Lo de Ecuador puso a más de uno en tres y dos. Vacilaciones y tardanzas. Luis Almagro y Pepe Mujica, los frustrados

Lunes, 08/04/2024 12:43 PM

El mundo es un cuero seco, sólo que en unos espacios está más seco que en otros. Depende de la distancia del fuego y los amores. En unos, si le pisas de un lado, levanta rápidamente, mientras en otros por estar aún poco secos, dado el calor o fuego que bastante seca, está ardiendo un tanto alejado del cuero, puede que a este no levante de inmediato, pero llegará el momento que eso haga y hasta podría pasar para el observador desapercibido por qué se levantó, pero sí sentir unos efectos a los cuales no les halla explicación. Y depende de los amores que suelen ser fogosos y también apaga fuegos.

El gobierno ecuatoriano invadió con fuerzas armadas, policiales o militares, la embajada de México en Quito y esto es lo sustancial. El para qué o por qué, es asunto de segundo orden y hasta insustancial. No importa, para los efectos del derecho internacional, la diplomacia, a quién buscaban y los motivos, pero si el desafuero, cometido por el gobierno de Noboa. El espacio que ocupa una embajada, para los efectos del derecho, es considerado parte del territorio del país que representa la misma. Es decir, el gobierno de Ecuador, con fuerzas armadas, por la violencia y sin derecho alguno, allanó, invadió territorio mexicano

Jorge Glas, fue vicepresidente durante el gobierno de Rafael Correa, pero también fue reelegido para el mismo cargo, cuando eligieron de presidente a Lenin Moreno. Por su estadía en esos cargos, se le acusó y hasta estuvo detenido. Según la información que manejo, tomado de un medio nada afecto a Glas y por supuesto a Correa, "Pero tras varios fallos judiciales y gracias a un recurso de habeas corpus, Glas consiguió la libertad condicional el 28 de noviembre de 2022, cuando había cumplido la mitad de su condena". Por supuesto, está claro que su juicio continúa. Pero el derecho de asilo, corresponde otorgarlo al país que en el enjuiciado escoge y bajo él se protege. Ahora mismo, por ejemplo, la embajada de Argentina acoge a un grupo de Venezolanos solicitado "por el gobierno", dicho de esta manera para no dar motivo a que se mal juzgue este comentario.

Sin embargo, los procesos judiciales continuaron su marcha y el político fue citado por la justicia a finales de 2023 para responder por otro caso de corrupción asociado al manejo de fondos tras el terremoto que había ocurrido en la provincia de Manabí siete años antes.

Es decir, dado que eso dice la información y "la justicia ecuatoriana", estamos ante un caso de presunta corrupción. Uso la palabra "presunta", porque en América Latina, una de las usuales maneras de combatir a los contrarios, más si ellos están o estuvieron en el gobierno, es acusarlos de corruptos. Lula, estuvo impedido de competir en las elecciones que terminó ganando Bolsonaro, precisamente por estar acusado, preso y sometido a juicio por presunta corrupción.

La justicia brasileña que en todo ese tiempo no dio muestras de inclinarse en favor de Lula, terminó exculpándolo de los cargos que se imputaban y volvió, como ahora está a la presidencia de su país y gozando del respeto internacional, hasta de los Estados Unidos que lo exaltó ahora mismo, cuando dio unas declaraciones, en cierto modo, en defensa de habilitación de MCM.

El inocente ciudadano que es Pedro Castillo, no sólo fue destituido pocos meses después de asumir el cargo de presidente de su país, Perú, acusado de lo mismo, corrupción, cuando el pobre no tuvo tiempo de contagiarse y menos aprender a manejar los mecanismos para eso. Sólo que, la clase dominante peruana y el círculo militar de la escuela de Chorrillos, no podían calarse a aquel campesino, con un sombrero que no se usa y menos se ve bien en los espacios miraflorinos, de presidente, dando órdenes y mandando un mensaje indiano y "de mal gusto", hacia afuera. "¿Qué dirán de nosotros los peruanos?", se decían todos los días al verle bajo aquel sombrero de ala ancha.

