La muerte del músico, compositor y cantante Tyrone Gonzáles, mejor conocido como Cancerbero, ocurrida en enero de 2015, fue declarada por las autoridades como un suicidio del cantante, tras haber asesinado a puñaladas a su amigo Carlos Monar.
Ocho años después el caso fue reabierto por el Fiscal General, quien logró demostrar que se trató de un doble asesinato cometido por los hermanos Natalia y Guillermo Améstica.
Los asesinos confesaron su crimen y fueron encarcelados, pero desde mi punto de vista hay todavía hechos oscuros que no han sido aclarados.
No es digerible que los hermanos Améstica hayan podido poner en pocas horas a los funcionarios del SEBIN y CICPC que estuvieron en la escena del crimen, al Fiscal y funcionarios que tomaron el caso y a los funcionarios de medicatura forense.
El crimen era muy facil de resolver, pues el supuesto suicida había recibido una puñalada, presentaba un golpe con un bate en la parte opuesta del rostro que se golpeó en la caída, las huellas de sangre no se correspondían con el tamaño de sus pies y tantos otros indicios. Sin embargo todas las autoridades coincidían en el mismo veredicto: suicidio-homicidio.
Definitivamente tiene que haber participado en este complot para dejar impune los asesinatos una mano muy poderosa y este humilde escribidor tiene una teoría que expongo en forma de preguntas: ¿Quien tenía tanto poder en Maracay para aquellos días de enero 2015 que fuese tan perverso, inmoral y delincuente como para usar su influencia en un acto tan aberrante?
¿Sería alguien que como Ministro del Interior hubiese manejado, previamente, todos los cuerpos policiales del país y que para ese momento era la maxima autoridad del Estado?
No sé, ustedes dirán