La campaña electoral en Venezuela se inició. Aunque no de manera oficial, los diez candidatos están recorriendo el país. Todos lo hacen con las mismas garantías constitucionales. Todos tienen iguales oportunidades de expresar sus pareceres sobre la situación del país. La democracia participativa y protagónica muestra fortaleza y consolidación. Por lo que, los venezolanos nos preparamos para asistir a una nueva fiesta democrática, a realizarse el próximo 28 de julio.
La oposición, golpista y fascista, designo como su candidato a Edmundo González Urrutia, un hombre "salido del mundo diplomático". A quien, el Decano de los embajadores venezolanos, Roy Chaderton Matos ha calificado como un personaje "pusilánime sin credibilidad".
Los laboratorios estadounidenses, en los cuales se diseña su imagen electoral, han llegado a la conclusión que, su condición de diplomático, debe ser su principal elemento a destacar. Creen, los técnicos gringos en marketing, que a los venezolanos nos pueden volver a engañar con "espejitos". No logran entender que el pueblo venezolano, a lo largo de estos veinticinco años, se ha hecho político. Que ya no es el mismo que, antes del inicio de la revolución Bolivariana, podía ser engañado con cualquier dadiva electoral. No logran, y no quieren, entender que la realidad venezolana es otra.
La designación de Edmundo González Urrutia fue decidida por el Departamento de Estado de los Estados Unidos; y, los ejecutivos de ese Despacho están convencidos de ser los "funcionarios estrella" de la administración pública de esa nación. Al imponer esa candidatura, obviaron que los venezolanos somos distintos y diferentes a ellos. Que los venezolanos exigimos, de quienes dirigen las instituciones del Estado, un profundo compromiso de lealtad para con la dignidad de la Patria. Que ahora el pueblo venezolano es el sujeto fundamental de la acción de gobierno. Que, quienes asumen la conducción de las instituciones del Estado, colocan toda su acción gubernativa en función de garantizar la construcción de un país en donde reine la justicia social, la igualdad, la felicidad, la fraternidad y la paz entre todos nuestros compatriotas.
Y, esto no lo puede lograr quien es impuesto, como candidato presidencial, para que le devuelva al gobierno supremacista de Estados Unidos, nuestras riquezas. Quien habrá de ser un agente de las pretensiones recolonizadoras del imperio norteamericano. Quien representa los tenebrosos sectores fascistas de la política nacional.
El ejercicio de la diplomacia, es una actividad que enaltece los intereses de la nación y las cualidades individuales de quienes cumplen esas funciones. Por lo que, el diplomático, al igual que todo funcionario público, debe presentar resultados positivos en sus funciones.
Edmundo González Urrutia, durante sus funciones diplomáticas, ejerció el cargo de Embajador por casi cinco años, de 1991 a 1993, en Argelia; y, entre 1999 y 2002, en Argentina. De no ser por su inscripción como candidato presidencial de la derecha fascista, los venezolanos no se hubiesen enterado de ello.
Se afirma que promovió la entrada de Venezuela al Mercosur, siendo Embajador en esa nación. Al respecto, recuerdo que cuando presenté mis Cartas Credenciales al Presidente Luis González Macchi, como Embajador de Venezuela ante la República de Paraguay, el 20 de octubre del año 2000, el mandatario paraguayo me informó de su decisión, como Presidente del Mercado Común del Sur (MERCOSUR), de invitar al Presidente Hugo Chávez a la X Cumbre de ese foro de integración regional, a celebrarse en la ciudad de Asunción, capital de la nación Guaraní, el mes de junio del 2001.
Durante las reuniones preparatorias de dicha Cumbre, asistí a encuentros con el Canciller Juan Esteban Aguirre; así como, con funcionarios de la Comisión Organizadora de dicho evento. Junto a los Embajadores Sebastián Alegret, Secretario de la Comunidad Andina de Naciones y Juan Francisco Rojas Penso, Secretario General de ALADI, realizamos varias reuniones para analizar los alcances de la propuesta del Presidente González Machi; así como, para hacernos de una opinión sobre la factibilidad y pertinencia del ingreso de nuestro país al MERCOSUR, como Estado Asociado, para la consideración del Presidente Hugo Chávez.
