Abril: la esperanza está en el proyecto revolucionario (ll)

Miércoles, 10/04/2024 12:23 PM

Me une a tus ideas, sólo la esencia revolucionaria. B.R.H.B.

Esta segunda reflexión en torno a los sucesos históricos de abril de 2002, viene a constituir los complementos que no expusimos en ABRIL: GOLPE Y CONTRAGOLPE ( Parte l) y está centrada no solamente recordar y analizar las causas que generaron aquellos acontecimientos de hace 22 años; si no que quiero que sea un reconocimiento para todos aquellos y aquellas que sin miramiento arriesgaron su vida, y hoy lo siguen haciendo para alcanzar la utopía concreta; que se materialice en un mundo mejor posible y esa esperanza está en las manos de los tercos irreductibles; pero esencialmente en una juventud formada política e ideológicamente que no asire otra cosa, sino asumir a costa del sacrificio que sea, los retos y el emprendimiento que demanda el proyecto de la nueva sociedad, que no es cualquier cosa, ni cualquier discurso, ni cualquiera práctica, si no la redención de un pueblo que a su vez espera la transformación de su dirigencia, para poder transformar la lógica del viejo Estado, que aún no termina de morir.

También me acompaña la idea de que estas reflexiones sean el honor y gloria a todas y todos los caídos en aquellos días de combate por la vida, la esperanza y que con esa idea se nos fueron a otras dimensiones, (Cambiaron de plano, aseguran algunos) pero que nos demandan más fortalezas y compromisos que antes y así poder tributarles los honores por su gesta heroica iniciada. Algunos y algunas, hace tiempo no nos vemos, ni tenemos comunicación siquiera, pero mantengo la esperanza que su cuero bien curtido, este resistiendo los embates de esta guerra larga y que sus bríos sean más fuertes que las frustraciones y la desesperanza que van dejando las secuelas de los reveses de esta lucha por la Patria y la humanidad; así es el combate contra el capitalismo y sus múltiples ataques; estoy seguro que a hombres y mujeres, formados en su conciencia, no los derrumban los desafueros y la perdida de algunas batallas.

Rememorando hechos, me ubico en los acontecimientos y las acciones que hubo de hacerse como contribución a la derrota del golpe de Estado del 2002.

El 11 de abril, todavía en la mañana, Edgar Márquez ( Honor y Gloria), Irme Ruiz, Lídice Navas, Rolan Denis, Ulises Castro, este servidor y muchos otros y otras, que no menciono, porque hacer una la lista de nombres seria incalculable, no por mezquindad histórica, mucho menos por desmemoriado, sino por razones de espacio, seguíamos debatiendo el carácter que había tomado la concentración de la Plaza Altamira y cuál iba a ser la acción que tomaríamos para enfrentar la avalancha que se aproximaba en busca del botín, el Palacio Nacional de Gobierno, o de Miraflores como se le conoce. De esta reunión quiero destacar que se hizo un borrador del comunicado que se había acordó sacar, llamando a la alerta máxima y a la organización del pueblo ante el golpe de Estado; ojala la camarada Lídice Navas a quien se le había encargado reproducirlo para esa tarde, lo conserve en sus archivos, para el testimonio y la reconstrucción de ese hito histórico.

Los discursos, comentarios y secreteaderas, tenían diferentes matices: imaginación, especulación, distractores, "trampas caza bobos"; así se oían afirmaciones como ¡¡Que si las armas están, que un enfrentamiento cuerpo a cuerpo en plaza Venezuela, que la Guardia está preparada y ganada para evitar el avance, que todo está seguro, que bla, bla, bla!!. Todo un desgaste temporal y físico que dilató y debilitó por algún tiempo, un mejor y organizado contragolpe.

Mientras este desgaste discursivo se daba, la gente de algunas organizaciones; o mejor decirlo, militantes de nuestras organizaciones, rebasando cualquier análisis de salón o mesa, ya había tomado las calles de Caracas, específicamente la Av. Baralt, la Urdaneta y sus alrededores, concentrando sus fuerzas y esfuerzos en el Puente Llaguno a unos 50 metros aproximadamente del Palacio de Miraflores. Un pueblo más decidido que la "vanguardia" había olido con mucho más prontitud las intenciones de las y los fascistas.

