De la Guerra Federal en oriente. Los generales Juan Antonio Sotillo y Falcón en la batalla de Coplé (Parte V)

Miércoles, 07/02/2024 01:21 PM

Nota: Si bien lo que aquí se narra no tuvo como escenario el oriente del país, sino el centro, alude la participación del General Juan Antonio Sotillo, un importante combatiente que ya en sus años de joven estuvo en la batalla de Urica, formando parte del "Cuerpo Rompe líneas", comandado por Zaraza y José Tadeo Monagas y en la Guerra Federal, fue junto a José Eusebio Acosta, una de las dos figuras más importantes del movimiento federal.

El General Juan Crisóstomo Falcón, jefe militar y político del movimiento federalista, muerto el General Ezequiel Zamora, condujo sus tropas a la derrota de Coplé y posteriormente él y sus seguidores quisieron escudarse en el General Juan Antonio Sotillo.

Juan Antonio Sotillo, Miguel Sotillo y Julio Monagas, estuvieron combatiendo a finales del año 1859 con muy pocos recursos. Habían quedado prácticamente sin infantería y el armamento era precario. En los últimos días, el general paecista José María Zamora, compadre del primero de los mencionados, les acosaba y no daba tregua. Según el historiador Francisco González Guinán, carecían de parque y sobre todo de artillería y disponían de pocos efectivos de infantería. Para Luis Level de Goda, testigo presencial de aquellos hechos, en "Historia Contemporánea de Venezuela, Política y Militar (1858-1886), "las dificultades de los ejércitos de Barcelona, eran enormes. Los Sotillo no se habían podido reponer y levantar una fuerza capaz de mantener la guerra en términos de ofensiva frente al oficialismo del General José María Zamora. Para noviembre y diciembre de 1859, Sotillo y Julio Monagas con un gran número de fuerzas de caballería, unos 1000 jinetes y seiscientos infantes (Pág. 282), deciden cambiar de escenario. No disponían de armas suficientes ni tampoco municiones".

Sobre este particular último, Francisco González Guinán, en "Historia Contemporánea de Venezuela", en una nota marginal del texto informa que el General Sotillo llegó al Baúl con 1000 hombres de caballería y seiscientos infantes, pero divulgaba que su ejército se componía de 4.000 soldados(Pág. 105). En todo caso, las cifras citadas por ambos autores es la misma, en lo que respecta al número de efectivos.

Por estas circunstancias, según el autor últimamente mencionado, los combatientes orientales del federalismo, tomaron la decisión de marchar, por el sur del Guárico, hacia Cojedes, en el occidente de Venezuela, con la intención de encontrarse allí con el General Ezequiel Zamora.

No hacía mucho tiempo, que el viejo General Sotillo, quien se incorporó a la lucha por la independencia de Venezuela desde los inicios del año 1814, cuando era apenas un niño, siempre junto a sus hermanos y todos ellos bajo el comando de José Tadeo Monagas, con quienes estuvo el 26 de mayo de 1816 en la asamblea de San Diego de Cabrutica, había entrado por Tabasca, después de haber estado exiliado en la vecina isla de Trinidad.

Federico Brito Figueroa, en "Tiempos de Ezequiel Zamora", al mencionar a Sotillo, dice "…Juan Sotillo, primitivo y valeroso, Juan Pueblo, como le satisfacía que le llamaran, también luchador, aunque sólo fuera por la Federación y contra la oligarquía. Sus principios políticos eran elementales y su adhesión a los Monagas incondicional hasta que conoció a Ezequiel Zamora y sus hijos universitarios, le explicaron en qué consistía el programa del Jefe del Pueblo Soberano. Bastó que Sotillo supiera que Zamora había desembarcado por Puerto de Vela, para que resolviese invadir desde Trinidad. Sotillo cultivó amistad con Zamora y cualquier indicación suya constituía una orden". "Las guerrillas que actuaban en las provincias de Barcelona y Maturín comandadas por Juan Antonio Sotillo y sus tenientes" (Pág. 349), se pusieron en movimiento a favor del movimiento desatado por Zamora.

No obstante, para el historiador venezolano J.A. Armas Chitty, en "Venezuela Después de Carabobo", para Sotillo, al igual que pensó luego el caudillo zuliano Venancio Pulgar, federalismo "era que los zulianos mandasen en el Zulia, los guariqueños en el Guárico y los guayaneses en Guayana".

Su hijo, Miguel Sotillo, oficial de alta jerarquía en aquellas tropas federalistas y egresado universitario, era en gran medida la figura detrás de su anciano y glorioso padre. Y marchaba con éste, buscando encontrarse con Ezequiel Zamora, con quien compartía ideales.

Era el viejo Sotillo, como dijera Luis Level de Goda, un hombre de leyenda. Su sólo nombre, corriendo por la sabana era capaz de atraer a grandes contingentes dispuestos a combatir bajo sus órdenes.

