De Sigmund Freud a Oscar D’León

Miércoles, 10/04/2024 03:41 PM

Pareciera ser que todas las personas viésemos cada fenómeno, cada realidad no como éste, ésta es sino como somos nosotros mismos.

Particularmente al respecto yo reconozco mis limitaciones, de ahí que procuro no exponer mi punto de vista como absoluto, ajuro y porque si, no que no; para mi todo es relativo.

Por ejemplo, dilecto lector o lectora dilecta, usted y yo podríamos discrepar – seguro estoy de eso-- de este mi discurrir atarantado y puede ser que usted tenga razón y yo también, lo que pudiese ser no lógico sino psicológico y a la vez puede ser real: usted ve chévere el asunto mientras que yo lo veo pavoroso; pero si conjugásemos esas diferencias de enfoques usted podría ayudarme a ver mejor: Estimo que nadie ve completamente el cuadro ante sí, entonces hay que ponderar, dialogar, el diálogo suele ser un ejercicio liberador.

Entrando en materia, a propósito de Sigmund Freud, padre de la psicología moderna, se afirma a los cuatro vientos que hacia el final de la primera década del pasado siglo Freud se encontraba en el esplendor de su madurez científica. Sus hallazgos acerca del comportamiento de la mente humana son sorprendentemente extraordinarios y en particular los relativos a una emblemática paciente dada su extrema complejidad clínica y a la que él describe minuciosamente y de la que llegó a afirmar que: "...tengo veinte años tratando a esa mujer y no sé que quiere esa mujer…".

Y qué tal si Freud hubiese examinado a la interdicta María Machado en el furioso delirio de ésta de ser presidenta de Venezuela, a la machimberga (machimberra)?, ¿qué habría concluido Freu?

Fijaos, el también sobresaliente hombre pero en otra disciplina distinta a la medicina, el arte, Oscar D’león sentencia en una de sus obras que "...esa mujer / lo que quiere es que la miren…", punta que le cae al pelo a la desmingada interdicta. El connotado artista venezolano, D’León, pareciera sacar sus obras de la cotidianeidad popular y nada fortuito pudo haber sido para él tropezar con esa mujer y haberla hecho musa de su canto, por cierto canto bien bueno para mover el esqueleto.

El patriota Jorge Rodríguez habría manifestado también su parecer (no me consta, no vi la pantallita entonces pero me cuentan) así : "...esa mujer opera con un cerebro reptil y etc..).

Y, como es de perogrullo reconocer que este patriota Rodríguez ostenta sobrada competencia profesional para opinar al respecto, respeto tal consideración.

Yo en cambio, metiche a medias, no voy adonde no quepo, no obstante meto la cuchara aunque Calíope me sea ajena pero para no quedarme atrás tengo mi punto de vista y lo manifiesto, y es que esa mujer se arrodilla ante los gringos, se arrastra y por eso lo de reptil me suena a iguana, cocodrila, culebra [cuaima-cascabel-macaurel, es decir, en una sola palabra, Cuaicascama] pese a que el científico le de otra connotación.

Vea usted, cuatro puntos de vista, el de Freud, el de Oscar D’león, el de Rodríguez y el de este humilde servidor yo mismitico, el que menos.

Cuatro lentes, dos médicos y dos artistas porque si D’León es artista yo también soy –mejor decir, he sido diestro en arte, en artes de pesca: anzuelos, nasas, chinchorros, bou, arpón, al troleo, al palangre y pare de contar añagazas-- y aunque del montón, eso sí, artista, y aunque Cronos quiera pasarme a retiro, creo que lo que dejó de ser (adviene el ocaso inexorable de las habilidades) tiene gran valor haberlo sido.

Freud y Rodríguez son Médicos (aunque los maleducados de mi comarca denominan a todo médico, "matasano", pero yo no digo eso porque soy la mar respetuoso).

Traer a colación que suele haber tantas realidades como puntos de vista fue preciso para abordar el tema que ocupa: un solo fenómeno es asimilado, aprehendido, de tantas maneras como de observadores se tratase.

Ni la MUD inscribió de candidata a "esa mujer" y aunque tampoco el Filózorro le dio paso, ¿qué guachafita es esa?, ¿cuál es el maní?

¡Sólo Pacheco la quiere para ir a Choroní!

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