Eco en las energías

Sábado, 15/06/2024 01:49 AM

La experiencia enseña a reconocer lo que es real

Hans—Georg Gadamer

No sabemos quién ideó la manera de encender el fuego, de igual modo que ignoramos del todo quién inventó la rueda

Anton Zischka

Las energías tienen ecos, pero carecen de sonidos. Como botines enterrados en baúles por piratas ancestrales, estas han quedado esperando sus turnos. Su fenómeno y posterior comprensión encierran desencuentros, mandatos y un arsenal de exorbitantes ganancias.

Pero entre críticas modernas y antiguas nadie tendrá el deseo de salvarlas, pero sí el de acomodarse sobre ellas. Sus ganancias son un espectáculo y su poder trasciende hasta los palacios presidenciales.

Pero la sola idea de una formación estética daría desestabilización y pondría a su nación en medio de conflictos por parte de quienes requieran sus negocios. Pero ni en estos tiempos ni en otros existirá un arte que defina su desigual negocio entre quien consume frente a quien tiene el producto.

Aun cuando la energía reúne gran experiencia, esta no deja de ser una decepción. Poco comprendida por quienes la reciben e ignorada por quienes la producen. Fuera de su apariencia es como despertar terrores. Tener en abundancia las mismas generan apariencias en un modelo escondido, agrio, apartado.

Su dominio de la ciencia natural acaba desacreditando toda posibilidad de ser conocida por quienes dependen de su servicio. Las posibilidades de desconocerse la van dejando por fuera y aguardando mejores tiempos los cuales pueden estar por venir.

Pero aún no hay un mundo desvencijado frente a la energía, lo que existe es la apariencia de un dominio elegante capaz de poner fin a la paz de muchos antes de ser develado. Su foco colonial enrarece un instinto en lugar de transformar para un bien como verdadera naturaleza.

No es que toda la energía sea exclusiva de un mundo de paz. El actual mundo sin el derecho de los demás ha dejado un espanto de imposibilidades, todas expresadas como una belleza natural. La posibilidad de su conocimiento va dejando abiertas fuertes dudas sin un verdadero conocimiento de la realidad.

Toda la actual energía ha abusado de su concepto más sus conocimientos apartándose del sueño de una ciencia natural y pura. Su concepto de realidad ha quedado transformado en tal perplejidad que aun la reunión de todas las críticas no ha podido concebir una manera suficiente y correcta de enderezar al menos una porción pequeña de sus rumbos.

Los símbolos de las energías atraviesan formas raras desde su verdadera estética. Su nobleza es tal que llegamos a imaginarnos un significado de mitos en los cuales sus dioses abandonaron todas sus formas al observar que estas fueron a parar exclusivamente al control de diversas sociedades.

Antes, igual que ahora el pensamiento por una energía comprendida viene como una rueda sin formas de la cual no se aspira mucho. Frenada o maltrecha solo porque desde su seno no logra dar su verdadera y genuina creación. "En el siglo XIX el concepto del genio se eleva a un concepto de valor universal y experimenta, junto con el concepto de lo creador, una genuina apoteosis".[3]

Alrededor de ellas se han desatado nervios tras sus capturas y de allí una fatiga increíble donde su autonomía libre en verdad está capturada dentro de un pañuelo oscuro, solo eso, un pañuelo.

Su uso lingüístico rápidamente se ha desacreditado, nadie puede atreverse a proponer al menos una idea de cambio pues sería succionado por todos sus viles intereses. Pero por muchas que sus operaciones han sido justificadas para tomar en cuenta a quienes se mantienen alejados en su fatiga al no tener al menos una energía que logre llevar a buen término mejores vidas.

Pero no significa que los actuales y múltiples modelos no sirvan, no, llegar hasta ese punto significa tener una negativa global histórica y presente del planeta. Aun cuando la energía debiera tener un mejor significado por ser una ciencia natural la misma no está en la capacidad de arriesgar su propio bienestar.

La ciencia energética se sitúa en un pasado, impulsor en la presentación de un presente inquieto. "Ambas ciencias se servirían de la conclusión inductiva, pero el procedimiento de conclusión de las ciencias del espíritu sería el de la conclusión inconsciente". [4]

Por eso el ejercicio de su inducción como compromiso espiritual en este momento no es más que un sofisma. No llegaremos a la conclusión de una memoria consciente, solidaria, equilibrada y menos en paz.

Esas formas de las energías han adoptado las más increíbles conveniencias. Su carácter real, ausente de sentimientos por su naturaleza competitiva y de arrojo financiero la hacen ser algo permanente, mantienen un modelo que a pesar de los cambios van dejando un hilo histórico de dependencia.

