Debe haberle pasado a usted, cualquier planificación en familia, para ir a la playa por ejemplo, se la echa a perder un explotador con su malhadada forma de encarecerle la existencia. Sin embargo, los venezolanos hemos aprendido a hacer cálculos al existir nuevas circunstancias donde nos idean formas y fórmulas para desesperarnos, respondemos organizándonos en comandita familiar, vecinal o laboral, planificamos desde una salida simple a distraernos o días de vacaciones: decembrinas, carnaval, semana santa y los llamados "puentes" cuando viernes o lunes caen días festivos, por ejemplo el 19 de abril este año es viernes.
Incomoda la negatividad a casi absolutamente todo por opositores ultra desconsolados o apesadumbrados. Se quedan en sus casas, no sacan a sus niños a pasear, los diálogos con sus panas vecinos escuálidos acrecientan su autoterror, capaces de destruirle los momentos de ocio estudiantil a hijos y nietos, o perjudicar días festivos en compañía de su cónyuge. Un señor me contaba su reacción para con uno de sus hijos, su patetismo explicativo dio pie a esta sencilla ácida opinión.
Esperaba a mi esposa a la salida de uno de los establecimientos donde hacemos habituales compras sabatinas, ella dirige y sabe de precios, ahorro, etc., conversé con quien estaba a mi lado y entre otras cosas me dijo que, uno de sus hijos está desde hace pocos años en una nación suramericana, "jamás hemos recibido ayuda como dicen los mentirosos hablando de migrantes nuestros, tampoco la necesitamos a Dios gracias, a mi y a mi esposa nos preocupa su partida sin mi aprobación y porque pasa trabajo hereje, nos angustian los problemas y las vejaciones xenófobas contra venezolanos".
Agregó el caballero cuyo nombre no lo supe, "le escribimos y vía telefónica le hemos dicho que, "Maduro no te puso una pistola en la cabeza para que te fueras, te pusiste a creerle a los bolsas que venden sus carros, aparatos de aire acondicionado, motos, cocinas, televisores, hasta sus casas y luego regresan para vivir alquilados, son nuestros hijos y preferimos tenerlos cerca que llevando vainas en el extranjero".
En ese momento salió mi esposa del establecimiento comercial y traía para compartir conmigo un vasito con un producto refrescante obsequiado por una joven promotora, el caballero quien me dijo es 22 años menor que yo, tomó el vasito al vernos medio enredados con las compras y nos dijo "no se preocupen yo llevo el vasito al cesto de basura", le agradecimos y cordialmente nos despedimos. Eso somos los venezolanos, en especial los más de cuatro millones y medio que apoyan la reelección del Presidente Maduro Moros, decididos y no amargados ni confundidos como los opositores ganados por la infofrenia o intoxicación de malas noticias a la cual nos someten medios de comunicación social, desprestigiados a más no poder.
El arroz con mango lo viven opositores descubiertos por negarle espacio a las buenas noticias, confundidos esperando quizá el milagro de "la salida" aquella del prófugo López, o las trastadas mentales y desorganizadas de otras y otros opositores. Individuos que de la mañana a la noche solo retiran su comportamiento envenenado, en la siesta o el sueño nocturno y quién sabe sí en sus momentos oníricos desarrollen extremas actitudes insufribles. La realidad nacional la dijo emocionada la cantante colombiana Karol G, por los llenazos en sus dos exitosísimos conciertos en un estadio inaugurado por la revolución, pero en su momento negado acremente por opositores h d p, hombres de paja, espantapájaros con pantalones o con falda, falsarios a más no poder.
A los opositores en su pleno derecho a disfrutar nuestra democracia y procurar dejar de sufrir los desaciertos de sus dirigentes adversarios a la era bolivariana-chavista-madurista, por favor contengan su iracundia, cuídense en esta Semana Santa y siempre, bienvenida la vacación en familia o en compañías gratas escogidas en conjunto para los días de ocio, estas paradas en la actividad laboral son necesarias y estaremos cuidados como de costumbre por los cuerpos de seguridad y vialidad del Estado, con la cordialidad venezolana tradicional.