Pasado el mediodía de ese 11 de abril, Ulises Castro, Edgar Márquez y yo, entre muchos otros, decidimos abandonar la reunión que habíamos sostenido en los espacios de la Alcaldía de Caracas, en el Salón Andrés Eloy Blanco, desde el día 10, sin arribar a acciones concretas que permitiera una mejor planificación y sinergia en las acciones de defensa y contraataque. Había que dejar el reunionismo interminable y asumir el combate de calle que ya se estaba realizando en el centro de Caracas, entre la avanzada armada golpista y nuestro pueblo apostado por los alrededores del Palacio Blanco.

Ulises, Edgar y yo, recorrimos la Plaza Bolívar, los laterales de la Asamblea Nacional, cruzamos la Av. Baralt, rumbo a la alcabala 3 que es una de las prevenciones que protege al Palacio; esta se encuentra muy cerca de la estación del Metro el Silencio y del Liceo Fermín Toro, en Caracas.

Caminamos entre el fuego cruzado de los francotiradores apostados en las azoteas y pisos superiores de los edificios ubicados en el perímetro que va de puente Llaguno al Centro Simón Bolívar y de la Policía Metropolitana que tenía su destacamento y sus tanquetas de la muerte en la Jefatura Civil de Catedral.

Al llegar a la esquina de Piñango, frente al antiguo cine Baralt, Edgar me dice ¡¡coño chamo, me dieron un peñonazo en el hombro!!. Como íbamos muy cerca el uno del otro, me volteo y le miro el brazo con la chaqueta muy abultada entre el codo y el hombro, me percato que sangra a borbotones, de súbito se le desorbitan los ojos y cae sin fuerzas al piso; rápidamente se acercaron un montón de compañeros que estaban resistiendo el fuego de la avanzada armada del golpe y sirviendo de tapón, esperando que asomara la marcha opositora que venía aproximadamente por la esquina de la "Gorda" Av. Baralt; entre estos compañeros se encontraban: Carlos Carles, Carlos Andrés Pérez (el bueno), "el chino" Nelson Ruiz y otros encapuchados y caras pintadas que no logré reconocer al momento. Entre algunos de los que ahí nos encontrábamos, recogimos el cuerpo inerme de Edgar Márquez y lo trasladamos hasta el Palacio Blanco, donde se había instalados un improvisado hospitalito de guerra, allí le hicieron las primeras curas y lo trasladaron al hospital de emergencia de Lídice por la gravedad de la herida, causada por un tiro de fusil de asalto desde uno de los pisos del Hotel Edén.

Los combate, los muertos y heridos se seguían dando en pleno centro; los medios privado encadenados tergiversando los hechos, el canal del Estado lo sacaron fuera de señal " va fuera del aire, esa basura que es el canal ocho, va fuera del aire", diría el golpista frustrado Enrique Mendoza.

La matanza, allanamientos, persecuciones, encarcelamientos y asesinatos en calles, avenidas y residencias fue el saldo que dejaron los golpistas esa noche del 11 y 12 de abril del 2002.

Pocas horas después, supimos que Edgar se había fugado del hospital Jesús Yerena, conocido como hospital de Lídice, debido al trato inhumano que le dieron los médicos que lo recibieron y al saber que era un herido de Puente Llaguno defensor de la revolución, los delataban ante la policía metropolitana.

No quiero en estas inconclusas crónica- reflexión, dejar de decir, que las y los trabajadores de cualquier sector productivo, estudiantes, constructores de sueños y de futuro; que ahí está la Patria aguijoneada por algunas traiciones, pero más viva que nunca y en suelo fértil. Estamos en la hora como cuando el clarín llamo para Puente Llaguno, en el tiempo del compromiso sin vacilaciones por el proyecto Bolivariano y Chavista; no hay otra opción, triunfa el proyecto de la clase trabajadora y enrumba las transformaciones hacia el socialismo o la burguesía y sus apellidos, apagará la llama de la segunda independencia.

Todos los humildes de esta tierra, estaremos en el convite de la Patria; pero la mayor carga está en la generación de 25 y más años; ella tiene en sus manos el timón de la historia, o la defienden con honor en cualquier terreno, o se hunde en el tremedal el sacrificio de Puente Llaguno.

Nosotros y nosotras, tenemos una cita con la victoria, el 28 de julio. ¡¡Venceremos"

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