Entre el 21 y 22 del referido mes de junio se realizó la X Cumbre del MERCOSUR y, el Presidente Hugo Chávez, presentó una Carta de Intención en nombre del Pueblo y el gobierno Venezolano de nuestro deseo de llegar a ser socio de dicho organismo de integración regional. Carta que el Presidente Hugo Chávez, dado su apego al trabajo en equipo, nos leyó en la madrugada del día 22 al Camarada Diosdado Cabello, al Embajador Juan Francisco Rojas Penso y mi persona. En ninguna de las reuniones precitadas, ni en la comitiva que acompañó al Presidente Hugo Chávez, participó el Embajador González Urrutia.
Dios líbrame de las aguas mansas que de las bravas me libro yo, dice el proverbio popular. A Edmundo González Urrutia se le quiere presentar como un demócrata, un ser dialogante, un hombre pacífico. Muy lejos está de poseer esas cualidades. Como se sabe, es dirigente de la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Es un hombre del círculo de José Rodríguez Iturbe y Ramón Guillermo Aveledo, canciller del gobierno de Pedro Carmona Estanga, el primero; y Secretario General de la MUD, el segundo. Participó en el golpe del 11 de abril del 2002; así como también, en todos los intentos de desestabilización golpista que se han fraguado contra la democracia venezolana.
Habiendo sido derrotado el golpe de Estado contra el gobierno revolucionario del Presidente Hugo Chávez, el 20 de abril de 2002 publicó en el Diario La Nación de Buenos Aires, Argentina, un artículo que tituló: En defensa de la democracia*. En el mismo pone en evidencia su capacidad de mutación y desdoblamiento, personal y político. Trascribo dos párrafos del referido artículo, para constatar esta afirmación:
"La prontitud con que ha tenido lugar la normalización de la situación en Venezuela tras la reinstauración del presidente Hugo Chávez hizo innecesario aplicar las disposiciones contenidas en la Carta Democrática aprobada el pasado mes de septiembre en Lima. Su ejecución, de haberse llegado al caso, habría significado poner a prueba por primera vez un efectivo mecanismo de salvaguarda del sistema democrático, que se habría traducido en sanciones efectivas que condujeran al aislamiento internacional de nuestro país, con las graves consecuencias que eso habría supuesto.…".
Agrega: "Por último, conviene poner de manifiesto el agradecimiento de mi país no sólo por las declaraciones de repudio al fracasado golpe de Estado que nos han transmitido diversos sectores de la sociedad argentina, sino también los gestos concretos de solidaridad tras la restauración del orden constitucional…".
Cuánto cinismo y caradurismo. Habiendo manifestado su adhesión al golpe, siete días después del regreso del Presidente Hugo Chávez a sus funciones como Primer Mandatario Nacional, al ser liberado por la primera demostración de fortaleza de la unión Cívico-Militar, Edmundo González Urrutia pública el artículo en comento, en el cual no emite ninguna opinión institucional, mucho menos personal, sobre el derrotado golpe de estado. El lenguaje acomodaticio con que fue escrito, creyó le permitiría seguir en sus funciones de Embajador en la nación austral.
No olvidemos que la mentira, el acoso y el terror forman parte de la estrategia que los gobiernos supremacistas de Estados Unidos utilizan para dominar nuestros pueblos. Ellos son los verdaderos dueños del circo, contratan sus malabaristas, trapecistas y payasos. En las funciones, ocupan los asientos de palco y preferencia; mientras que, los serviles y conversos recogen la caca de leones, tigres y elefantes.
El pueblo venezolano los volverá a derrotar…
*Véase el texto completo del referido artículo en la siguiente dirección: https://www.lanacion.com.ar/opinion/en-defensa-de-la-democracia-venezolana-nid390018