Vladimir Villegas, ¡qué hombre tan afortunado!, entrevista a Manuel Rosales

Sábado, 06/04/2024 11:38 AM

No vaya a pensar el lector que lo de ¡qué hombre tan afortunado!, referido a Vladimir Villegas, tiene algo que ver con Manuel Rosales. Como que esa entrevista le otorga al entrevistador algún mérito particular.

Eso es por otras cosas, como que fue hijo de Cruz Villegas, un legendario dirigente sindical del PCV, como lo fueron también Rodolfo Quintero, Jesús Farías y, mi paisano cumanés, Federico Rondón. Y por su madre, Maja Poltjat, una periodista destacada y profesora del UCV, de origen croata, a quien su hijo Ernesto Villegas, le ha dedicado un hermoso homenaje mediante un libro, una biografía, historia de la familia que, justamente hoy, he comenzado a leer, paralelamente a "Don Quijote", aventura en la que me embarco por segunda vez en mi vida. El libro de Ernesto Villegas está bellamente titulado, "Maja mía". Libro en cuya presentación, su autor estuvo acompañado por su hermano, Vladimir.

Y ha sido afortunado, porque apenas se integró a la lucha con la Juventud Comunista, en el 1976 y teniendo muy pocos años en política y menos haber pasado las dificultades de la militancia de ese mundo y sin muestra de ningún talento particular, sino por sus orígenes, ya en 1999, por la gracia de Chávez, sin experiencia alguna en el mundo de la diplomacia, de lo que por cierto, al parecer, nada aprendió, llegó a ser embajador en Brasil y México.

Pero además, sin duda alguna, quizás, es lo que más me lleva a la siguiente conclusión, ha sido exitoso como periodista, más por su capacidad para acomodarse a las circunstancias y las demandas de quienes tienen las riendas en las manos, bien sea el gobierno o el capital, habilidad que no se aprende en la militancia comunista o de la izquierda toda. Y es eso, lo que mi percepción me dice, según mis observaciones, nada hay oculto. Pues si en verdad tuviese otros valores distintos a ese que ya he comentado, se supiera, pues hay otras cosas, como el dinero y la tos, que no se ocultan, se salen y hasta quienes las poseen, sin quererlo las muestran. Vladimir, más que de diplomático, tiene los rasgos del cazador furtivo.

Por todo eso, sin duda, repito, Vladimir Villegas, ¡qué hombre tan afortunado! Esto, sí es una verdad, por demás evidente.

Hablar acerca de lo dicho anteriormente me surgió por la entrevista que Vladimir Villegas hizo a Manuel Rosales, en la cual entrevistador y entrevistado, hablaron en común del porqué de la candidatura del segundo.

Pero en esa entrevista, el entrevistado, Manuel Rosales, desde el principio puso un gran empeño en destacar que, su candidatura, tiene la meta de recuperar el país y particularmente imponer la concordia en Venezuela. Advierto que no sé si eso es verdad y menos si, llegando a la presidencia podrá lograrlo. En ese sentido no voy a pronunciarme porque no puedo. Carezco de dotes de adivino. Pero, sin duda, como ya dije, esa fue la línea central y argumentación persistente de la participación de Rosales como entrevistado. Además, bien sé que eso no dependería sólo de él, sino de distintos factores también. Como que Maduro, es mi percepción, "orientado" por sus asesores y las fuertes presiones de distinta naturaleza y origen, ha hecho y hace cosas que, en los tiempos de Chávez, no se imaginaba ni estaban en sueños.

En mi percepción o mejor para mi gusto y expectativas, fue agradable escuchar a Rosales de decir aquellos de la concordia, la paz y las "negociaciones", con todo con quien hubiera que hacerlo, más como él mismo dijo, de ganar las elecciones, tendría por un tiempo un arrime de poderes, empezando por la AN, el TSJ, gobernadores, en oposición a su gobierno. A ningún otro candidato, le he oído decir eso, sobre todo con el empeño y énfasis, que mostró Rosales en esa entrevista. Desde el inicio de la misma, ese tema estuvo presente. Ante cada pregunta y hasta intento del periodista de llevarle a otros asuntos, Rosales insistía en lo mismo, Para él, según su discurso, en ese intercambio con Villegas, nada podrá hacerse si no reconciliamos, en la medida de lo posible, a todos los venezolanos. Y ese discurso, al margen de quien lo pronuncia, pudiera tener la virtud de ser acogido por una enorme cantidad de ciudadanos de diferentes tendencias.

Conste, de antemano, pese lo diga ahora, que no estoy diciendo que voy a votar por Rosales, pues tengo serios motivos, para no hacerlo, como que "no es el más claro entendimiento que ha habido en toda La Mancha", como dijera el ama de llaves de Don Francisco Quijano, cuando "Don Quijote" fue regresado a su casa por su vecino, después de la primera salida a "enderezar entuertos". Solamente estoy siendo portavoz de algo que escuché y que, de paso, me gustaría oírla en boca de todos. Pues el odio, tanto o más que los bajos salarios y la precariedad de los servicios y la debacle de nuestra economía, nos está consumiendo y volviendo a los venezolanos enemigos, corriendo el riesgo que terminemos en un enfrentamiento brutal. Lo que pareciera anidar en cierto sector de la sociedad y factor político.

