La Guerra Federal en Oriente. Las razones de Acosta o las sin razones de Aníbal Dominici (Parte IV)

Lunes, 05/02/2024 03:10 PM

Nota: Este trabajo forma parte de uno de mis libros sin publicar, cuyo título hasta ahora es "Facetas de historia regional". Lo escribí asociado a un viejo sueño y proyecto, que en la escuela se estudie la historia de la región correspondiente. Es esta una de las tantas maneras de combatir el colonialismo, dado que el modelo capitalista impuesto entre nosotros, se fundamenta en un centralismo exacerbado, donde el capital, pese en gran medida haberse originado en una propiedad del común, como lo es la renta petrolera se invierte determinantemente en las áreas que ha convenido al capital externo y el inherente a los poderes de determinadas regiones. Y esto no es más que una herencia del colonialismo en la era del capitalismo.

Las noticias del "Tratado de Coche", a nuestro parecer, debieron haber llegado con suficiente anticipación a oídos del general Acosta. No es aventurado pensar que cuando la comisión oligarca de Cumaná se entrevistó con él, sabía bien de que le estaban hablando. Varias razones podrían explicar su conducta.

1.- La experiencia de 1861, el "Pacto de santa Ana", firmado entre Sotillo y Zamora, que según lo afirmado por Dominici, incitó a Acosta a no paralizarse esta vez; más en un momento que sus fuerzas estaban creciendo y el enemigo de Cumaná se hallaba debilitado y replegado. Disponía Acosta de un ejército superior al atrincherado en Cumaná y de un respaldo popular respetable en esa capital provincial.

2.- En Carúpano, el coronel Pedro Vallenilla, del bando de los oligarcas, dominaba la situación, pero también muy debilitado; porque en Maturín, si bien dominaban las fuerzas oligarcas, ya no podían operar con la misma facilidad de 1861.

De modo que si Acosta, Jefe Superior de las fuerzas liberales de esa parte de oriente, en mayo de 1863, se acoge a los términos del "Tratado de Coche", que por lo demás había sido rechazado con "harto desagrado", como dijese Pachano, por factores importantes del movimiento liberal, hubiese incurrido en un acto de ingenuidad político-militar y en una conducta moralista que no hubiese sido digna de encomio. De la misma manera que no es encomiable que, alguien escribiendo historia, desvirtúe los hechos por razones puramente personales.

El propio Falcón, en principio, por las razones que fueren, rechazó el acuerdo y se refirió en términos peyorativos e insultantes a Guzmán Blanco.

Aquella negativa de Acosta a aceptar un pacto que tampoco era definitivo, pero que imponía un cese provisional de las hostilidades, firmado por el comandante de las fuerzas liberales del centro del país, también estaba en línea con una clara conducta federalista y el interés personal, político y militar de ese jefe oriental. Eso le permitió la toma de Cumaná; es decir, mejoró sensiblemente sus posiciones antes de la firma del convenio definitivo de Caracas. Y aun así, no quedó conforme; y por eso llamó a ese convenio de Caracas, en el de Cariaco, para la entrega de Carúpano de junio de 1863, "tratado preliminar" y especificó que el firmado entre su representación y el coronel Vallenilla era "para ajustar las condiciones que hayan de poner término a la guerra civil".

Y el hecho mismo que Acosta amenazase con invadir Carúpano y posteriormente avanzase a la toma de Maturín, es un desconocimiento del convenio de Caracas del 22 de mayo. Ya no es sólo al "Tratado de Coche", sino también al siguiente, al acuerdo definitivo, aceptado por los máximos jefes de las fuerzas beligerantes, en donde se estableció el cese completo de "las hostilidades" y precisó además que, "no se puede ordenar ningún movimiento de tropas, ni reclutamiento, ni nada que indique preparativos de guerra".[1]

Dominici, pese a todo, se traicionó, cuando dijo que por algún motivo Acosta adivinó "que aquellos señores aspiraban a quedar dominando en la provincia, en cualquier emergencia y a pesar de la supremacía de las armas federales".[2]

La validez de las razones de Acosta, jefe liberal de una porción del territorio nacional, donde llevaba varios años combatiendo, está por encima de las condenatorias moralistas de Luis Level de Goda, pese a que sus referencias históricas parecen ciertas. Pero si se merecen nuestra manifestación de inconformidad, también son merecedoras de ella, quienes por razones personales, políticas, fraternales o regionales, emitieron juicios sin razonamiento que los respalde u ocultaron verdades que en nada favorece ante la historia al líder carupanero.

La función de quien escribe sobre historia es procurar reponer la verdad, en la medida de lo posible, al margen de sus simpatías o adherencias políticas.

Enlaces para leer las partes anteriores:

Parte I : https://www.aporrea.org/actualidad/a327645.html

Parte II: https://www.aporrea.org/actualidad/a327784.html

Parte III: https://www.aporrea.org/actualidad/a327981.html

 


 

[1] Fragmento del Convenio de Caracas de 22 de mayo de 1863

[2] Demonice, Aníbal. Obra citada

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