"Llegamos al llegadero" es una frase que forma parte de las conversaciones de vecinos y amigos, en las ciudades de los andes venezolanos, con la cual se quiere decir que se ha arribado al final del camino transitado. Pero, tiene también el significado de ser una advertencia, para señalar que te estás extralimitando en la valoración, o lo que dices, de una persona. No te pases es la expresión más común ante esta última situación.
El venidero 28 de julio se realizará el trigésimo segundo proceso electoral en estos veinticinco años de democracia participativa y protagónica. Proceso electoral presidencial que, a decir verdad, se inició lleno de enormes expectativas e interrogantes. La guerra y el bloqueo económico, las medidas coercitivas unilaterales, los innumerables actos de desestabilización política, terrorismo y magnicidio a que hemos sido sometidos, lograron su objetivo: llenaron de incertidumbre, dudas y contrariedades, a importantes sectores de la población venezolana. La Revolución Bolivariana y el gobierno del Presidente Nicolás Maduro, fueron sometidos al más más feroz juicio de la "Santa Inquisición" por los sectores de la derecha apátrida y fascista de nuestro país. Los gobiernos supremacistas de Estados Unidos; de su nuevo patio trasero la Unión Europea; y, los lacayos en nuestro hemisferio agrupados en el llamado cartel de Lima, conformaron la banda ejecutora de los planes para el derrocamiento del gobierno nacional e impedir nuestro proceso de transformación Revolucionaria.
Al Presidente Nicolás Maduro le ha tocado navegar en aguas de enorme turbulencia. Conocedor de la forma de pensar, sentir y actuar; de las expectativas y logros; del potencial creador, imaginativo y emprendedor del venezolano. Sabiendo que somos un pueblo que no le teme a la adversidad, no se entrega ante ella; que siempre piensa en positivo, por muy profundas que sean las huellas dejadas por los momentos difíciles. Convencido de que esta era una situación circunstancial que, como cualquier otro estado de crisis, podía ser superada. Con la mayor inteligencia, audacia y valentía, logró sacar a nuestra Patria de la tempestad.
Haberlo logrado no fue una tarea fácil. No bastaba con querer hacerlo, había que saber cómo hacerlo y para qué hacerlo. Y, allí estuvo la clave para alcanzar tan complejo y difícil propósito. El Presidente Nicolás Maduro demostró ser un profundo conocedor de la realidad política, económica, social y cultural de nuestro país. Sabía de qué estaba hecha y cómo se hizo. Sabía que significa ser venezolano. Demostró ser, igualmente, un profundo conocedor del pueblo venezolano, de allí viene, con él ha convivido siempre; y, esto no es cualquier cosa. Conocer al pueblo es un requisito indispensable para el ejercicio de la política en esta nueva Venezuela.
Los venezolanos hemos entendido que la Venezuela del presente es otra. Imaginamos y construimos un modelo de sociedad y un modelo de crecimiento, orientado a la satisfacción de las necesidades materiales y espirituales del pueblo venezolano, guiado por una nueva racionalidad económica, una economía para la vida; que, no está "empujado sonámbulamente por una dialéctica de necesidades errantes y fuerzas ciegas".
Es por ello que, los logros alcanzados en el año 2023, no hay lugar a dudas, fueron superiores a los del 2022; los de este primer semestre del 2024, se nos muestran superiores a los de esos años. El éxito de las políticas diseñadas a partir de las propuestas de renovación y redimensionamiento de la Revolución Bolivariana emprendidas desde mayo del 2022, nos han abierto nuevos horizontes; nos están permitiendo la profundización de nuestras relaciones con los países aliados; pero, al mismo tiempo, el restablecimiento de relaciones diplomáticas y comerciales con algunas naciones que se sumaron al bloqueo impuesto por los gobiernos supremacistas de EEUU. La recuperación de PDVSA es un hecho irreversible. Nuestro aparato productivo se está reactivando. Se ha redimensionado la relación política con el movimiento popular, con el poder popular; como ha dicho el Presidente Nicolás Maduro, hoy tenemos un pueblo activado en su comunidad.
Pero, sobre todo, los venezolanos hoy vivimos en paz. La fraternidad es el símbolo de las relaciones entre "paisanos y amigos". La familia vuelve a ser el núcleo fundamental de la sociedad. Los venezolanos nos estamos reencontrando llenos de alegría. El odio está siendo derrotado como conducta política. El tiempo por venir se nos presenta con mayores esperanzas y libertad de acción. Por ello afirmamos que, la incertidumbre ha sido superada. Y, ello ha sido posible porque los planes de redimensionamiento integral de nuestra formación social los estamos enfrentando con optimismo realista.
Hacemos de él un proceso de transformación que supera cualquier consideración inmediatista. Por tanto, lo entendemos como un modelo en construcción, como un proceso histórico a partir del cual nos proponemos construir un modelo de sociedad nuevo. Un nuevo Proyecto Nacional. Más eficiente que el capitalismo en la generación y distribución de la riqueza nacional. Proyecto que, como modelo de sociedad y crecimiento, está orientado a la satisfacción de las necesidades, materiales y espirituales del pueblo venezolano; ya que, está guiada por una nueva racionalidad económica, política, social y cultural.
Ese es el sentido que tienen los Siete Objetivos para la Transformación (7T) propuestos por el Presidente Nicolás Maduro el pasado 15 de enero, ante la Asamblea Nacional. Y que, según ha dicho el mandatario nacional, son Siete Transformaciones diseñadas para consolidar el modelo social de inclusión, democracia y justicia; para redimensionar nuestro aparato productivo; alcanzar la independencia plena; construir la paz, seguridad e integridad territorial; acelerar la recuperación del Estado de Bienestar, las Misiones y Grandes Misiones; avanzar en un profundo proceso de repolitización de la sociedad venezolana para consolidar la democracia participativa y protagónica; enfrentar la crisis climática como un problema integral; y, lograr la inserción y liderazgo de Venezuela en la nueva configuración mundial.
Bajo la Presidencia de Nicolás Maduro los venezolanos somos los padres de muestro futuro. Hacer del pueblo el sujeto histórico creador y conductor de su futuro es la estructuración de un nuevo modelo de civilizatorio. Y, ese es el propósito fundamental de la Revolución Bolivariana.
Como usted ve, mi estimado lector, las diferencias que nos separan de la derecha apátrida y fascista comandada por María Corina y su arlequín Edmundo González, son de alta monta. Son dos visiones del país radicalmente distintas. Nosotros estamos construyendo una Venezuela profundamente humanista, en donde impera la justicia social, la libertad, la igualdad, la solidaridad y la cooperación. Ellos, como voceros del imperio y del gran capital internacional, pretenden construir una Venezuela colonia del imperio; restablecer la Venezuela neoliberal que construyeron AD y COPEI durante sus gobiernos; en donde el YO sustituya al NOSOTROS. En fin una Venezuela que en nada es venezolana; y, donde tampoco existe el venezolano.