Más allá de las lamentables descalificaciones sin argumentaciones sólidas que se realizaron durante la campaña electoral y las voces agoreras cargadas de un manipulador fatalismo que vendió la perversa idea de que el día domingo 28 de julio del 2024, iban a suspender las elecciones por una especie de combinación macabra: apagones generalizados en todo el país y ataque masivos a los centros electorales por parte de las y los militantes del abstencionismo, lo cual felizmente no ocurrió….
Las elecciones presidenciales en Venezuela, se están desarrollando con total normalidad, en donde las y los enemigos del voto, no lograron su cometido de sabotear el proceso electoral, en todo caso las expectativas están centradas en cuál será la actitud política de los sectores políticos más extremista, si no van reconocer los resultados electorales…
Sin embargo, tanta campaña sucia basada en las descalificaciones, está hecha para ocultar el verdadero debate sobre lo que políticamente se está jugando en Venezuela: o nos mantenemos en paz institucional o nos convertimos en un pais de la violencia y el caos social, lo cual implica otro dilema existencial: seguir siendo un Estado soberano libre, independiente y mantener la integridad territorial o convertirnos en un Estado Libre Asociado de EE. UU y la privatización hasta de la esperanza…