Esta dependencia no deja independencia. Por lo menos para todos, su independencia es sólo poseída por grandes franquicias, pero a pesar de todas las circunstancias las mismas no podrán ser destruidas. Nadie podrá suprimirlas como tampoco podrán acercarse a manifestaciones o transformaciones equilibradas, quietas y estables.

Por eso las energías son guerras. Creadas artificialmente, arbitrarias, impuestas, determinadas como sustancias capaces de utilizar inapropiadamente todas y cada una de su herencia y arbitraje.

Para las energías la edad de sus máquinas, van atadas al nivel tecnológico y digital. Pensamos que estamos en presencia de un gran monstruo, devorador, inquieto, sin frases ni afilados, bordes los cuales comienzan captando y ralentizan a favor de únicos intereses.

Aun cuando ralentizar la impulsa hacia un método de mejor desarrollo, también tienen el margen de detenerlo. La ralentización conduce su velocidad y la reduce dotándola de lentitud. Por tanto, descubrir más avances han dotado al planeta de controles exhaustivos, pero modernos.

En los siglos XII y XIII los movimientos de emancipación comenzaron con libertad, obtenidas por los siervos tras conquistar la autonomía en sus fuerzas de trabajo. Estas fuerzas de trabajo llegaron a suavizarse cuando los labradores producían más, era vender y comprar con libertad.

Aquella Europa donde jamás existieron masas de esclavos como Egipto y Oriente a quienes les permitieron construir antiguos y eternos monumentos, solo vieron su poder cuando sus animales de tiro ayudaban a arrastrar pesados troncos y gigantescos bloques de piedra.

Con esta explicación comprendemos que la energía comenzó con la fuerza de los animales. El dominio del caballo más el fuego, hierro y la rueda dieron origen a la energía sobre grandes superficies inconcebiblemente pobres, pero hoy ricas sin que la suerte del hombre haya cambiado.

Pero, "Subsistirá la servidumbre hasta que las seis décimas partes de la humanidad que trabajan el campo, hasta ahora desatendidas, tengan a su disposición las fuerzas de la naturaleza; hasta que reciban la parte que les corresponde en el reparto de energías solares acumuladas; hasta que se llegue a incrementar el rendimiento sin aumentar el número de consumidores". [5]

Pero de esas metas aún permanecemos muy lejos. Ni en la industrializada Europa han podido ofrecer mejores garantías a sus habitantes los cuales no llegan a ser ciudadanos de la energía, pues la modernización en los aparatos industriales aún prefiere conservar control sobre sus pobladores.

Aun cuando no sea posible una mayor autonomía de la población en muchos de estos países las mismas serían un fogonazo hacia caminos equilibrados, y esto para el capital acumulado por la energía les resultará un desafío poco confiable de comprender.

Con todos los procesos vividos y los que vendrán se demuestra con más fuerzas que el hombre no podrá sustituir la tierra pues en ella pisoteada como vive, están todas las retenciones de sus recursos los cuales seguirán brindando la alegría de su dinero, pero a pesar que la incesante energía se reproduce el hombre siempre aparecerá con un nuevo modelo el cual ha de tener que presentar.

Pero las luchas geopolíticas continuarán por las energías, esta ansia por hacerse de sus capturas suscita fuertes hostilidades y críticas. Los conflictos no van a ser interceptados, y sin excepción las verdaderas posesiones sólo beneficiarán presumiblemente a los bolsillos de todos los dirigentes del Norte.

Esta misma distribución distorsionada de costes y beneficios será la norma para aliviar verdaderas pobrezas, continuadas, pero todas pobrezas cuando comparamos las enormes ganancias en las firmas de quienes exportan, controlan y manejan todas y cada una de las buenas energías.

PROBLEMÁTICA EN LAS ENERGÍAS

La forma de realización de la comprensión es la interpretación

Hans—Georg Gadamer

La preponderancia del aumento de la producción en frente del aumento de la población se debió a que, en vez del fuego de madera, se utilizó el fuego a base de carbón

Anton Zischka

El hambre de energía es tal que el capital ha preferido perder sus anteriores modelos por hibridarse en otros moldes hasta hace muy poco tiempo enfrentados como enemigos. La energía ha sido la causante de la catástrofe política la cual es enfrentada en la naturaleza del ser humano. Pero, desigualmente "Reina el hambre, porque a millones y millones de hombres les falta energía".[6]

Esta tragedia del hambre como las guerras imperan desde ayer, y hoy en la más desigual distribución en sus ganancias por quienes han controlado los mercados de las energías. Prefieren en sus campos animales pastando que industrializar para tener grandes sembradíos.

