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Son células cancerígenas, bien enquistadas en la administración pública que, poco a poco van minando, desacreditando y demoliendo las bases mismas del proceso revolucionario … están a la par de los gringos asesinos, éstos, los TAIMADOS que hacen un admirable trabajo de zapa contra el pueblo.
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Aquí vamos ir desvelando, por episodios, el verdadero personaje que acabó con Bolívar, un especioso farsante que destrozó por completo el proyecto independentista y buscó los modos para que Venezuela volviese a los viejos moldes de los godos, de la España envilecida por sus reyes (o de los colonialistas imperios europeos). No fueron, como muchos creen (y con sobradas razones) que quienes acabaron con Bolívar fueron principalmente Santander y Páez. Los que acaban a un gobierno, a un jefe de estado, a todo UN SUBLIME PROYECTO, a un gran líder, no suelen ser los enemigos que directamente se enfrentan desde una revolución, sino los que están a su lado, pavoneando ser leales, pontificando ser seguros defensores de sus más sagradas causas. Son esos, a los que ahora se les da el nombre de INFILTRADOS, especies de Fouchecitos, TAIMADOS, sonrientes, muy Dientes Rotos, haciéndose los simpáticos y entradores. Los que a todo saben decir: "Sí señor, como no, a la orden y cuenten conmigo".
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Yo me di cuenta, el propio 13 de abril de 2002 que Chávez iba a ser asesinado por los que estaban a su lado, como le ocurrió a Julio César. Lo vi clarito cuando sacó aquella cruz y perdonó a los medios de comunicación y mostró una bondad infinita hacia aquellos monstruosos, enemigos de la patria que jamás bajan la guardia que consideran a todo perdón una gran debilidad de sus enemigos. Ese día vi brillar a su lado todos los puñales de los TAIMADOS que estaban a su lado. De inmediato, la CIA descubrió el talón de Aquiles de Chávez (en su profunda bondad y confianza en los suyos), y se dedicó a comprar a cierto grupo de arteros solapados que siempre andaban a su lado, y a los que prácticamente había entregado su vida, su seguridad. A Chávez le faltaba el profundo ojo detector de miserias humanas que sí supo tener Fidel Castro durante más de sesenta años. Muchas veces Fidel le advirtió a Chávez que tenía la guarida de asesinos mayameros metidos en Caracas, que le estaban rondando y tendiendo una emboscada. Pero Chávez era así, confiado, y no tuvo por otra parte a un equipo, a alguien que se le impusiera y lo protegiera como verdaderamente lo merecía. En esto, yo creo, cuántos de los que le amamos nos sentimos hoy horriblemente culpables… Yo mismo debí prevenirlo, advertírselo con mis escritos de manera obsesiva y reiterada. No lo hicimos lo suficiente, y lo hemos pagado bien caro.
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Los que mataron a Chávez, estaban allí a su lado, autocalificándose, por supuesto, de CHAVISTAS radicales ("rojos rojitos"). Fueron éstos los que urdieron el crimen de contaminarlo. Debieron estar en los intríngulis de este crimen tipos como Rafael Ramírez, Luisa Ortega Díaz, Andrés Izarra, un grueso número de altos oficiales como el general Cristopher Figuera (exdirector del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN)), el general Carlos Rotondaro (ex presidente del Seguro Social quien acabó reconociendo a Guaidó como presidente, y estuvo 15 años en el sector Salud), el mayor general Clíver Alcalá Cordones (excomandante de la 41 Brigada Blindada del ejército, con sede en Valencia), el general Hugo Carvajal Barrios (exdirector de Inteligencia Militar de Venezuela)…, y el propio Tareck El Aissami (quien estuvo un cuarto de siglo ejerciendo altos cargos de confianza dentro del gobierno bolivariano). Esos que estaban ahí cerquita, casi todos sancionados por el imperio girngo, y en los que nuestro Comandante confiaba a veces más que en su propia familia. Si no llevaban el puñal y la cicuta encaletados sabían de los asesinos y traidores que sí los manejaban. En definitiva, estos son los tipos (los güabinosos) que la CIA contrata, por ser arteros, TAIMADOS, camuflados. No cometen este tipo de crimen directamente el enemigo que constantemente nos taca. NO lo hace sino el encubierto, el enmascarado, el INFILTRADO. ¡Dios mío, y cuántos infiltrados!
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Sí señor, hubo un individuo que se hacía llamar fervoroso y radical bolivariano, un tipo arteramente inteligente, agudo en su genio trapacero, que por naturaleza era muy ladrón: ANTONIO LEOCADIO GUZMÁN. Este personaje, repito, que se hacía llamar MUY BOLIVARIANO, con su genio perverso, le prometió a Páez que si él conversaba con Bolívar lo convencería para que se coronara rey de Colombia. Al tiempo que hacía planes para verse con el Libertador, desde el periódico "Argos" comenzó a destrozar a Santander. Quería abrirse paso sólo, sin que nadie le estorbara en sus planes. El 6 de enero de 1826, Santander escribía al Libertador: "Al Istmo, ha ido, creo que con miras de pasar donde usted, el célebre redactor de Argos, Antonio Leocadio Guzmán, bicho de cuenta, atrevido, sedicioso y el que ha tenido a Caracas perturbada con sus papeles: éste es el que me ha humillado a dicterios e insultos groseros... Guárdese mucho de él, porque entiendo que se lo mandan de espía, y hágame el favor de no darse enterado por mí". Esta historia continuará…
Los taimados
Por: José Sant Roz
Miércoles, 29/05/2024 11:55 AM