Aunque seguimos afirmando que la clase trabajadora no tuvo candidatos en esta elección presidencial, defendemos el derecho democrático del pueblo a saber cuál fue el verdadero resultado y exigimos que el Consejo Nacional Electoral (CNE) muestre y se auditen los votos, las actas y todos los respaldos de los datos electorales.
Esta es la posición de Marea Socialista, organización venezolana de izquierda, que se opone al gobierno de Nicolás Maduro y el PSUV, e integrante de la agrupación de partidos revolucionarios Liga Internacional Socialista (LIS) sobre el proceso electoral en Venezuela y sus resultados.
Sectores del pueblo venezolano en Caracas y en todo el país han salido a las calles a protestar por lo que sienten como un desconocimiento del voto de la gran mayoría de las electora y electores por parte del gobierno. Hay un reclamo popular generalizado en el país que se expresa con nutridas movilizaciones salidas de los barrios. Defendemos su derecho a manifestar y denunciamos la represión de un gobierno falsamente "revolucionario" que actúa de forma similar a los represores que masacraron al pueblo venezolano un 27 de Febrero de 1989.
Marea Socialista tampoco cree que sean ciertos los resultados dados por el CNE. Lo decimos porque, en primer lugar, lo que se siente y se ve en la calle es predominantemente el malestar con el gobierno de Maduro y el deseo abrumador de salir de la terrible situación en la que ha sumido al pueblo de Venezuela. El CNE no ha presentado actas de votación, se apresuró a dar ganador y proclamar a Nicolás Maduro, sin transparencia alguna en el proceso de totalización de datos y con la Web del ente electoral inaccesible.
El proceso y el sistema electoral mismo en en Venezuela han estado plagados de irregularidades y arbitrariedades desde el principio hasta el final. Aunque se transmite la idea de que las máquinas y su manejo de los datos es "invulnerable", todos sabemos que el gobierno ha venido aplicando una ingeniería electoral caracterizada por la manipulación y el ventajismo, las inhabilitaciones, los impedimentos para legalizar partidos, el secuestro de las organizaciones intervenidas y de sus tarjetas, el uso irregular de recursos públicos por una parcialidad política, la censura y el bloqueo de medios, las persecuciones y encarcelamientos...
No se trata solamente de la contienda de la derecha gobernante (Maduro, PSUV, militare y-burocracia corrupta) con la derecha tradicional, sino que se lo aplican también a sectores de la clase trabajadora y a organizaciones de izquierda que adoptan posiciones críticas o se oponen a las políticas gubernamentales. A eso se le suman los obstáculos para hacer campaña, las retaliaciones, los chantajes y amenazas a los votantes, especialmente si son trabajadores del sector público o tienen algún tipo de dependencia clientelar respecto al Estado-Gobierno.
Además está el cercenamiento del derecho al voto para millones de migrantes forzosos, venezolanos que están en el exterior y que se fueron golpeados por las políticas del gobierno y enojados con él. Y en el "remate" de las elecciones está el secuestro de cajas de comprobates de votos, secuestro de actas de las mesas y multiples irregularidades que sería largo nombrar. Al final nos dan reportes chimbos y nada confiables que constituyen un arrebato y un irrespeto a las electoras y electores. Por eso a la gente no le cuadra lo que vieron en las mesas y centros electorales con lo que luego fue informado por el CNE.
El pueblo tiene el derecho constitucional a corroborar esto, a cerciorarse de cómo fueron tratados sus votos y a hacerlos respetar. Exijamos transparecia: hay que defender el derecho del pueblo a que se conozcan y respeten sus votos reales. No lo decimos por defender votos a favor de una derecha a la que se sabe que adversamos, sino a favor de que el pueblo tenga acceso a información electoral fidedigna y puedaejercer cabalmente su voto, por una cuestión elemental de libertades democráticas. Por eso decimos que se precisa una profunda auditoría electoral con participación ciudadana que verifique los resultados, lo cual también es un derecho constitucional.