Pero la tierra no se utiliza para abonos y comida, estos son invertidos en la mecanización de animales, dándonos con esto modelos de vidas los cuales han resultado en muchas sociedades empeños y fracasos.

Todavía existe la más íntima distracción energética pues su economía ha funcionado a cambio de millones en las más diversas monedas las cuales han servido para aniquilar vías hacia otros modelos políticos, socialmente atrevidos los cuales han volteado realidades, aunque temprano o tarde habremos de afrontar y seguro cambiar.

Las energías han funcionado por portadores antes que por transportadores. Su adquisición conocida hasta el presente es incómoda desde varios puntos de vista, pues implantando una llave defectuosa la mayoría de las veces ha hecho indispensables hasta ser capaces de tomar sus sistemas, adversos o comunes, hasta llevarlos al pequeño taller de sus modelos en los cuales los han hecho únicos.

Ya hoy podemos advertir que el sacrificio de millones de seres humanos ha llevado a repasar en azul el margen de inmensos capitales. El problema está en las puntas de los consumos, este acoplamiento innecesario originó suficientes recursos para que juntos al poder militar se tomaran la libertad hacia lo que pudieron ser inmensas sociedades, diferentes a las impuestas actualmente.

Aun, cuando estas necesidades no habían aumentado de prisa, hoy son indispensables y sus ausencias generan temibles emergencias. Estas puntas de consumo han situado la demanda y de allí crearon uno de los grandes problemas energéticos interconectados hoy por todo el globo.

Desde el mundo del carbón la carbonización, "Hasta finales del siglo pasado, las valiosas sustancias que el carbón contiene se perdían." [7] . La proporción de uso en el carbón mineral ha ido en aumento desmedido, pasamos de su consumo o mejor dicho con su quema de kilos a toneladas métricas. Gigantesca bastedad al arrojar millones de hectáreas de una energía limpia como la proporcionada por inmensos árboles, llevados irremediablemente a la quema.

Frente a las energías estamos en un mundo desconsiderado, atroz en sus límites. En un abrir y cerrar del tiempo la humanidad pasó en pocas décadas al obtener no más de un veinticinco por ciento de toneladas por hombre a más del doble y hasta el triple en algunos casos. Pronto estas medidas se perderán.

La tierra en lo técnico está prácticamente calefaccionada y la misma se asemeja a la clasificación de un invernadero. Pues de una fuerza muscular del trabajador hemos pasado en un abrir y cerrar de ojos a una impresionante fuerza de la maquinaria y de allí a su completo control por la fuerza digital.

Múltiples máquinas, antiguas o modernas sacrifican la libertad de todas las energías, ninguna de ellas es libre y su explotación no se obtiene por medio de medios pacíficos, todas están impulsadas a los temblores por la energía, bien lo ha señalado en sus diversas y profundas obras el asesor en energía de El Pentágono Michael T. Klare.

Pero, desde ya se anuncia a las presentes generaciones de colosales descubrimientos como bosques de diferentes materias primas. Las energías han sufrido tras su anuncio de crecimiento para las próximas décadas un colapso.

Al paso que andamos, antes del año 2040 un crecimiento de habitantes va a rebasar en diez mil millones y el número de medios de transporte de todo tipo alcanzarán la escalofriante cifra de tres mil quinientos millones de unidades, esto pone al planeta en un abismo hacia el escalofriante futuro.

Si no pactamos con las más diversas energías irremediablemente vamos al inicio de un cuento que sucedió millones de años atrás cuando la tierra no estaba mecánicamente contaminada y cuando la existencia del hombre era prácticamente reducida. Llegaremos allí por las guerras, estas nos llevarán a las horas de las primeras hogueras, pero esta vez, en vez de ser de madera, será de material contaminado.

Esos tiempos no estarán muy lejos de todos nosotros, nada será o sonará como raro, no, ya todo se ha anunciado, y abran bosques de guerras despilfarrados sobre cualquiera de las maravillas naturales las cuales pasarán a ser prodigios, fenómenos, anómalos tiempos del terror.

Los minerales dejarán de aparecer a flor de tierra. Estamos prontos a ver acabado todo. Ya no será sencillo excavar pues las energías estarán a kilómetros bajo tierra. Pero de quien pretendemos creer que se dedicarán a su extracción, no serán privilegiados, serán los nuevos imperios de la energía.

Cosas tan antiguas podrían sonarnos extrañas en estos tiempos. Podríamos llegar a la sobrevivencia, y los tiempos antiguos podrían aparecer, tal y como fue en el siglo III antes de Jesucristo, cuando Teofrasto, discípulo de Aristóteles mencionaba al mineral Lignito de Elis, utilizado por los herreros griegos.

