Hablemos de nuestra historia. De la Carta de Jamaica se pudiera advertir el peligro de regresar el ALCA (VI)

Miércoles, 26/06/2024 11:13 PM

Nota: Para qué sirva de referencia al lector, en esta serie de artículos sobre la historia de Venezuela y particularmente acerca de la Carta de Jamaica, dado que hacemos referencia al proyecto estadounidense del ALCA, pondremos el siguiente texto acerco de que este proyecto significa a manera de recordatorio:

A pesar de la palabrería neoliberal que lo presenta como un virtuoso esquema de integración comercial, el ALCA es mucho más que eso. Es la culminación de un secular proyecto de dominación continental, la realización práctica de las ideas forjadas en 1823 (¡un año antes de la batalla de Ayacucho, que puso fin al proceso emancipador en Sudamérica!) por quien fuera el quinto Presidente de EE UU, James Monroe, y sintetizadas en la doctrina que lleva su nombre. El ALCA es el postrero triunfo del monroísmo, disimulado bajo los mantos engañosos de una simple integración comercial.

El exsecretario de Estado del "gobierno norteamericano, Colin Powell, decía que: «nuestro objetivo es garantizar para las empresas norteamericanas el control de un territorio que se extiende desde el Ártico hasta la Antártica y el libre acceso sin ninguna clase de obstáculo de nuestros productos, servicios, tecnologías y capitales a un mercado único de más de 800 millones de personas, con una renta total superior a los 11 billones de dólares». Atilio Borón

https://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1012-25082004000200003

Con esta entrega, la VI, ponemos punto final a este trabajo.

Cuando Bolívar, luego, el 15 de febrero de 1819, pronuncie el Discurso de Angostura, ante la instalación del segundo congreso de la república, volverá a proponer esas mismas cosas, lo que ha sido su proyecto político:

"¡Dichoso el ciudadano que bajo el escudo de las armas de su mando ha convocado la Soberanía Nacional para que ejerza su voluntad absoluta!"

Y como lo ha venido diciendo desde 1812, cuando escribió el "Manifiesto de Cartagena", dirá:

"Cuanto más admiro la excelencia de la Constitución Federal de Venezuela –se refiere a la de 1811 – tanto más me persuado de la imposibilidad de su aplicación en nuestro estado".

Pero antes de eso, hemos llegado el 31 de diciembre de 1816 a Barcelona. Bolívar pasó por Margarita procedente de Haití, viene con un importante armamento para la continuación de sus planes. Como en el pasado, pretende insistir en llegar a Caracas, allí hacerse fuerte y solicitar la buena voluntad de los pueblos del mundo que reconozcan la república de Venezuela y hasta procedan a prestarle ayuda.

Mientras culmina los preparativos deposita en el Convento barcelonés el parque que porta e intenta convencer a oficiales patriotas, sobre todo del bando oriental que andan en campaña por los alrededores, para le acompañen en su empeño. Esa había sido siempre la aspiración del Libertador; Caracas se le había vuelto una obsesión. En este momento se me ocurre invitarles a leer mis trabajos sobre "Eulalia Buroz" y de "Barcelona a San Félix", en los cuales se trata de esos acontecimientos.

El fracaso de sus primeros escarceos militares con el fin de dar inicio a su campaña, el desastre de Aldama contra los defensores de la "Casa Fuerte", la derrota de "Aragua de Barcelona", las nuevas desavenencias con los generales Santiago Mariño y José Francisco Bermúdez y la entrevista con Piar, quien habiendo sido invitado por el Libertador para le acompañase hacia Caracas, le expuso el plan de la toma de Guayan, hacen que Bolívar cambie sus planes y por su lado se enrumbe hacia la misteriosa región de Venezuela.

"Una temprana obsesión por Guayana de los patriotas orientales" se llama un trabajo nuestro. Desde los primeros días de caída la "Primera República", los guerrilleros del llano oriental que subsistían en pequeños grupos entre morichales y a las orillas de los ríos, soñaron y hasta intentaron tomar Guayana. Era ella una casi inexpugnable plaza, siempre en manos de los españoles, donde los hechos posteriores al 19 de abril de 1810 no tuvieron eco alguno y los españoles pudieron tener una segura retaguardia, que hacía expedito y segura la comunicación con el mundo exterior a través de los ríos, suministraba alimentos en grandes cantidades, adquirir armamentos y permitía descansar las tropas sin contratiempo alguno y curar con tranquilidad los heridos y hasta poseer espacios para reparar las armas. El río Orinoco servía de protección segura de las fuerzas que pretendiesen invadir desde la parte norte, procedentes de los llanos, donde los guerrilleros heroicos de Venezuela habían establecido un sólido dominio, sólo interrumpido a veces.

Años más tarde, cuando estemos en pleno desarrollo de la Guerra Federal, los adversarios del federalismo, dirigidos por Juan Bautista Dalla Acosta, usarán la barrera del río justamente para defenderse de las amenazas de ataques e invasiones del Ejército Federal comandado por los generales Juan Antonio Sotillo y su hijo Miguel.

Uno no sabría en este momento decir nada que pudo más en la decisión de Bolívar de incursionar primero por Guayana, no entorpecer el proyecto de Piar quien le puso Angostura a sus pies, si la convincente argumentación del curazoleño o las dificultades por las que atravesaba después de los acontecimientos antes mencionados. Lo importante es que llegaron a Angostura y dos años después pudieron reunir el segundo Congreso de Venezuela, diseñar la Gran Colombia, e iniciar la colosal "Campaña del Sur". Sin olvidar que en el curso de los acontecimientos, se produjo la trascendente y controversial decisión que concluyó con el fusilamiento del General Manuel Francisco Piar Gómez, el héroe de la "Campaña de Angostura".

