Durante muchos años fue la muestra artística visual más importante del país, la inauguración era un evento que guardaba majestad. Presidentes, ministros, gobernadores, alcaldes, intelectuales, artistas jóvenes y no tanto, periodistas, críticos se reunían de los pocos momentos en que los cargos no tenían importancia el público solo deseaba deleitarse con lo que estaba frente a sus ojos, deseaba llenar su mirada de formas, colores, dimensiones, profundidades.
Hoy el "saloncito michelenita" pasa por un momento donde para ingresar lo mas importante es pasar la censura, la barrera, la comisión y a los comisarios "políticos" que actúan como un organismo que con un machete va decapitando cualquier pieza que rompa con la "sensibilidad militante" Algunas piezas saltan el ojo escrutador de quienes admiten y algunos casos también premian, estos censores que parecen sacados de un texto de los años del llamado Realismo Socialista" que para muchos ni fue realismo y tampoco fue socialista, aunque también podría su selección tomada de alguna lejana época de aquellos años donde un Estado totalitario determinaba que propuesta artística era degenerada y cual llenaba el espíritu amplio de los hombres de uniforme o de quienes le servían de corifeos. https://historia-arte.com/articulos/arte-degenerado
El saloncito no va más allá (salvo algunas piezas de excepción) de obras donde se trata de congratular con quien manda o de quedar bien con quien gobierna, obras al servicio del partido, de un régimen de cosas que abomina al arte y al artista que disiente. El gobierno viene perdiendo la batalla ética, estética y artística, poco o nada que recuperar de quienes seleccionan y premian, poco o nada a la hora de establecer con ellos un debate acerca de las variables que determinan la aceptación o rechazo a la hora de exhibir en una galería, en un espacio gubernamental. Y salvo contadas excepciones solo el visto bueno del camarada que estuvo de turno ese día puede determinar la suerte de quien intente participar.
Yo solo voy notando y tomando nota y asumo que en un país donde obtener 3 dólares de salario mensual tiene un costo de un mes de trabajo, obtener una importante cantidad de dinero podría hacer realidad aquel viejo dicho "El que paga manda". La vida me viene señalando y haciendo comprender que, a través del pincel y el cincel, se puede pasar por alto a Pinochet o a cualquier otro que sea un homónimo espiritual del dictador chileno.
La realidad arropa y desarropa nos deja a oscuras o ciegos por tanta luz, pero en la realidad actual venezolana los valores estéticos del siglo XXI muchas veces no se están presentando en galerías administradas con criterios casi marciales, policiales o cívicos, quien tenga cierta mirada más allá de lo complaciente, de lo evidentemente oportunistamente panfletario, o rebeldemente asimilado en el discurso oficial. Tendrá que ver como los centros de formación artística (Carabobo es ejemplo) están y sufren un estado de increíble abandono, escuelas de artes plásticas, escuelas de teatro, escuelas de música, casas de cultura.
Solo quitándose por un momento la venda de los ojos y visitando a los artistas podremos ver con deleite (cómo a pesar de los comisarios o secretarios de cultura) Las manifestaciones artísticas sean visuales, sonoras, actorales se salen del control, de la censura y también de la autocensura.
El actual "saloncito michelenita" está montado no para ser la gran confrontación, tampoco para que podamos extasiarnos y percibir la belleza en cada parpadeo. El saloncito está para complacer a quien dirige, a quien manda, a quien ordena. A quién determina QUÉ HACER incluso con la mirada.
Mientras tanto vamos viendo como a la estética franquista, estalinista, madurista la óptica de hombres y mujeres libres la va dejando atrás como un amargo recuerdo. En los años de la dictadura de Pinochet los artistas resistían y resistieron de cien maneras distintas: https://radio.uchile.cl/2018/05/16/la-polemica-y-desconocida-historia-de-los-cheques-de-roberto-matta/
Ya nos estaremos viendo en algún bar Valencia podría ser La Guairita, donde los acercamientos a la ética y a la estética son generalmente enriquecedores del espíritu y la sensibilidad, que en más de una galería de esas que nunca desean quedar mal con quien administra el poder en turno, claro en La Guarita se exalta la belleza más que cualquier comentario o magistral conferencia, charla que podamos escuchar en el MUVA.
"Solía visitar museos, pero ya no lo hago, me da miedo: no hay luz, no hay vigilancia; encontré goteras en el Sofía Ímber. El Teresa Carreño era nuestro orgullo, tenía un telón de boca de Jesús Rafael Soto que desapareció; hoy es un centro que sirve para que Maduro condecore a militares y premie a médicos con dos años de estudio. Es una tragedia la del campo cultural", dice Bélgica Rodríguez." https://www.eluniversal.com.mx/articulo/cultura/artes-visuales/2017/07/19/la-cultura-en-venezuela-entre-censura-y-crisis/