El diario de Oscar Heck – 17 de mayo del 2024

Viernes, 17/05/2024 01:35 PM

Nota: Espero que este artículo sea leíble, mi computadora se jodió, y casi no veo lo que estoy escribiendo. Gracias por su comprensión.

Después de haber pasado más de 3 años y medio sin salir, y ahora solamente desde hace 2 semanas, finalmente he ido al pueblo (vivo lejos del pueblo en los cerros aquí en la costa caribeña del estado de La Guaira), y me ha impresionado ver con mis propios ojos que en cada basurero de cada vecindario, hay gente de todas las edades, como zamuros, buscando cosas en los basureros, no solamente en mi sector, sino también entre mi sector y el pueblo (viendo desde la buseta), y en el propio pueblo también, todo eso frente a las narices de los nuevos ricos y corruptos conduciendo sus grandísimas camionetas de lujo como si todo fuera normal y bello y bonito.

Nunca había visto eso aquí en Venezuela en los casi 50 años que ando por estos lados, es más nadie puede negar que, lo que les cuento es una absoluta y verdadera y visible realidad hoy en día.

Me ha impresionado también ver muchísimos niños y adolescente pobres, muy pobres, con el cabello amarrillo, un síntoma de desnutrición severa, algo que solo había visto antes entre las pequeñas tribus malnutridas y llenas de parásitos en las selvas y montañas lejanas de Venezuela. Hoy, lo estoy viendo por todos lados, y ayer, allí mismo lo vi frente a las narices de un grupo de 4 trabajadores (todos venezolanos creo) del programa de alimentación de la ONU --- con dólares en la mano --- que estaban llenándose sus estómagos sin ninguna vergüenza aparente con pescado frito y sopa de mariscos y refresco en un quiosco-restaurante en la playa frente al mar, pero, como que ellos no veían nada, ni tampoco pareciera interesarles nada excepto su comida y su estatus (su gran camioneta nueva de lujo pintada de blanco con las letras en grande, WFP, World Food Program, estaba estacionada allí frente a ese quiosco-restaurante).

Sí señor.

Sobre el techo de ese quiosco-restaurante duerme alguna de la gente que vive en la calle, y justo al lado vive en anciano (ex pescador) bajo un árbol entre las ratas y el orine donde mean algunos visitantes después de haber tomado demasiada cerveza bajo el sol ardiente de la playa.

Mi tristeza es agobiante.
 

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