En medio de la compleja telaraña geopolítica mundial, Estados Unidos avanza con paso firme en su intento de lograr la dominación total del hemisferio sur de América. Este movimiento estratégico se despliega con determinación, aprovechando las complicadas dinámicas bélicas en Oriente Medio y Europa del Este, como la agresión de Israel en tierras palestinas, así como el conflicto entre Ucrania y Rusia.
Con una serie de movimientos meticulosamente coordinados, Estados Unidos apunta hacia Venezuela como pieza clave en su tablero geopolítico para alcanzar sus objetivos de dominación. La crisis migratoria y de escasez desatada por las sanciones, bloqueos y embargos impuestos por Washington, similar al enfoque aplicado previamente a Cuba, ha llevado a una diáspora de venezolanos hacia países del sur como Colombia, Chile, Perú y Argentina.
Sin embargo, lo más intrigante es el papel que Estados Unidos ha desempeñado en esta crisis migratoria. Desde el inicio, dio la orden a sus lacayos del sur, de recibir a los migrantes venezolanos sin apenas impedimentos, con el objetivo claro de debilitar al gobierno de Nicolas Maduro a nivel mediático, exponiendo una muy bien planeada crisis humanitaria.
Ahora, ante la resistencia del gobierno venezolano y la falta de resultados deseados, la estrategia se ha redirigido hacia la manipulación de los medios de comunicación. Países como Chile, Colombia, Perú y Ecuador, conocidos por su histórico vasallaje a los intereses estadounidenses, han sido instrumentalizados para diseñar una especie de ingeniería social contra los migrantes venezolanos.
A través de mentiras, exageraciones y escenarios meticulosamente creados, se busca desvirtuar la imagen del migrante venezolano, generando en la población local sentimientos de incomodidad, miedo, ansiedad y repulsión hacia ellos. Este esfuerzo concertado representa una forma moderna del infame proyecto MK-Ultra para lograr la manipulación y el control de masas, con el objetivo último de deshumanizar a los venezolanos y todo lo que representamos.
Este enfoque, lento pero determinado, prepara el terreno para una posible invasión a la manera de Irak, Afganistán o Vietnam. Estados Unidos condiciona a los países vecinos del sur a sentir repulsión contra en pueblo venezolano, de modo que en el hipotético pero fundamentado caso de una intervención militar, las violaciones brutales de los derechos humanos contra los venezolanos no despierten empatía en la región, permitiendo a Estados Unidos y sus aliados actuar con impunidad.
Este plan no es nuevo; es una táctica que se ha utilizado previamente contra Rusia y Palestina, fomentando la ruso fobia desmedida y deshumanizando al pueblo palestino tildándolos de terroristas para justificar sus acciones criminales. En cada movimiento bélico impulsado por estados unidos la maquinaria de propaganda arremete contra la población victima del Tío Sam, ejemplos también podemos encontrar como los ciudadanos estadounidenses de ascendencia japonesa fueron prisioneros durante años en campos de concentración dentro de estados unidos, por ser Japón enemigo de este pais en la segunda guerra mundial o en el supuesto caso del todavía polémico ataque a las torres gemelas de nueva york, la comunidad árabe fue victima de ataques de los medios de propaganda creando un ambiente de desprecio y terror en los ciudadanos de estados unidos contra la sociedad musulmana.
En definitiva, la estrategia imperialista de Estados Unidos en América del Sur es un juego calculado y despiadado que busca consolidar su dominio en la región a cualquier costo, manipulando las percepciones públicas y sembrando la discordia entre naciones hermanas. Es crucial que América Latina permanezca alerta y solidaria para resistir estas maquinaciones imperialistas y proteger su soberanía y dignidad.
Abogado, especialista en derecho internacional, docente universitario.