Bolívar dijo en "La Carta de Jamaica":

"Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Mundo Nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los diferentes estados que hayan de formarse, más no es posible………diversos factores dividen a la América".

He aquí la propuesta central del pensamiento latinoamericanista de Bolívar, la creación de la patria grande a partir de las colonias antes españolas, de "todo el Mundo Nuevo". Idea que viene desarrollándose desde la elaboración del "Manifiesto de Cartagena", de conocimientos que tiene de la historia antigua y de la comprensión de las leyes de la economía que comporta el liberalismo económico y la perspicaz observación que le ha permitido comprender que el crecimiento del bloque del norte significa un enorme desafío para las "antiguas colonias españolas".

Por eso esa nación nueva, grande y poderosa habrá de formarse uniendo a quienes tienen un mismo "origen, una lengua, unas costumbres y una religión". No hay en eso duda alguna, por eso cuando convoque el congreso de Panamá partirá de las mismas condiciones y no de otras. La presencia del norte rompería el significado histórico del bloque.

Por lo anterior y no otras razones, expresa en la carta que continuamos estudiando:

"¡Qué bello sería que el Istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el Corinto para los griegos!

Ojalá que algún día tengamos la fortuna de instalar allí un augusto congreso.

Esta especie de corporación podrá tener lugar en alguna época dichosa de nuestra nación".

¿Qué significa la invocación relacionada con los Istmos de Panamá y Corinto? Es muy importante que cualquier joven se interrogue sobre eso y no deje el párrafo en un apartado y hasta oscuro rincón como las cosas que se desechan por inútiles o sin significado alguno. No fue esa una frase puesta allí para embellecer el discurso.

Los griegos no formaban naciones. Eran ciudades Estados. Como Esparta, Atenas, Corinto, etc. Se mostraban débiles frente a los avatares de aquellos tiempos, pese a su enorme aporte cultural y sus viejas glorias. Entonces, Filipo II, rey de Macedonia en el siglo IV a. de C., convocó a los pueblos griegos al Congreso de Corinto en el año 338 a. de C. y constituyó "La Federación de Estados Griegos" o "Liga de Corinto", lo que terminó convirtiéndose en una gran potencia de su tiempo y luego en el "Gran Imperio Macedónico", conducido por Alejandro Magno, el hijo de aquel Filipo II.

Por esto mismo. El Libertador clama:

"Cuando seamos fuertes por la unión entonces las ciencias y las artes que nacieron en el oriente y han ilustrado la Europa, volarán a Colombia libre, que las convidará con un asilo".

Ese era y es el pensamiento bolivariano; nos unimos o perecemos, pensó él, bajo las garras del liberalismo económico, del cual se liberaron los Estados Unidos por la guerra contra Inglaterra por la independencia y luego con la de Secesión conducida por Abraham Lincoln. Sólo que ahora han cambiado las circunstancias, quien amenaza a esta parte de América, la antes española con asumirla como su patio trasero para aplicarle aquel plan de liberalismo y consumirla a la condición de mano de obra barata y productora de materias primas, como antes lo hizo España, es Estados Unidos de América, quien fue víctima del mismo plan. Bolívar lo sabe, es la dinámica y lógica del sistema que crece y se desarrolla rápidamente. No hacía falta que nadie lo declarase.

Más tarde, ya en 1829, sin que mediaran las circunstancias políticas que le obligaban en 1815 y aún años después, a mantenerse discreto, dirá en carta al coronel Patricio Campbell, embajador Inglés en Norteamérica:

"Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia a plagar a América de miseria en nombre de la libertad".

¿No es acaso la palabra libertad la significación de las francesas Laissez Faire, Laissez Passer, del liberalismo económico?

¿Pero libertad para quién? ¿Para que los fuertes opriman a los débiles? ¿No es el mismo llamado a levantar las barreras económicas, las imposiciones aduaneras, para que el "tiburón se coma la sardina", como años más tarde diría el presidente Juan José Arévalo? ¿No es prédica a la que años más tarde, en pleno siglo XX y todavía en el XXI se volverá sobre nosotros con el atractivo y engañoso nombre de ALCA? Ese es el sentido de la palabra libertad en las sabias de Bolívar en la carta al embajador inglés.

Claro, en nuestro tiempo, el capitalismo está en lo que Lenin llamó la fase imperialista. La formación de grandes monopolios y la exportación de capitales, fenómenos que Bolívar no pudo estudiar porque fueron ajenos a su tiempo, pero sí pudo percibir la tendencia al desarrollo y crecimiento de bloques que terminarían engulléndose a los más débiles con sus fuerzas militares, sus mercancías salidas de sus ya gigantescos talleres nacidos de la Revolución Industrial y en donde nuestros pueblo, como ya lo dijo el propio Bolívar, sólo serían suministradores de materias primas y mano de obra barata. Por eso aquella prédica de unidad y la expresión en la carta dirigida al coronel Campbell.

Razón le sobra a Rafael Correa al decir que Bolívar "pensaba en siglos y miraba en continentes".

Pero en buena medida, observando cómo se va desarrollando el pensamiento bolivariano hasta llegar a 1829 y pensando en la Venezuela de ahora, vale la pena, sólo por dejar una sentencia que pudiera servir para conservar la sensatez, ocurrir al poema de Antonio Machado:

"Caminante, son tus huellas

el camino y nada más;

se hace camino al andar.

Al andar se hace camino,

y al volver la vista atrás

se ve la senda que nunca

se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino

sino estelas en la mar.

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