Al mismo tiempo reiteramos que para nosotros la clase trabajadora no tuvo candidatos en estas elecciones; ninguna candidatora representó fielmente sus intereses y que la dos candidaturas polarizadas son ambas de derecha, antiobreras y capitalistas. El candidato del gobierno es el destructor de las mejores conquistas y derechos logrados con la revolución bolivariana, aplica una política antiobrera, de derecha, autoritaria, que para nada tiene que ver con el socialismo y además, tampoco es realmente antiimperialista, sino que está alineado con otras potencias capitalistas en disputa con los EEUU. (Rusia, China, etc.). Maduro expresa los intereses de una nueva lumpenburguesía que vive del desfalco del Estado. Mientras que María Corina Machado representa a la burguesía tradicional y a los grandes empresarios privados, que le disputan el poder político al "chavismo" madurista pero se benefician de sus políticas con la explotación de una mano de obra ultrabarata o prácticamente semiesclava que ha sido despojada del salario (y eso no es lo que quieren resolver aunque hagan vagas promesas electorales oportunistas).
Estando el pueblo en la calle para defender su voto, estamos al lado de su reclamo democrático, pero a la vez, marcamos distancia con las direcciones políticas que presenden manipularlo o usarlo como "carne de cañon". Hemos visto como el mensaje de Edmundo González y a María Corina apela en primer lugar a los militares, como buscando un pronunciamiento de la Fuerza Armada y la respuesta popular se les ha venido escapando de las manos.
Gobiernen unos u otros, desde Marea insistimos en la organización autónoma del pueblo sin patronos, sin burócratas y sin corruptos. Hemos dicho que es una ilusión pensar que la "salida" o solución frente al gobierno autoritario de Maduro vendrá de la oposición de esa derecha tradicional cuyos antecedentes conocemos Aunque le pelean el poder a Maduro se sienten cómodos con las políticas que han descargado la crisis sobre los trabajadores y las apoyan. Maduro hizo lo que ellos siempre quisieron hacer. No vendrán de ahí las verdaderas soluciones que la clase trabajadora necesita. Sí no tenemos organización, conciencia y fuerza como clase no tendremos oportunidad y por eso no podemos seguir en política a los que nos someten desde el gobierno o nos explotan en las fábricas y centros de trabajo.
A partir del reclamo con el que sale hoy el pueblo a la calle por las libertades democráticas y el respeto a su voto, sigamos acumulando fuerzas en la lucha por nuestros derechos, con unidad, conciencia e independencia de clase.
Marea Socialista ha venido impulsando la articulación unitaria de fuerzas obreras, sindicales, de activistas defensores de derechos y de organizaciones políticas que nos hemos agrupado en el Encuentro por la Defensa de los Derechos del Pueblo (PPT-APR, PSL, LTS, PCV-Dignidad) y en el proceso electoral asumimos con varios de estos factores la campaña La Clase Trabajadora No Tiene Candidato – Voto Nulo. Con el Encuentro por los Derechos del Pueblo presentamos propuestas comunes en varios puntos y organizamos protestas unitarias por el salario, por la libertad de trabajadores presos por luchar, contra la corrupción o en solidaridad con el pueblo palestino, por ejemplo. Apuntamos al sostenimiento y desarrollo de estas alianzas para la unidad de acción por los derechos laborales, sociales y democráticos del pueblo venezolano.
Llamamos a confiar sólo en la movilización de los trabajadores y el pueblo explotado, y a continuar la lucha para recuperar los derechos arrebatados, sin creer en burócratas, patronos y corruptos.
Construyamos nuestra propia herramienta política sin vender la conciencia a ninguna de las dos derechas antiobreras que pugnan por el poder y los recursos.
Levantemos democráticamente nuestro plan de lucha por nuestras reivindicaciones, derechos y libertades.
La clase trabajadora y los sectores populares necesitan su propia fuerza tanto frente al gobierno hambreador y autoritario de Maduro como de los partidos y dirigentes de la Derecha Capitalista que también son verdugos disfrazados de "salvadores".