Todo indica que el madurismo perderá la carrera electoral en Venezuela y en palabras de mi abuela "Gracias a Dios". Mi abuela es mi último antecedente religioso y católico, lo cierto es que estos días de menores dificultades que en el 2016 y 2017 la vida en el país sigue siendo difícil y uno de los corredores en una carrera donde hay dos corredores que son los favoritos uno de ellos el que tuvo las ventajas de ser quien impuso los jueces, determinar cómo y cuándo se debía correr, con cuál calzado, con cuales recursos en medio de la carrera misma.
La realidad se les fue encima y uno de los corredores no tuvo la fortuna de la fanaticada y tampoco de la astucia del otro, uno tenía puerta franca para rehidratarse y al otro le detenían a quien le sirviera un vaso de agua, a uno le trancaron el camino y al otro lo llevaban en avión, sin embargo uno de los corredores despuntaba desde el principio, de nada valían los clavos en el carril, los obstáculos plantados en medio de la carrera, los jueces de pista comprados o al servicio de uno de los corredores, el grandote se notaba exhausto, torpe, simple, sin ánimo, el público lo abuchea y su entrenador principal estaba entre ser un caradura o una plañidera.
Yo decidí llevar mi gota de agua al corredor acosado y perseguido, a quien le inventan tenebrosas historias, a quien atacan los comentaristas de los canales oficiales a ese le apuesto lo poco que me van dejando los que se creen dueños de la pista, y que no le quedó otro camino que competir, en la preparación los amigos del corredor había tratado mal a los trabajadores del campo de prácticas les pagaban el peor sueldo del mundo deportivo, se notaba que los que estaban su alrededor gastan todo el presupuesto de la pista en banquetes solo para los predestinados o seleccionados por el corredor, no importaba cuanto llegaba a las arcas del corredor gordo y alto, todo desaparecía.
La realidad es que no solo era una derrota en las arcas también el corredor gordo y alto sabía que entregaba de cuando en cuando unas bolsas de supervivencia, ir y aplaudir al corredor físicamente menos alto significaba un gran riesgo si se nos ocurría entregarle un raspado de limón los adeptos al corredor gordo y alto se tomarían la libertad de cortar el árbol, no si antes ponerle sal a la tierra donde estuvo sembrado el limonero.
La realidad se fue imponiendo y se impone después de muchos años la astucia de Tío Conejo se impuso a Tío Tigre, de poco o nada sirvieron la fuerza descomunal del felino que ya vivía acostado, ya solo había engordado plácidamente con unos cómplices que le servían abyectamente, que castigaban de manera inclemente a quien osara emitir un murmullo que el competidor alto y gordo sintiera o percibiera sospechoso.
La carrera ya va culminando, el corredor alto y gordo envió a emisarios a insultar e intentar vapulear a su rival, de nada le valen las artimañas y que el corredor a quien le va el público se va dejando atrás al gordo y alto, ya a los comentaristas oficiales se les va secando la garganta, van buscando algunas salidas para llegar rápidamente a la meta violando o pasándose por alto todos los reglamentos de la carrera.
El corredor alto y gordo va dejando el bofe, los entrenadores le gritan "aguanta" mientras a espaldas se ríen del alto y gordo corredor que no sabe dar un paso sin tropezar con una mirada, con un murmullo "va a perder, ese pollo ya no pica". Los pueblos van por ahí a celebrar la derrota del gordo y alto, es el fin de uno de esos que va diciendo como el corredor alto y gordo "Ganamos por las buenas o por las malas" Simplemente perdieron por las buenas. Gracias a Dios como decía mi abuela.