Pero como no lo podían tumbar y destituir por el sombrero, le inventaron lo de la corrupción, cuando el pobre, por el poco tiempo en el cargo y lo lento que suelen ser los trámites oficiales en América Latina, sobre todo para pagar los salarios, a lo mejor, todavía ni siquiera había cobrado la primera quincena y declararon su cargo "en vacancia", lo que no es haberla dado unas vacaciones, sino un golpe.

Por cierto que fue México, como es habitual en los gobiernos de ese país desde los viejos tiempos de las guerras mundiales, quien se ofreció para brindarle protección en su embajada en Quito a la familia del presidente derrocado y vuelto prisionero. Castillo no sólo fue víctima de sus adversarios políticos, sino hasta de quienes le acompañaron en fórmula electoral, como la señora Dina Boluarte, quien habiendo sido electa vicepresidenta en misma fórmula, se prestó para asumir el cargo y sus votos se sumaron a la declaración de vacancia contra Castillo.

La invasión de la embajada mexicana, llegó a los oídos somnolientos de Luis Almagro. Unos de sus subalternos le tocó la puerta de la habitación y le dijo a través de la misma, un poco alterado, pues llego allí en carrera, "¡levántese que en Suramérica invadieron una embajada!".

Almagro, entre dormido y despierto, pasándose el dorso de la mano derecha por los ojos, se dijo así mismo, mientras empezaba a sonreír, "al fin, así tenía que ser, puso la cagada y nos da el motivo para pedir que invadan. Ya no habrá motivos para abstenerse".

Se levantó lentamente, sentó al borde la cama y volvió a hablarse, "ya no habrá motivos para condenar la invasión que anhelamos y allí recuperar la libertad".

Mientras Almagro así pensaba, y hasta se relamía los labios, como leporinos, allá en los alrededores de Montevideo, en su chacra, Pepe Mujica recibió la noticia, en la misma forma indefinida, confusa, que su paisano y compañero del Frente Amplio, Luis Almagro, con quien antes rompió pero volvió a reconciliarse, pues después de una pequeña caminata por sendas diferentes, el destino los llevó a encontrarse. Y de inmediato, sin que llegasen los periodistas, que por ahora no sé si por eso a él llegaron, comenzó a hilvanar un discurso, nada evasivo, ni poéticamente hermético, de esos destinados a que cada quien entienda a su manera, sino muy definido, claro, rotundo y hasta violento, para dejar muy clara su posición y la dirección que ha tomado, la del norte.

En Venezuela, casi todo el mundo, desde el gobierno hasta unos cuantos si no todos, los candidatos a la presidencia, de inmediato no sólo se enteraron invasión de la embajada mexicana, por el gobierno de Daniel Noboa, presidente ecuatoriano, sino hasta el más mínimo detalle cómo a quién buscaban y hasta de la agresividad contra el más importante funcionario en esa embajada del país de los aztecas, sino que prontamente, como corresponde, por la obligación derivada del derecho internacional, condenaron aquel inusitado hecho.

No obstante, pues como decíamos, como quien tiene el mundo agarrado por el cuello, en nuestros tiempos juveniles, toda regla tiene su excepción.

Estados Unidos condenó la agresión diplomática contra México de parte del gobierno de Ecuador, pero se tomó su tiempo, lo hizo con paciencia, quizás esperando la reacción en otros espacios y después de ver que la ONU, por boca de Antonio Guterres, eso hizo.

Pero hubo sectores, dicho así en plural, porque es pertinente que esperaron demasiado. Quizás esperando que "orden" emanaba de la Casa Blanca, dado que los de deseos de ellos, era justificar a Daniel Noboa. Porque el odio es como una yunta de buey, hala demasiado y hasta hace cometer demasiados errores, hasta olvidarse de los suyos.

Luis Almagro y Pepe Mujica, el primero cuando despertó y pudo hablar detenidamente con su informante y Pepe Mujica, después de haber terminado de ensayar su discurso nada hermético, pues quería ser enfático, cuando se enteraron que lo sucedido fue en Quito y no en Caracas, se sintieron decepcionados y hasta deprimidos.

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