El autor antes citado, en "Historia Contemporánea de Venezuela, Política y Militar", dice al respecto, "El nombre del General Sotillo era el más popular y prestigioso en las llanuras de Barcelona y Guárico, y hasta en las de Apure y por consiguiente, en sus inmediaciones; era Sotillo hombre de leyenda, como la había sido Páez después de la guerra de independencia; al saber que marchaba aquel general con sus tropas del oriente para el occidente, muchísimos hombres del tránsito, particularmente grandes partidas de indígenas, salían de los montes y sus caseríos a incorporarse al ejército federal cuando éste llegó al oriente del Guárico, cerca de la montaña de Tamanaco y fue de estos montes que salieron los indios".(Pág. 284)

El General José María Zamora, secundado por el oficial Baca, mencionado por Luis Level de Goda, "como un asesino despiadado", quienes acosaban a Sotillo y Julio Monagas, en su desplazamiento hacia occidente, lograron atraer bajo el engaño de las banderas blancas que distinguían las fuerzas de los federalistas orientales a centenares de indios y campesinos que se llegaban a los caminos por donde debía marchar Sotillo, con la decisión de incorporársele y les lancearon y fusilaron sin misericordia alguna. No obstante, no es desechable que, pese a las oposiciones, entorpecimientos, represiones y genocidio de parte del ejército centralista de oriente al servicio de Páez, comandado por José María Zamora, las fuerzas de Sotillo hubiesen aumentado sobre la marcha.

De este general paecista, comandante de tropas en los llanos orientales, José María Zamora, J.A. Armas Chitty, en la obra antes citada, Pág. 110, después de afirmar que cada caudillo en aquellas época tenía su cementerio particular, dice que aquel "hacía enterrar en Toquito, un pequeño banco sito entre las quebradas de Coporo y el Ruacano, en el oriente del Guárico, a todos los federales o simpatizantes de estos que lograba capturar".

Mientras José María Zamora les continúa hostigando, el General cumanés y paecista Nicolás Brito, viniendo desde San Fernando de Apure, intenta detenerles, pero inesperadamente cambia de rumbo y se dirige a Valencia a incorporarse a las filas de León Febres de Cordero, por la posibilidad que Falcón ataque allí a las huestes oficiales. A finales de Enero, tanto Zamora como Brito, se han unido a Febres Cordero en Calabozo.

El 22 de enero de 1860, viniendo de Tinaquillo con destino a Valencia, Juan Crisóstomo Falcón, había llegado a Tocuyito. Desde esa población, ofrece una capitulación a los oficialistas acantonados en Valencia, lo que estos ignoran. Cordero, según Lisandro Alvarado, en "Historia de la Revolución Federal", se "limitó a enviar una copia de la nota al gobierno", y que expresó "que ni la había contestado, porque no quería relaciones con los enemigos de la patria". (Pág. 231).

Al siguiente día, Cordero salió de la ciudad y se ubicó en el camino que traía su adversario, presto a combatirle. Pero pronto le llegaron noticias que Falcón había optado por retroceder con sus tropas.

Dice González Guinán, en el libro citado anteriormente que al arribar Falcón "a las inmediaciones de Valencia, recibió la inesperada noticia que había llegado al Baúl, con un gran cuerpo de caballería y otro muy apreciable de infantería, el General Juan Antonio Sotillo".

Es preciso resaltar que el autor antes mencionado, cuantificó como muy importante las fuerzas que Sotillo lideraba. Emilio Navarro, participante en aquellos hechos o testigo presencial, en "La Revolución Federal 1859-1863", señala "…en el Tinaco fue incorporado a nuestro ejército el benemérito General Juan Antonio Sotillo con los suyos, en número de 3.500 soldados, en mayor parte de caballería". (Pág. 108). Para Falcón, fue fortuita aquella inesperada presencia, pues pensaba que la "….toma o sitio de la ciudad de Valencia eran humanamente imposibles, con ocho cartuchos por plaza, que era cuanto yo contaba".

Hemos leído cómo Falcón, ubicado frente a Valencia, retrocede al Tinaco, al saber de la presencia de Sotillo por los lados del Baúl y de esta decisión comentó que "fue una inspiración" que le salvó de ser sorprendido desde la retaguardia por fuerzas enemigas. Este comentario es útil para sacar conclusiones a la hora de juzgar los hechos de Coplé. Pero tomemos en cuenta, que según él, retrocedió por "una inspiración" y no por la llegada de Sotillo al Baúl.

Falcón, como dice Luis Level de Goda, de manera crítica y sugerente, "en lugar de mandarle órdenes a Sotillo para que precipitase la marcha con todas sus tropas y se le incorporase", tomando en cuenta que ejerce la máxima jefatura del movimiento liberal y de los ejércitos federalistas, optó por enviar en comisión al señor Félix Alfonso, para que se entrevistara con el caudillo oriental, con el fin de preparar una reunión que les llevase a concertar un plan.

Recordemos que el movimiento de Sotillo hacia occidente, dejando atrás las sabanas donde siempre había combatido, obedeció entre otras razones, al deseo de encontrarse con Zamora. En el camino, el General santanero, héroe de la independencia, se enteró que aquel había muerto bajo circunstancias muy dudosas. Falcón, al círculo de sus allegados, al saber de la presencia de Sotillo y sus ejércitos, expresó con preocupación, ¿de qué lado vendrá éste? Lo hizo porque dudaba que el jefe oriental y sus hombres, muerto Zamora, estuviesen dispuestos a aceptarlo como nuevo Jefe Supremo. Eso coincide con lo que dijeron otros comandantes afectos al General "Valiente Ciudadano", misteriosamente muerto en Santa Inés.

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