Pudiéramos volver al tiempo de los romanos cuando manufacturaban carbón por primera vez, esto lo hacían en el Valle de Ebro, en España, para utilizarlo en el tiempo de Quinto Sertorio, en el año setenta y siete antes de Jesucristo.

La tierra seguirá reclamando sus energías, será tan igual como cuando Inglaterra depositó a lo largo del valle del río Hadrian, el combustible necesario para abrigarse en sus permanentes y penosos inviernos.

Todo el ingenio de las máquinas, producto del elfo creador, creadas a partir de la energía contenida en las materias primas que descansaban de manera bruta en los subsuelos no detendrán ni uno de sus pasos, sus nuevos avances continuarán.

Gobiernos enteros seguirán dedicando dineros y poder a las eminencias de las energías, y aun, cuando estas no sean presentadas las mismas permanecerán en sus marcas y volando por sus bolsas de valores.

Todo esto anuncia que subsistirán los problemas por las capturas de las energías. En estos tiempos sin dudas modernos nada habrá cambiado. Pero también en estas alturas en las cuales han tenido que pasar siglos aún no habrá una distribución justa ni menos equilibrada de las energías.

Los esclavos de las energías todavía permanecerán intactos. Su sueño espiritual no terminará saliendo de su automatización. Ya no habrá más aventuras para quienes pensaban como gigantes y únicos dueños de importantes materias primas.

Aun cuando el mundo tal y como se había anunciado siglos atrás continuará siendo más rico para quienes creen tener los genes de esta aventura controlada. Y aun, cuando todas y cada una de las posibilidades son superiores a las de épocas tan antiguas, viviremos en un atraso moderno ante la posibilidad de cerrar los grandes portones de las energías.

Nuevos métodos en su aprovechamiento seguirán rigiéndose desde todo el Norte planetario. De esto, no sacaremos ningún partido ni posibilidades pues no terminarán de introducir la esperada evolución intelectual y el esperado compromiso espiritual por las energías no llegará.

No necesitamos de inmensas centrales eléctricas, menos de grandes refinerías o inundadas represas, no, lo necesario será un verdadero renacimiento de formadores, esto sin la menor duda, esos, que en los siglos XVI y XVII hicieron renacer al mundo occidental, todavía los esperamos en el actual siglo XXI.

Pero no queremos que ellos convierten a nuestro mundo ni a ningún otro en un esperado paraíso, no. Necesitamos un mundo donde se niegue el hambre, donde estallen, pero en risas las ojivas nucleares, acabar con la miseria debe dejar de ser un sofisma. "El mundo está en sólidas manos y todas las fronteras están prácticamente obstruidas". [8]

Un mundo donde los esclavos de las energías nazcan convertidos en una cosa diferente a la guerra por los recursos. Debemos llegar en la filosofía de Gadamer y en la realidad de Zischka a un planeta con menos odios, desesperación y muertes tras el desvelo de las más modernas energías.

Sólo podrá evitarse si se modifican los impulsos competitivos que hoy se dedican a la voracidad en la búsqueda de los principales recursos naturales los cuales no les pertenecen pues desde sus espacios geográficos lo geopolítico no termina por beneficiarlos. Si llegaran a tener éxito en una transición podríamos trazarnos en la paz de una feroz guerra. [9]

Hasta más pronto…

Miguel A. Jaimes N.

venezuela01@gmail.com

https://www.geopoliticapetrolera.com

Junio 2024

Inscrito en la línea de investigación Geopolítica del petróleo, gas, petroquímica y energías.

Postdoctorado.

 


 

[1] Hans—Georg Gadamer. Verdad y Método. España, 2007. Pág. 33.

[2] Ídem, pág. 157.

[3] Ídem, pág. 95.

[4] Ídem, 33.

[5] Anton Zischka. Pasado, presente y futuro de la energía. Desde la fuerza motriz humana hasta la energía atómica. España 1961. Págs. 70 y 71.

[6] Ídem. Pág. 89.

[7] Ídem. Pág. 182.

[8] Ídem. Pág. 436.

[9] Michael T. Klare. Pág. 358.

BIBLIOGRAFÍA

Michael T. Klare. Planeta sediento. Recursos menguantes. España, 2008.

Hans—Georg Gadamer. Verdad y método. España, 2007.

Anton Zischka. Pasado, presente y futuro de la energía. España, 1961.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Dr. Miguel A. Jaimes N.


Hasta más pronto...



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