culturas y civilizaciones, desde sus elementos culturales e institucionales. Y decimos de aquellas culturas que fueron invisibilizadas y soterradas por Occidente, cuando incluso desplazó a la propia España, cuando calló frente a los nuevos imperios y la historia tantas veces contada y muy conocida. Volver a lo ecológico no es un mero eslogan propagandístico o lema electorero para ganar votos, es volver desde los pueblos originarios y su trato con la propia naturaleza, en un equilibrio que se armoniza con ella que es dadora de vida, y no la depredación que imposibilita que podamos seguir medrando de la naturaleza. Acaso no es lo que ha hecho el capitalismo salvaje, el neoliberalismo y sus élites, donde los pocos que son ricos no atienden a los muchos que son pobres, y desde el control del poder por muchos medios, ponen y quitan lo que les conviene, como lo hizo Trump desde el poder Ejecutivo, al mandar a eliminar lo que se había avanzado en cuanto a los convenios internacionales para aportes del presupuesto para las investigaciones ecológicas. Al no enterarse la gente de lo que verdaderamente está ocurriendo con la temperatura global en aumento, y lo que implica para los desastres naturales en ciernes, que es el primer y principal problema sobre el cual deberíamos estar todos abocados, en vez de seguir contribuyendo con la intervención indiscriminada del hábitat, y el riesgo que implica para la humanidad. Es un suicidio inevitable si no se cambian las políticas de destrucción de la naturaleza, insistía Enrique Dussel. "Los grandes descubrimientos en la Modernidad con sus efectos positivos, pero también negativos, que no han sido contabilizados junto a los grandes descubrimientos, es lo que tenemos como realidad hoy en día. Por lo tanto, en lo que se ha insistido hasta la saciedad, pero que no es suficiente, es en la transformación de la educación, de la pedagogía en la Transmodernidad y la descolonización. Un debate para no simplemente reformar lo puramente formal, es decir, no porque la forma se oponga a la materia, sino en la manera de hacer algo en lo procedimental, y no quedándose en la mera didáctica, sino en la evaluación de sus aspectos y conceptos, atendiendo a la crítica y la autocrítica, con una finalidad política que hable del contenido, lo que críticamente hay que enseñar, porque es gravísimo que tales propuestas no sean ni salgan de los propios maestros y maestras, pedagogos y pedagogas, sino de políticos formalistas, que buscan fines políticos, no pedagógicos, por lo que estamos en crisis, en medio del mayor desastre de todos los tiempos, sin educación no saldremos de este caos terminal para la civilización total. Un problema que debe ser atendido, enfrentado y solucionado a la brevedad, en las décadas por venir, si acaso hay tiempo. Los primeros afectados, las víctimas, a mediano y largo plazo, serán los niños y las niñas, las y los jóvenes, que deben educarse, y a los que les estamos negando la posibilidad del cambio radical, pudiendo reinterpretar al mundo, con las siguiente generación, hombres y mujeres del futuro. De esto es de lo que se trata, y no de reformas que cada cierto tiempo son puramente educativos o didácticos, en base a la misma manera tradicional sin que se vaya al contenido, a la discusión sobre los temas pendientes, en los cuales hasta el presente brillan por su ausencia, y es en lo que hay que enfocarse. Es la crítica a la pedagogía Moderna, la instaurada por Rousseau, El Emilio, propuesta de enseñanza para individuos, siendo esta su finalidad, sostenido por los pedagogos de la colonialidad. "Además, miren que interesante, Rousseau dice, es un niño huérfano, de tal manera que no tiene padre, ni madre, ni antecedentes, es como un producto novedoso. Claro, era la burguesía moderna, que necesitaba educar un nuevo tipo de sujeto, no medieval, ni anterior a la modernidad, y por eso era teórico, memorística e individualista. Había que repetir, memorizar, y no crear, por lo que tendremos repetidores, no creadores, sucursalero diría un compañero. Pero a un inventor hay que formarlo, dándole capacidad, una cosa es repetir lo que otros han hecho, y otra cosa es inventar lo que se ve, aunque sigue siendo una cuestión formal." Cito a Dussel. La educación debe ser concebida de manera distinta, ser diferente, apoyarse en esa visión de Paulo Freire, su Emilio tienen padre y madre, miembro del pueblo con cultura e historia, y con hondas tradiciones. Saben de cultivos y de una ecología en la cual toman lo que se requiere y se permite que se rehaga sin dañarla, son las grandes culturas de la humanidad que vienen desde muy lejos, desde lo ancestral, con una educación basada en los elementos y la relación vida existencia sobre las que se edificaron los sumerios, egipcios, mesopotámicos, indios, chinos, mexicas, chibchas, incas, como referentes de la historia gruesa de hace milenios, donde se nos ha enseñado una Historia Universal, escrita y escenificada por los vencedores sobre los vencidos, priorizando así la enseñanza, con periodizaciones inventadas en el siglo XIX por los románticos alemanes. Donde una Edad Media, puramente latino germánica del siglo VII y XV y la Modernidad. Pasamos la cuarta transformación y se desarrolla en un sexenio con seis etapas. Entre nosotros no todo empezó en 1810, antes hay un largo período todavía mal estudiado y menos investigado. Una verdadera transformación crítica para entendernos con la Transmodernidad, parte de un enfoque transdisciplinar que revoluciones todo el andamiaje educativo, empezando por cambiarle el coco a la gente. Tener conciencia y ser conscientes de que la colonialidad mental está presente, y hay que hacer un grande esfuerzo, lo que requiere un cambio en la mentalidad política, para que se mire frente a frente desde una educación descolonizadora de las epistemologías, de las ciencias y de las humanidades, de la tecnología; incluso desde lo místico y cuántico arraigados desde tradiciones muy antiguas.