Y en el nuevo período gubernamental, el determinado por las elecciones del 28 de julio y no otra alternativa, tiene dos tareas urgentes e irrenunciables por delante, recomponer la economía, elevar el nivel de vida de los venezolanos en todos los sentidos y establecer la concordia hasta donde ello sea posible. Y por esto, el énfasis de Rosales en ese tema, al margen que alguien pudiera poner en duda ese, su discurso, a mí me agradó y creo percibir que eso pudiera imponerse en el futuro inmediato, si quien llega a la presidencia asume el cargo con conciencia de lo que aquí acontece y no con una imagen distinta e inventada para justificar sus acciones futuras; como acabar con quienes se le oponen, dado que el mundo, y nuestro mundo, está compuesto por distintos y esa es la mayor fuerza de la condición humana y el motor de la sociedad.

No quiero que los partidarios y hasta contrarios a Rosales, por escribir esto, me miren como alguien que, antes habiéndolo juzgado mal, ahora está en actitud de intentar ganar su simpatía, pues como ya dije no votaré por él; sólo, por mi manera de ser, libre, exigente y hasta muy espontáneo, lo que implica ser muy mal político, me obliga a reconocer lo positivo de su posición a lo largo de la entrevista con Villegas. Pero repito, no sé si en verdad, ese el pensamiento de Rosales, en este caso diré, como decíamos en mi tiempo de joven en Cumaná, "Sabrá Dios y canta Lucho", haciendo referencia, cuando la oportunidad lo demandaba, a una canción entonada por Lucho Gatica.

Ese discurso de Rosales, está destinado, no porque yo lo diga ahora, sino por lo reiterado por él y lo que los venezolanos hemos escuchado, a descalificar, restarle valor y pertinencia, desde el punto de vista político, táctico y hasta humano, a aquel que ofrece, no un proceso de transición, dándole a la palabra un sentido futurista, sino un porvenir donde prevalezca la venganza y el cobro de facturas hasta inexistentes. Como que hasta quien alguna vez votó por Chávez, como el mismo Vladimir, será objeto de la venganza de los nuevos dioses o diosas.

Y en este momento hemos llegado al punto de comentar la participación de Vladimir Villegas. Este, sabe bastante bien, más que nosotros, que busca o buscó Rosales en esa entrevista, pues aparte que este fue enfático, los venezolanos también lo sabemos. Rosales puso empeño en restarle validez al discurso y las ofertas de venganza contra quienes ahora gobiernan y hasta simplemente por ellos votan o sólo conservan respeto y admiración por Chávez. De manera abierta y hasta subliminalmente, hay un sector opositor, y en eso puso empeño Rosales en mostrarlo, que no pone énfasis en llegar al gobierno para cambiar las cosas y recomponer el país ofreciendo un cambio en favor y aceptación de todos y hasta sino ´por la venganza, aprovechándose de los bajos sentimientos anidados en muchos por la dura confrontación de estos últimos años. Y mientras Rosales repetía y volvía de manera por demás enfática sobre el asunto central de su discurso, Vladimir Villegas, se empeñaba en sacarlo de ese camino.

Nunca llegó a preguntarle, pese la insistencia de Rosales, el porqué de discursear de manera tan empecinada y enfática sobre el tema de la reconciliación y la búsqueda de acuerdos para avanzar. Más le interesó y en eso se la pasó todo el tiempo, tratando de sacarle declaraciones acerca del motivo u origen de su candidatura y no entregarle su tarjeta a Corina Yoris.

En Vladimir, a lo mejor hasta sin que él se diese cuenta, por esos procederes instintivos, prevaleció lo de ocultar las acusaciones del entrevistado contra un factor y una dirigencia, que hace política promoviendo bajos sentimientos especulando el odio que se ha acumulado en la población por todo lo acontecido y las formas de luchas signadas por la violencia, tanto en los hechos hasta terroristas, como en vocabulario. Nunca tuvo el cuidado de mostrarse partidario del discurso pacifista, reconciliador e insistente en la búsqueda de acuerdos entre los factores más distantes para alcanzar la concordia, tal como insistía Rosales. Por supuesto, como he dicho, al margen que este hable con sinceridad o no, lo que uno no puede, no está en capacidad de negar o afirmar. Y recordó Rosales, como antes resalté, que en caso de una transición, en ella deberá privilegiar el diálogo, dado que quienes ahora gobiernan, seguirán controlando por un tiempo la AN, mayoría en las gobernaciones y otras instancias de poder. Pero eso, Vladimir, todo el tiempo evadió, insistió sólo sobre el tema del origen de la candidatura de Rosales.

Mientras oía a Vladimir hablar, repreguntar e intentar sacar a Rosales de aquel tema sustancial, por lo menos por no darle importancia, porque ha sido un tipo muy afortunado, yo pensaba en Ernesto Villegas, de quien tengo un buen concepto, pues le percibo como persona humilde, lleno de buena fe, muy sensible y contra quien, de haber un cambio diferente a como expresa Rosales en su discurso y declaraciones a Vladimir, los "vengadores", acumuladores y expandidores del odio y la venganza, se podrían desatar. Y en eso, Vladimir, el afortunado, nunca llegó a pensar y pareciera que no piensa o por saberse afortunado, da por un hecho que, el odio y la venganza, a él y los suyos, nunca tomarán en cuenta

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