El enfriamiento diplomático internacional, tiende a consolidar la visión de bloques políticos excluyentes, representados en América Latina por Bolivia, Brasil y Argentina. Son posiciones políticas conjuntas que se anexionaron en un plan oscurantista, desde la época de Barak Hussein Obama, se desempacaron un conjunto de acciones para lograr que las cancillerías aseguranse la oxigenación de posiciones encontradas.
En la época del comandante Chávez Frías, se tuvo oportunidad de distinguir discursos radicales de acciones moderadas dadas en temas por temas. El hecho en sí, es que todo depende de una agenda política.
De todas maneras, las relaciones entre Bolivia y Estados Unidos de Norteamérica- Canadá han pasado por su peor momento con Relación a las visiones hemisféricas y el control de las minas en el altiplano andino y de Venezuela con el petróleo y gas. Los cambios han sido muy graduales, y el liberalismo formal, ya se respira en Venezuela y el gobierno de La Paz. Con los norteamericanos.
En Washington hay claras señales hacía un cambio, porque hemos tenido décadas de experiencias negativas con acciones unilaterales y percepciones de Joe Biden como presidente, se le viene dando importancia al control del mercado al consumo, y las políticas de control de oferta, sin resultados en el terreno político. Es un patrón para el mercado consumidor a contrapelo de las ganancias de los zares.
Desde Barak, hasta el tiempo presente hay una precariedad en el intercambio de opiniones, para que, el continente sureño deje los conflictos entre hermanos de los países internos y, se logre una nueva narrativa, en cuanto a la continuidad de los mandatos de cada presidente.
Lo que viene ocurriendo, es un apego político a un sistema democrático, que ya resulta dudoso, y se desoyó una diversidad de criterios, cuando hubo algunas consultas para darle más poder al Estado, en cuanto al ala empresarial y militar. Lo que sucede con el Sur, es que se ha de restaurar todo un sistema político y, cerrar los episodios de adversidad en cuanto a los derechos fundamentales de la nación.
Hay presión en Sudamérica, porque el músculo de la diplomacia estadounidense, no ha sabido obturar cualquier intento de abandono de la cautelosa posición de Joe Biden, frente a los gobiernos de facto ocurridos en la llamada ruta democrática protagonizada por la Nueva Izquierda, que nos hace recordar al ex ministro Toni Blair.
La Nueva Izquierda, es un nuevo estilo de hacer política, dejando atrás los esquemas dogmatizadores de los politiqueros, que desconocen en sí, lo referente a la Academia y los estudios referenciales al campo diplomático y la ideología.