Desde mucho tiempo atrás, quizás del 2005 en adelante, la oposición fascista tiene la fijación o más bien la manía, la obsesión, de gritar fraude el día de las elecciones, y con más locura cuando el CNE emite el primer boletín con la tendencia irreversible que el ganador es el candidato del pueblo y de la revolución.
La locura se desata y llaman a la violencia, a descocer los resultados del ente comicial. Saben desde hace tiempo que no tienen pueblo, que tampoco tienen calle y mucho menos que un grupo de facinerosos van a cambiar la decisión mayoritaria del pueblo.
Equivocada esta esa oposición violenta y la no violenta que supone que mujeres, hombres y la juventud la va a acompañar en una guerra entre hermanas y hermanos. No, el pueblo quiere paz, progreso, bienestar. No van a engañar a la mayoría con promesas de bien común cuando fue esa oposición apátrida la que solicitó el Bloqueo Económico, Comercial y Financiero y las Medidas Coercitivas Unilaterales (MCU) ante el imperialismo yanqui y la Unión Europea.
Aun cuenta el fascismo con algunos "periodistas" sin ética, fáciles de comprar o venderse ante los apátridas que creen que tienen poder de convencimiento para que salgan a la calle a perturbar la paz de nuestra patria. La guerra mediática es permanente a través de las redes digitales donde difunden noticias falsas, rumores e informaciones tendenciosas. La estos palangristas recibieron dinero e instrucciones de Leopoldo López y del Comando de Campaña fascista para desinformar a la opinión pública nacional e internacional sobre el supuesto fraude electoral.
La unión cívico-militar y policial ya está en cuenta de los llamados a la violencia de esa oposición que perderá de calle las elecciones presidenciales este 28 de julio.
Hay que estar preparado para defender el voto y la paz. No hay que perder de vista a las y los violentos.