Eso de ser monotemático también es un problema de percepción. Mucha gente percibe que es aburrido tratar sobre un mismo asunto, sin ver más allá, sin leer o sin ir a los argumentos. Pero todos somos monotemáticos, todos insistimos con nuestros propios asuntos, lo que pasa es que hay que saber leer. El béisbol, por ejemplo. El que se emociona con los logros de Altuve se emociona también con todos los demás logros ajenos que les simpatizan. Pero el béisbol se puede usar perfectamente como un símil de la vida, lo mismo pasa con el fútbol. Son dos temas tratados en distintas maneras de ser obsesivo, tercos con uno mismo asunto. Nuestra obsesión monotemática somos nosotros mismos. Pero hay que reconocerlo.
En Aporrea a quienes escriben como periodistas profesionales, de cualquier tema; ese es su tema, ser visto como periodista, sus "reportajes" quizás sean poco originales, pero es su asunto. Hay quienes se dedican a denunciar abusos y fallas en los servicios públicos. Otros, a defender a los campesinos. Otros, los precios del Café. Otros, los patrimonios nacionales. Otros, exponen sus día a día en un diario. Otros hacen de historiadores. Otros, escriben para drenar tensiones y rabias. Otros, defienden al gobierno. Otros hacen filosofía. Otros, psicología. Sin embargo, todo el que escribe, por las razones que sea, tiene por lo menos un lector que valida el esfuerzo. Todo el mundo tiene derecho a mostrar sus obsesiones, y debe hacerlo, así lo persigan y lo censuren.
Siempre se aprende algo de escribir y del otro que escribe, es un acto valiente, testimonio de lo que somos. Creo que el amigo que nos llamó monotemáticos dio en el clavo con lo propio y esencial de la escritura: las obsesiones.
VIVA CHÁVEZ!!!